Antioquia, Colombia, 6 diciembre de 2024.- El Suroeste del departamento de Antioquia enfrenta un preocupante incremento en las muertes violentas, con un aumento del 6.8% en los homicidios registrados entre el 1 de enero y el 3 de diciembre de 2024, en comparación con el mismo periodo de 2023. Los casos pasaron de 205 a 219, reflejando una alarmante tendencia que no es casual. Municipios tradicionalmente tranquilos, como Pueblorrico, han experimentado un drástico aumento del 1100% en los homicidios.
Para comprender las causas y consecuencias de esta violencia, es esencial analizar los factores que inciden en las dinámicas territoriales de los municipios del Suroeste antioqueño.
La región del Suroeste de Antioquia, con una extensión de cerca de 7,000 km² y compuesta por 23 municipios, se encuentra en una ubicación estratégica. Limita con la cordillera Occidental, el cañón del río Cauca y la cuenca del río San Juan, lo que la convierte en un territorio de gran potencial minero y agrícola, destacándose como productora de café, frutas y productos de pan coger.
Sin embargo, esta estratégica ubicación también ha propiciado el agravamiento de conflictos armados urbanos y socioambientales. La presencia de actividades mineras, especialmente de carbón, oro y arenas gravas, junto con la proliferación de economías ilegales, ha intensificado las dinámicas de violencia y criminalidad en la región.
La violencia y el desplazamiento forzado han sido una constante en el Suroeste de Antioquia, una región profundamente afectada por incursiones paramilitares y guerrilleras que dejaron tras de sí una estela de desapariciones y muertes.
En la actualidad, la zona enfrenta una intensa disputa territorial entre grupos armados ilegales, quienes se enfrentan por el control de corredores de movilidad estratégica, el dominio territorial, el acceso a recursos económicos y diversas economías ilícitas. Estos conflictos se ven exacerbados por el interés que estas estructuras criminales tienen en la riqueza mineral de la región.
La situación se complica aún más durante la temporada de recolección de café, cuando cerca de 80,000 recolectores de diferentes partes del departamento y del país llegan a la región, según las Alertas Tempranas de la Defensoría del Pueblo 044-20 y 013-22. Algunos de estos recolectores enfrentan problemas de consumo de sustancias ilícitas, lo que convierte a la región en un punto de interés estratégico para los grupos armados ilegales, quienes aprovechan esta dinámica para financiar sus actividades criminales.
Suroeste: una zona roja
El análisis de la evolución de los homicidios en los municipios del Suroeste de Antioquia entre 2022 y 2024 refleja un panorama alarmante y diverso en términos de violencia. Las cifras evidencian un aumento significativo en varios municipios, lo que resalta la complejidad del crimen en esta región, fuertemente influenciada por la presencia de actores armados ilegales y el temor que estos generan en la población.
Según datos de la Gobernación de Antioquia, municipios como Ciudad Bolívar, Urrao y Salgar registran las tasas de homicidios más altas de la subregión. En 2024, Ciudad Bolívar reportó 34 homicidios entre enero y diciembre, seguido de Salgar con 28 y Urrao con 25, marcando un incremento considerable respecto a los años anteriores.
En contraste, municipios como Valparaíso y Caramanta se ubican en el extremo opuesto, reportando cero y un homicidio, respectivamente. Esta diferencia resalta la disparidad en los niveles de violencia dentro de la región, una situación que podría estar influenciada por factores como el control territorial de los grupos armados y la eficacia de las instancias de seguridad pública presentes en estos municipios.
Impacto de actores ilegales y necesidad de fortalecer el diálogo con el Gobierno Nacional
El incremento de homicidios en el Suroeste de Antioquia está estrechamente relacionado con la confrontación entre facciones armadas ilegales, especialmente durante la temporada de recolección de café. Este periodo crítico intensifica las disputas territoriales y el control sobre las rutas del narcotráfico y otros negocios ilícitos.
Municipios como Salgar han experimentado un aumento dramático del 180% en los homicidios respecto al año anterior, reflejando no solo un incremento de la violencia, sino también el temor y la inseguridad que afectan gravemente a la población rural.
Las autoridades destacan la urgencia de reforzar las estrategias de seguridad pública y la implementación de proyectos sociales orientados a mitigar los efectos de la violencia y apoyar a las comunidades afectadas. Estas intervenciones deben ser integrales, abordando tanto la mejora en los índices de seguridad como la creación de oportunidades económicas que permitan desvincular a la población del ciclo de violencia y crimen organizado.
El análisis de los homicidios en la región pone en evidencia la complejidad de la problemática de la violencia. Municipios como Ciudad Bolívar y Salgar enfrentan un aumento significativo de homicidios asociados a la actividad de actores ilegales. Sin embargo, localidades que han mostrado una reducción en sus cifras, como Jardín y Andes, demuestran que la intervención efectiva puede generar resultados positivos, siempre que las estrategias sean bien diseñadas y sostenibles en el tiempo.
El análisis de los porcentajes de muertes violentas en el Suroeste de Antioquia, basado en los datos proporcionados por la Gobernación de Antioquia, evidencia un panorama alarmante en varias zonas de la región. Los datos reflejan un incremento generalizado de la violencia en numerosos municipios, que pueden agruparse en tres categorías principales: aquellos con un aumento significativo, los que han registrado una disminución y aquellos cuyas cifras se han mantenido estables.
Municipios con aumento significativo
El panorama en algunos municipios del Suroeste antioqueño es alarmante debido al drástico incremento en los casos de muertes violentas. Pueblorrico, por ejemplo, registra este año un aumento del 1100%, evidenciando dinámicas complejas de violencia en la zona.
De manera similar, otros municipios también reportan aumentos significativos:
- Salgar: +180%
- Hispania: +400%
- Caramanta y Montebello: +100% cada uno
- Titiribí y Betania: +100% y +62.5%, respectivamente
- Concordia: +21.4%
- Ciudad Bolívar: +112.5%
Estos incrementos reflejan las dinámicas de violencia que afectan la región y la necesidad urgente de intervenciones para abordar esta problemática.
Municipios con disminución y estabilidad en las muertes violentas
Algunos municipios del Suroeste antioqueño muestran una tendencia positiva con disminuciones significativas en los casos de muertes violentas:
- Andes: -52.8%
- Fredonia y Jardín: -77.8%
- Amagá: -41.2%
- Venecia y Angelópolis: -41.7% y -20%, respectivamente
- Santa Bárbara: -20%
- Urrao: -10.7%
Por otro lado, algunos municipios mantienen cifras estables sin cambios en los registros de homicidios:
- Betulia y Jericó: Sin variación (0%)
- Valparaíso: Se mantiene con 0 homicidios.
Estas cifras reflejan contrastes importantes en la dinámica de violencia en la región, subrayando la efectividad de ciertas estrategias de seguridad y control en municipios con disminuciones significativas, mientras otros permanecen estables.
Las muertes violentas continúan en el Suroeste antioqueño
El Suroeste antioqueño sigue siendo escenario de actos de violencia que afectan tanto las áreas rurales como urbanas.
En Pueblorrico, el lunes 2 de diciembre, Sergio Mesa Arango, de 25 años, fue asesinado en una zona cercana a la Casa de la Cultura, en plena área urbana del municipio. El homicidio ocurrió pasadas las 8:00 p. m., y la víctima presentaba múltiples impactos de bala en la cabeza y el pecho. La Policía Nacional acordonó el área y dio inicio a las investigaciones para esclarecer el crimen y capturar a los responsables.
En Betania, otro hecho violento tuvo lugar el miércoles 4 de diciembre. Un hombre fue hallado sin vida en la vereda Pedral Arriba, en una vía terciaria cercana a la finca La Gabriela. El cuerpo presentaba múltiples impactos de bala y no portaba documentos ni pertenencias. En el lugar, los investigadores recolectaron cuatro vainillas y tres proyectiles calibre 9 milímetros, que serán sometidos a pruebas balísticas. Este caso, el homicidio número 14 registrado en Betania durante 2024, refleja el alto índice de inseguridad en el municipio.
En Ciudad Bolívar, dos episodios de violencia impactaron al municipio en menos de 24 horas. El primero fue un doble homicidio ocurrido el martes 3 de diciembre en el corregimiento San Bernardo de los Farallones. Los cuerpos de dos hombres fueron encontrados sin vida en un cambuche de una finca cafetera, situada a 20 minutos del casco urbano. Las víctimas, aún sin identificar, presentaban múltiples impactos de bala, y las autoridades presumen que el crimen se ejecutó bajo la modalidad de sicariato.
El segundo caso tuvo lugar el miércoles 4 de diciembre, cuando Deisson Martínez fue ultimado a balazos en el barrio La Ermita, frente al Centro de Protección Social para el Adulto Mayor San Pedro Apóstol. El ataque ocurrió hacia las 6:00 p. m., cuando Martínez transitaba por el sector y fue interceptado por desconocidos que le dispararon tres veces. Este asesinato eleva a 35 la cifra de homicidios en Ciudad Bolívar durante 2024, lo que genera creciente preocupación entre sus habitantes y autoridades locales.
Estos casos reflejan la grave crisis de seguridad que enfrenta el Suroeste antioqueño, afectado por dinámicas territoriales complejas y la acción de grupos armados ilegales.
Análisis y preocupaciones
Las cifras evidencian una preocupante tendencia al alza en la violencia, especialmente en municipios como Pueblorrico y Salgar, que han registrado incrementos desproporcionados. Este fenómeno parece estar relacionado con confrontaciones entre grupos armados ilegales por el control territorial y económico en la región.
En algunos casos, las autoridades locales niegan la gravedad de la situación, aunque las comunidades afectadas son plenamente conscientes del problema. Estas comunidades requieren atención urgente por parte de las instituciones del Estado, no solo en términos de seguridad, sino también mediante la implementación de un diálogo inclusivo con los actores armados ilegales y las comunidades afectadas.
La creación de canales humanitarios y mesas de discusión socioculturales, lideradas por el gobierno, podría ser clave para mitigar la violencia y reducir las cifras alarmantes de homicidios. Al mismo tiempo, es necesario analizar las reducciones de muertes violentas en ciertos municipios, ya que podrían reflejar no solo avances en seguridad, sino también consolidaciones territoriales por parte de grupos armados que buscan estabilizar su control y favorecer una percepción de tranquilidad engañosa.
Escenario de diálogo necesario
Es imperativo establecer espacios de diálogo inclusivo que involucren a los actores armados ilegales y a las comunidades directamente afectadas por la violencia. Las políticas implementadas deben priorizar la participación de todas las partes interesadas, fomentando la construcción de soluciones duraderas que impulsen la estabilidad y seguridad social en la región.
El análisis de las cifras de muertes violentas no solo pone de manifiesto la gravedad de la situación, sino que también subraya la importancia de una acción coordinada entre la comunidad y el gobierno. Abordar los factores estructurales que alimentan la violencia es esencial para avanzar hacia la pacificación y el desarrollo sostenible de las regiones más afectadas.
A.U.