En una celda de La Tramacúa, la cárcel más custodiada del país, Rafael Uribe Noguera se enteró de que sus hermanos Francisco y Catalina fueron absueltos de los cargos de encubrimiento por el asesinato de la niña Yuliana Samboní, el 6 de diciembre de 2016.
A cerca de 40 grados de temperatura, en esa prisión conviven 1.500 criminales considerados de alta peligrosidad, condenados por cometer los crímenes más atroces.
Además de Uribe Noguera, quien secuestró, violó y asfixió a la pequeña, las zonas comunes son recorridas por Luis Alfredo Garavito, alias ‘La Bestia’, acusado de violar y asesinar a al menos 200 niños.
La Tramacúa se rige por las severas normas carcelarias de Estados Unidos y tiene vigilancia las 24 horas para evitar fugas y que sus propios huéspedes se autoinfrinjan daño o asesinen a alguno de sus compañeros.
Según información de allegados, Rafael Uribe Noguera pasa sus días levantando diminutas maquetas, similares a las que realizaba cuando posaba de arquitecto y empresario de la construcción y casi no sale de su celda.
En el listado de presos que el Inpec registra en La Tramacúa también están Jhon Jairo Velásquez Vásquez, alias ´Popeye’, sicario de Pablo Escobar; explosivistas del Eln, y varios miembros de la tenebrosa Oficina de Envigado a los que Estados Unidos se quiere llevar extraditados.
La prisión, que funciona desde hace 19 años, está ubicada a unos cuantos kilómetros de Valledupar, fue construida bajo la supervisión de miembros del Buró de Prisiones de Estados Unidos, por eso adoptó los horarios de comidas, vigilancia y castigos.
Está distribuida en nueve torres rodeadas de garitas blindadas, cierre electrónico y programado de puertas de seguridad y de paredes de seguridad que aguantan ataques de fusil y explosiones que le costaron al Estado 25.000 millones de pesos.
Tanto la celda de Uribe Noguera como la de los otros presos están vigiladas por un centro de control que está conectado a las oficinas del Inpec en Bogotá y que son similares a las que cuidan las 24 horas a narcotraficante el ‘Chapo’ Guzmán.
A pesar del calor que acosa en la zona, los guardias usan cascos, chalecos antibalas y hasta lentes de visión nocturna para garantizar la seguridad del penal.
El alimento que consume Rafael Noguera así como su estado emocional, son supervisados junto con la situación de los otros presos.
Esta cárcel es considerada más severa que la de Cómbita, de la que se quejó el narcoparamilitar Fernando Murillo Bejarano, alias ‘don Berna’, antes de ser extraditado a Estados Unidos.
Tomado de El Tiempo.