En video | Estructuras criminales están criando cocodrilos y caimanes en la comuna 16, Belén, y el corregimiento Altavista. ¿Para qué?

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Este fin de semana, la Policía ambiental metropolitana decomisó varios especímenes de la familia de los aligatóridos, también conocidos como Caiman Crocodilus Apaporiensis, comunes en las zonas selváticas de Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela.

Los agentes aseguraron que, sin embargo, se trataba de cocodrilos bebé, es decir, de la familia de los saurópsidos, reptiles semiacuáticos también presentes en regiones tropicales. La familia Crocodylidae es más flexible y los incluye a ambos: cocodrilos y caimanes.

A simple vista son similares. Iguales. Pero hay importantes diferencias. Los caimanes solo se congregan en lugares donde hay agua dulce, mientras los cocodrilos son menos exigentes y disfrutan tanto del agua dulce, como de la salada.

Los caimanes, conocidos también como babillas, miden hasta 2.5 metros y llegan a pesar hasta 62 kilos. Al igual que los cocodrilos, se alimentan de mamíferos, peces y reptiles, principalmente. Su hocico, por regla general, es delgado y alargado y cuando está cerrado, sus dientes no se ven.

El cocodrilo, por su parte, consume lo mismo que el caimán, aunque su dieta incluye también moluscos y crustáceos. Su tamaño alcanza hasta los 8.5 metros y su peso puede llegar a los 1.400 kilos. Tienen mandíbulas poderosas y dientes filosos con los que cortan a la presa y la despedazan con una presión de aproximadamente 1.800 kilos de fuerza. Su menú incluye seres humanos, a quienes consume sin ningún problema. Tiene un hocico en forma de u, no tan alargado, que aún cuando está cerrado permite ver sus inmensos dientes.

Los caimanes no atacan a los humanos, no comen carne humana, pero pueden convertirse en antropófagos. Es decir que, si desde que son bebés les incluyen en su menú la carne humana, la seguirán comiendo desde que se las suministren en trozos, puesto que su mandíbula no es tan poderosa como la de sus familiares, los cocodrilos. Una vez se inician en el consumo de carne humana, sus víctimas, por su tamaño, son los niños.

¿A qué va todo esto?

La incautación de estos animales ocurrió en la comuna 16, Belén, en el suroccidente de Medellín. Nuestras fuentes aseguraron que integrantes de las estructuras criminales están criando a estas especies para que devoren seres humanos, para desaparecer a sus enemigos. Escalofriante.

En Medellín, a la fecha, lunes 25 de mayo de 2020, continúan desaparecidas 3.591 personas (2.993 hombres y 598 mujeres) que fueron reportadas en los últimos 20 años, según el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses. En 2019, según la Fiscalía, se reportaron en Medellín 388 desapariciones, de las cuales 94 personas aparecieron vivas, 12 muertas y de las restantes 282 no se tienen noticias.

Las causas son desaparición forzada, secuestro, trata de personas, desastre natural, reclutamiento forzado y otras causas no clasificadas, entre las cuales se encuentra la guerra entre estructuras criminales.

La cifra de desaparecidos en Medellín este año, según subregistros, alcanza las 47 personas. Los delincuentes h se ingenian cada vez métodos más horrendos para asesinar a sus contrarios y no dejar huella de ellos.

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