En Bolivia hubo un «acto de indisciplina» de interés personal y no un golpe, según experto

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El destituido jefe militar del Ejército de Bolivia, Juan José Zúñiga, es escoltado para su presentación en dependencias de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen el 26 de junio de 2024, tras ser detenido por ser parte de una toma de militares de la sede del Gobierno de Bolivia, en La Paz (Bolivia). EFE/ STR

La Paz, 28 de junio de 2024.- La toma militar del centro político de Bolivia no fue un «golpe de Estado» ni un «autogolpe» sino una «insubordinación» del destituido comandante del Ejército, Juan José Zuñiga, quien vio peligrar su ascenso, dijo a EFE el experto en seguridad y defensa Omar Durán.

Según Durán, Zuñiga debía ser ascendido por el Gobierno de Luis Arce a «general de fuerza», pero quedó como «general de división», y consideró que eso motivó la acción militar de este miércoles, cuando un grupo de soldados fuertemente armados liderados por el ahora excomandante se tomó la plaza Murillo en La Paz, sede del Ejecutivo y el Legislativo.

«Fue un acto de indisciplina tomado por un comandante del Ejército que en su momento se ve afectado en el tema de su ascenso», enfatizó.

Durán aseguró que Zuñiga «quería llegar al máximo grado» y al año siguiente ser el Comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, ya que había «rendido toda la pleitesía» al presidente Arce y «se ha sentido traicionado» cuando supo que lo removerían del cargo.

También consideró que fue un «error garrafal» de Arce el haber nombrado a Zuñiga comandante del Ejército porque «no tenía las características» para asumir esa responsabilidad.

El presidente «no debería nombrar a uno de los últimos de su curso porque no tenía aspiraciones, no tenía mando», remarcó.

¿Golpe o autogolpe?

«Hoy no se sabe si fue golpe o autogolpe. Lo que sí estoy seguro militarmente es que es un acto de indisciplina», sostuvo Durán, que es abogado y militar en retiro voluntario.

Este experto consideró que un golpe de Estado militar se da cuando participan «desde el comandante en jefe, las tres fuerzas (Ejército, Aérea y Armada), con alguna complicidad de la Policía», además, de «algunos sectores sociales con apoyo de organizaciones políticas», lo que no sucedió finalmente.

Tampoco puede considerarse un «autogolpe» porque no es evidente que Arce ha usado el poder político «para victimisarse y causar lástima a la población».

Durán señaló que si la afirmación de Zuñiga fuera cierta, sobre que el fin de semana se reunió con Arce y que el presidente le pidió levantar su popularidad y que por eso sacó los vehículos blindados o tanquetas, habría una «grabación».

«Zuñiga siempre se ha dedicado a la inteligencia (militar), grababa absolutamente todo (…) él debe tener esa grabación y si no la tiene sencillamente es una mentira», mencionó.

A juicio de Durán, por este «acto de indisciplina», Zuñiga tendría que «pasar en los próximos 10 días al retiro obligatorio (ser dado de baja)» y también pasar a la justicia ordinaria, instancia en la que es posible que se le acuse por «alzamiento armado».

La tarde de este miércoles, Bolivia pasó por horas de zozobra cuando un grupo de militares fuertemente armados se tomó la plaza y desplegaron tanques, bajo las órdenes de Zuñiga.

Antes de su detención, el exjefe militar declaró a los medios que buscaba «reconstruir la democracia» y que su primera acción sería liberar a los «presos políticos».

Arce relevó de inmediato a todo el alto mando militar y después los soldados armados abandonaron la plaza en medio de insultos, golpes y reproches de los cientos de funcionarios del Gobierno y de seguidores que celebraron que el presidente resistió a un «intento de golpe de Estado».

Además de Zúñiga, las autoridades bolivianas han capturado a otros 20 militares acusados de participar en el diseño, coordinación y aplicación del «golpe de Estado» frustrado.

Gabriel Romano

EFE