Teherán, 5 octubre.- El iraní Abdolhamid Shamsolahí cambió los libros por las armas y fue prisionero durante casi nueve años. Cuatro décadas después del inicio de la guerra entre Irán e Irak y pese a las penurias sufridas, mantiene el mismo espíritu de resistencia.
No se arrepiente de haber sido soldado. «La guerra en sí misma no es buena, pero si te ataca el enemigo debes prepararte para defender a tu país», asegura en una entrevista con Efe.
Shamsolahí tuvo que hacerlo: antes de empuñar las armas era estudiante de literatura en Francia, donde vivió algo más de dos años antes de volver a su país para ayudar a frenar la invasión iraquí.
Fue capturado en la gran batalla «Operación Ramadán», lanzada por Irán cerca de la ciudad iraquí de Basora en 1982, cuando la mayoría de las tropas iraquíes habían sido expulsadas y Teherán había pasado a la contraofensiva.
EJECUCIONES Y TORTURAS
La unidad de Shamsolahí estaba formada por quince soldados. Cuatro fueron capturados y el resto, ejecutados. «Los iraquíes ejecutaron a muchos soldados en el este de Basora. Fue un ataque terrible».
«Nos ataron las manos y empezaron a dispararnos, pero de repente el comandante de los iraquíes dijo ‘no hagáis eso, necesitamos prisioneros porque el lado iraní tiene muchos y debemos mantenerlos (con vida) para intercambiarlos en el futuro», recuerda el veterano.
De allí fue trasladado a Mosul (norte iraquí), donde vivió un largo cautiverio en el que puso en práctica sus conocimientos de idiomas.
«Estuve enseñando inglés, francés y árabe a mis compañeros prisioneros y fui traductor de Naciones Unidas y de la Cruz Roja», detalla en una carpa levantada cerca del Museo de la Sagrada Defensa -como se denomina ese conflicto bélico- de Teherán.
La función de profesor y traductor no era, sin embargo, bien vista por las fuerzas iraquíes, que, según Shamsolahí, no querían que la Cruz Roja conociera la realidad de los prisioneros de guerra.
«Algunas veces nos enfrentamos a tortura. Estuve en aislamiento durante tres semanas y fue muy oscuro. (…) no querían que tradujera».
Shamsolahí fue liberado tiempo después del final de la guerra, en agosto de 1988, cuando Irán aceptó un alto el fuego mediado por la ONU, sin un claro vencedor y con entre medio millón y un millón de muertos.
EL AISLAMIENTO DE IRÁN
Aunque fue el régimen de Sadam Husein el que inició el conflicto y el que usó armas químicas durante la contienda, la mayoría de las potencias extranjeras apoyaron a Bagdad.
«Irak fue respaldado por muchos países, que equiparon a los iraquíes con armas avanzadas, pero Irán estaba solo. Ningún país nos defendió ni nos suministró armas porque estábamos bajo sanciones», denuncia Shamsolahí.
Solo un año antes, en febrero de 1979, había triunfado en Irán la Revolución Islámica y, tras el asalto a la Embajada estadounidense en Teherán y la toma de sus diplomáticos como rehenes, Washington rompió relaciones e impuso una serie de sanciones.
Cuatro décadas después, Irán y EEUU siguen sin vínculos diplomáticos y la tensión entre ambos es elevada después de que Washington haya vuelto a castigar con duras sanciones a Teherán.
Con Irak, por el contrario, los lazos son muy próximos: Irán tiene una gran influencia política, económica y militar en su vecino, que trata de mantener un difícil equilibrio entre Teherán y Washington.
De hecho, el territorio iraquí se convirtió a principios de este año en escenario del enfrentamiento entre ambos, cuando EEUU asesinó en un bombardeo cerca de Bagdad al poderoso general iraní Qasem Soleimaní e Irán respondió con un ataque a una base militar iraquí con presencia de tropas estadounidenses.
CUATRO DÉCADAS DE RESISTENCIA
«Durante la Historia, la población iraní se ha defendido, incluso en las peores situaciones», apostilla el antiguo soldado.
La experiencia de la guerra con Irak y el escaso respaldo internacional llevaron a Irán a desarrollar su poder defensivo para ser autosuficiente.
Su armamento es en la actualidad básicamente nacional, algo imprescindible dado que el país se encuentra bajo un embargo internacional de armas, que, aunque expira el próximo día 18, EEUU ha intentado extender.
La capacidad militar se expone, con motivo del 40 aniversario del inicio de la guerra, en los alrededores del Museo de la Sagrada Defensa, un moderno e inmenso edificio que narra con nuevas tecnologías la versión iraní del conflicto.
Tanques y vehículos blindados, misiles e incluso cazas y drones muestran los logros alcanzados en estos 40 años y como el país está ahora mejor preparado si alguno de sus enemigos decide iniciar un conflicto, como hizo Sadam Husein.
Marina Villén
EFE