Puerto Príncipe, 6 abr – El sistema sanitario de Haití se enfrenta a un caos sin precedentes producto de la violencia de las bandas armadas, que no han excluido de sus objetivos hospitales y farmacias, que destruyen, saquean e incendian como parte de su estrategia de terror.
La acción de las pandillas, además de generar el éxodo de la población de diversas áreas del centro de la capital, han causado la paralización de la actividad en centros de salud públicos y privados que atendían a los más pobres y desfavorecidos.
El mayor hospital público del país, el Hôpital Général, fue ocupado durante varias horas por bandas armadas, acción que se suma al incendio de comisarías y dependencias policiales, al asalto a las dos mayores prisiones del país y a los intentos de tomar el control del Palacio Nacional.
El sistema sanitario agoniza
«Es una situación catastrófica. Asistimos a la destrucción sistemática del Estado-nación. Es la primera vez en la historia de Haití que grupos de bandidos deciden poner fin a la existencia de un país. Esta destrucción es algo que nadie podrá reconstruir», declaró a EFE el doctor Ronald Laroche, director de una red de al menos 20 centros médicos en todo Haití.
El empresario dijo que le entristece ver que aún no se ha producido un levantamiento nacional ante esta situación y que los haitianos no acaban de ser conscientes de la dimensión de la catástrofe. «No tengo la impresión de que el mensaje haya llegado con suficiente claridad. El país está destruido», añadió el médico.
La situación actual, con hospitales cerrados y los laboratorios produciendo medicamentos con gran lentitud, afecta a un sistema sanitario ya deficiente de por sí, afectado por el éxodo masivo de médicos, enfermeros y farmacéuticos.
De hecho, el personal sanitario también es víctima de secuestros, y la falta generalizada de seguridad le impide acudir a los hospitales de la región de Puerto Príncipe, que está bajo control de las bandas que en un 80 % y donde vive un tercio de la población.
El deterioro del sector sanitario, que comenzó en 2018, adquirió una nueva dimensión con el asesinato del presidente Jovenel Moise en julio de 2021, y se ha ido deteriorado hasta llegar a una situación extrema a finales de febrero de 2024 como consecuencia del terror impuesto por grupos armados.
En la región de Puerto Príncipe (ZMPAP) continúan los ataques de bandas a centros sanitarios, lo que restringe aún más el acceso a la atención médica y a los medicamentos.
El sector farmacéutico no se libra
El sector farmacéutico también acusa la escalada de violencia, «hay escasez de medicamentos e insumos médicos. Esta escasez repercutirá en el estado de salud de la población», se quejó el presidente de la Asociación de Farmacéuticos Haitianos (APH), Pierre Hughes Saint Jean, en una entrevista con EFE.
Las personas que padecen enfermedades crónicas no podrán continuar con sus tratamientos por la escasez de medicinas, y las víctimas de accidentes o de heridas de bala tendrán problemas por la falta de material para asistirles, entre otras consecuencias por el farmacéutico.
«Ya teníamos un sistema de salud de rodillas. Un sistema de salud deteriorado y fallido. Y la situación actual lo va a empeorar aún más. Creíamos que no podíamos caer más bajo pero, desgraciadamente, sólo estamos cayendo más hondo», añadió Saint Jean.
Haití cuenta con tres laboratorios de producción de medicamentos que cubren entre el 25 % y el 30 % de las necesidades locales. Uno está cerrado porque la situación actual de la zona en la que se encuentra no permite su funcionamiento, y los otros dos no funcionan a pleno rendimiento, señaló.
Un futuro sombrío
Los hospitales que siguen abiertos están sometidos a una presión considerable, con gran carga de trabajo, como el Hospital Universitario La Paz de Delmas 33, que sigue operativo gracias, entre otras cosas, al apoyo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS), que aporta medicamentos, material médico y combustible.
«Si esta situación continúa, terminaremos con un país clínicamente muerto, porque ya no tendrá recursos para hacerle frente», y mientras el país está desapareciendo «los políticos de sillón no se dan cuenta de que están perdiendo Haití por completo», afirmó el director de la red de hospitales DASH, Ronald Laroche.
Para reconstruir hospitales y escuelas será necesaria una ayuda internacional masiva, puesto que «los bancos de Haití no podrán financiar el comercio y la industria, la construcción de hoteles y hospitales. Nos enfrentamos a una catástrofe inimaginable», afirmó.
Milo Milfort
EFE