Quito, 7 marzo.- El sector turismo se ha convertido en la última década en un espacio de creciente igualdad y empoderamiento para la mujer ecuatoriana, que poco a poco va encontrado en sus diversas plataformas y empresas un trampolín hacia la alta dirección.
La restauración, hostelería, recreación y entretenimiento, transportes, operación turística y hasta guías, son el entorno de una tendencia en crecimiento que se va abriendo espacio hacia una completa igualdad.
«En ciertos campos operativos están superando», aseveró a Efe Carla Cárdenas, gerente de la empresa municipal Quito Turismo, donde el 80 % del cuerpo directivo son mujeres y un ejemplo sin parangón en Ecuador.
Pero apunta que la brecha sigue estando en los puestos de mando y que «la idea es buscar la paridad también en los rangos de gerencia, que aún son de hombres».
ROMPER EL TECHO DE CRISTAL
La creciente paridad entre hombres y mujeres en Ecuador es un proceso originado en que cada vez hay más mujeres en las universidades, lo que está permitiendo que, poco a poco, vayan conquistando espacios.
Y en el turismo en particular a que «hay horarios rotativos que les permite combinar (su labor profesional con) el rol del hogar», valora la ejecutiva, quien insiste en que es «en los mandos altos donde queda aún una brecha importante» por resolver.
Cárdenas no es la ni la primera mujer en ese cargo, ni tampoco en las altas esferas de este competitivo sector, declarado por el Gobierno nacional como uno de los motores de desarrollo para los próximos años.
También están la actual ministra de Turismo, Rosi Prado, o Gabriela Sommerfeld, gerente general de un exclusivo hotel de Quito y vicepresidenta de la Cámara de Comercio de la capital. Pero hay muchas más.
«Dentro del turismo siempre se ha dado mayor equidad de género, en los diferentes cargos y en los diferentes niveles, por el tipo de tareas y responsabilidades», destaca Sommerfeld, empresaria de 49 años y que ha sido una de las primeras mujeres en el mundo en dirigir una compañía aérea, Aerogal, incorporada en 2013 a Avianca.
Sommerfeld cree que no hay impedimento para que la mujer llegue a altos cargos y sea parte de juntas directivas, siempre y cuando haya «esa decisión en la mujer», pero desde luego «la industria turística es mucho más amigable».
CRECIENTE PARIDAD
El sector turismo en Ecuador, que el año pasado, como el resto del mundo, sufrió un varapalo por los efectos de la pandemia del coronavirus, ocupa este 2021 a más de 112.000 ecuatorianos, de los que 51.821 son mujeres, casi el 46 %.
Solo en Quito, su principal destino junto con las Galápagos, da trabajo a 32.000 personas, de las que el 46,35 % son mujeres y el 53,65 % hombres, según datos de la empresa municipal.
«El turismo ha acogido al género femenino con gran auge, tanto en la parte institucional como en la administrativa y en la operativa. Hay un equilibrio», asegura a Efe Juliana García, guía de alta montaña, una profesión hasta no hace mucho reservada a los hombres.
«El turismo es una disciplina donde se necesita mucho contacto social, habilidades no técnicas sino más humanas, por eso creo que ahí las mujeres hemos ganado un campo bien grande», valora.
En la capital ecuatoriana, de entre los diversos tipos de empresas del sector, es en el de Operación e Intermediación, léase «agencias de servicios», donde ellas son predominantes en un 60 %.
En el de restauración representan el 44,64 %, en la hostelería el 41,26 %, en la recreación el 41,07 % y en transporte terrestre y aéreo el 51,51 %.
Cualquier mujer que «se prepare» puede acceder a diferentes puestos, asegura la exgerenta de Aerogal, quien insiste en que hay sectores con «mayor afinidad» por cuestión de tiempos y responsabilidades, y que les permiten «un equilibrio con el hogar».
CONCIENCIA SOCIAL Y CULTURAL
En las últimas dos décadas, Ecuador ha sido testigo de un salto cuantitativo y cualitativo en la participación de las mujeres en el mercado laboral, aunque los retos son aún numerosos.
Particularmente es en las altas esferas, donde «el proceso está por completar» su ciclo natural, cree Cárdenas, porque el país ha logrado desde 2000 que un 60 % de los empresarios sean mujeres.
La mayoría de ellas son pequeñas y medianas empresas que, además, se han visto muy afectadas por la pandemia en el último año, pero la base orgánica y la «conciencia» está.
«Ecuador sí le brinda la oportunidad a la mujer», ya «hay la conciencia» requerida, asegura Sommerfeld, pero «no todas quieren llegar ahí» por lo que «es un derecho de la mujer si quiere o no» asumir un cargo directivo.
Con más de una docena de leyes desde 2008 para equiparar el estatus de la mujer y erradicar la violencia machista, los retos también persisten en la implementación adecuada de toda esa base legal y, sobre todo, en cambiar la conciencia social sobre el papel de la mujer.
Un objetivo que, según Sommerfeld, debe comenzar desde la infancia con una educación apropiada entre niños y niñas a favor de la «equidad de género», y de una plena formación educativa de ellas, en concordancia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
«Es un tema de cultura. La mujer cuando cría a sus hijos tiene que hablar de la igualdad, no puede ser que el hijo tenga ciertas tareas y la mujercita de la casa tenga otras», concluyó.