En Bogotá están analizando si prohibir el parrillero motorizado por aumento de hurtos

FECHA:

La actual administración distrital no ha contemplado la posibilidad de prohibir el parrillero hombre en la ciudad o en algunas localidades, como se hizo en el 2018 durante varios meses para contrarrestar la inseguridad.

Pero otra cosa es lo que pueden estar sintiendo muchos ciudadanos. Uno de ellos es Arturo Alvarado, líder comunal del barrio Santa Marta, en límites de la localidad de Usme con Rafael Uribe Uribe.

Alvarado, de 50 años y quien lleva casi la mitad de su vida en la misma zona, dice que tanto él como familiares suyos han sido víctimas de delincuentes que se movilizan en motos. Recuerda que en mayo del año pasado, un hombre que se bajó de una motocicleta con una patecabra en la mano y le quitó el celular.

“Iba por la calle, y cuando fui a contestar una llamada me sorprendió”, recuerda Alvarado, quien anda prevenido cada vez que sale a la calle. Eso fue lo que lo salvó hace cuatro meses, en el barrio San José, de ser de nuevo víctima de un parrillero. Él alcanzó a reaccionar cuando el delincuente se le acercaba por detrás. “Hay que tomar medidas, se debe aplicar la restricción”, insiste Alvarado.

A esa solicitud se sumó la de otro líder de Rafael Uribe Uribe que pidió no revelar su nombre por temor a retaliaciones. “El fleteo y el atraco con parrillero son fuertes en la localidad, y en algunos casos están asociados a microtráfico”, dice el líder de Usme, quien agrega que la prohibición debería estar acompañada de medidas que eviten que los delincuentes se trasladen a otras zonas.

Según el Observatorio de Seguridad de la Policía, en el 2019 se denunciaron en la ciudad 9.416 casos de hurtos en los cuales el delincuente era un parrillero. Son 133 casos más que en 2018.

El debate en Bogotá ha llegado de nuevo al cabildo capitalino de la mano de varios concejales. Uno de ellos es Álvaro Acevedo, vocero liberal y quien en otras ocasiones ha insistido en establecer la restricción, con excepción de las mujeres, menores de 14 años, personas con discapacidad y personal de seguridad.

“Por uno pagamos todos, pero una medida así va a beneficiar a la gran mayoría y va a generar mayor percepción de seguridad”, señala Acevedo. Agrega que no solo se trata de atracos a personas, sino también de fleteo, homicidios, hurtos de celulares y atracos a establecimientos de comercio, en los cuales se utiliza moto.

La concejal Lucía Bastidas (Alianza Verde) también ha llamado la atención de sus colegas para que se reviva la medida. “Fleteos y atracos han aumentado, principalmente en el norte. La gente está desesperada”, afirmó. Bastidas señala que cuando se tuvo la prohibición, los hurtos a personas pasaron de 1.373 a 957 y los hurtos de celulares, de 957 a 636.

El experto en seguridad ciudadana de la Universidad Central Andrés Nieto ha identificado que por la mañana, las localidades más afectadas son Suba, Kennedy, Engativá, Bosa, Ciudad Bolívar y Fontibón, y en horarios de oficina, Chapinero, Teusaquillo, Los Mártires, Santa Fe, La Candelaria y Usaquén.

Y mientras el debate en la capital apenas empieza, Cartagena acaba de extender la medida hasta el 30 junio en sectores de alto flujo de turistas por los “resultados positivos en la disminución de hurtos y homicidios”. La restricción se aplica desde hace cinco años y ha sido aplaudida por los cartageneros.

En Cali se volvió a restablecer la prohibición desde el 17 de enero, después de varios meses de discusiones jurídicas. Además, le incluyeron una multa de 936.000 pesos para quien la infrinja. El argumento es que al menos el 35 por ciento de los hurtos son cometidos por parrilleros.

Al respecto, el secretario de Seguridad de Bogotá, Hugo Acero, dice que la Administración no ha contemplado ninguna restricción de los parrilleros. “Termina la gran mayoría de motociclistas pagando por unos pocos”, agrega.

Acero considera que para atacar realmente el fenómeno se deben hacer más controles en las vías y concentrar los esfuerzos de inteligencia e investigación criminal en detectar a quienes utilizan las motos para delinquir.

Esta posición la comparte Nieto, para quien la solución no es la restricción, y recuerda que en la experiencia del 2018, cuando se aplicó la medida en una zona de la ciudad, se presentaron cerca de mil hurtos bajo la misma modalidad.

“El déficit de policías no nos permite que esa prohibición tenga efectividad, porque no tenemos cómo operar en tiempo real”, asegura, y agrega que esas estructuras tienen identificados sectores, horarios, zonas por donde pueden huir y perfiles de las víctimas. “El ladrón no dura más de 2 minutos y medio en la moto después de haber cometido el hurto, luego esconden la moto en garajes, casas o, incluso, parqueaderos públicos”, señala.

Entre los moteros, ese tipo de medidas son vistas como desproporcionadas, porque terminan afectando a la gran mayoría de usuarios de motos.

Daniel Villaveces, miembro de asuntos públicos de la Federación Internacional de Motociclismo, dice que hay que buscar alternativas diferentes; una de ellas puede ser vincular a los motociclistas en una red de colaboración con las autoridades.

Tomado de El Tiempo

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