Montevideo, 11 jul – Veinticinco años después de su único concierto en Montevideo y en medio de un récord en venta de entradas, los fanáticos que, además de seguir sus giras, coleccionan sus camisetas y perfumes o invitan a corear sus canciones con una banda tributo, celebran el ansiado regreso de Shakira a Uruguay.
El 11 de marzo, a su salida del país tras pasar un par de días en la costa luego de presentarse en Argentina, la artista colombiana soltó a los seguidores que la esperaron en el Aeropuerto de Punta del Este una frase que tomaron como una promesa: «voy a volver a Uruguay».
El regreso
Pese a ello, como explica a la Agencia EFE Leticia Ortiz, una de las integrantes de Pies Descalzos, el primer club de fans uruguayo de la cantante, fundado en 1999, podía ser más una expresión de deseo que un anuncio de que el país estaría entre los destinos de su gira mundial ‘Las Mujeres Ya No Lloran’, anunciada en 2024.
«Nos lo dijo así, pero capaz que era la expresión de un deseo, de decirnos ‘tranquilos que vuelvo'», acota quien, cuatro meses después, tendría que lidiar con la lluvia de consultas sobre las entradas que siguió a la tan esperada confirmación del regreso de Shakira, quien actuó por última vez en suelo uruguayo en marzo de 2011.
Es que, según Ortiz, para lograrlo, el club, cuya cofundadora Giovanna Martínez define como «una familia de amigos» atravesada por el culto a una cantante que «une generaciones», había emprendido una campaña en redes que abarcó incluso una recolección de firmas y que culminó con el anuncio que el pasado jueves los hizo estallar de alegría.
«Veníamos manejando esa información, averiguando, y el jueves tuvimos esa confirmación de una fecha para el (Estadio) Centenario y a partir de ahí fue locura. Las redes explotaron, empezamos a contestar mensajes de todo tipo (…) la gente estaba desesperada de cuándo y cómo salían a la venta», cuenta Ortiz.
Crecer con Shakira
«Fue como un flechazo, un amor a primera vista. Me quedé enamorada de su voz», dice Martínez sobre el instante en que escuchó por primera vez una canción de aquella chica nacida en Barranquilla que lanzó su primer álbum, ‘Magia’, con solo 14 años y a la que cuatro años después lanzó a la fama el premiado ‘Pies Descalzos’.
Para la uruguaya, dos años menor que la cantante, ese día en que su madre miraba la televisión y sonó Shakira fue el puntapié de un fanatismo que cualquiera nota al entrar a su apartamento, donde tiene desde botellas de perfumes de la colombiana hasta los discos y las banderas que le firmó.
Esto sucedía, además, en una época en que aún no había teléfonos inteligentes ni todos tenían una computadora, por lo que recuerda que, antes de tener los casetes, llamaba a la radio a pedir canciones para grabarlas en el momento.
Inclusive, según Martínez, cuando asistió al concierto del 24 de marzo del 2000 en el Velódromo de Montevideo todavía eran pocos los que bailaban y coreaban los temas y, mientras ella lo hacía emocionada, algún espectador le llegó a pedir que se sentara.
Con 12 años y acompañada de su tía, también estaba allí Mar Payssé, quien crecería a la par de la entonces veinteañera artista y, enamorada de su música, crearía con su primo la banda tributo ‘Antología’.
Felices
«Lo especial es sentir a la gente cantando los temas, se forma una sola voz, entonces es un ritual colectivo muy potente (…) por eso le decimos que es la ‘Shakifest’, es como una fiesta que hacemos entre todos», describe sobre las actuaciones la vocalista que, pese a haberla visto en vivo recientemente, espera con ansias el show del 3 y 4 de diciembre en Montevideo.
«La música de Shakira tiene que llegar a todos: une generaciones. Yo tengo 46 años y esperé 25 para tenerla por segunda vez en casa», destaca una Martínez que, habiéndola conocido con su grupo en un anecdótico encuentro en la estancia uruguaya donde se alojó en 2008, va ahora por el «sueño» de que le firme una pancarta especial y la piel, para completar un tatuaje que ya tiene grabado su nombre.
Consciente de que, porque «no es tan fácil» hacer todo a un lado para seguir las giras de Shakira, todos los fanáticos deben agradecer a sus familias, amigos y jefes el apoyo constante. Preguntada al respecto, Ortiz resume en pocas palabras lo que mantiene vivo a un club con 26 años de historia: la felicidad.
«Podemos estar horas hablando de Shakira, de las anécdotas, de las cosas que hicimos o vamos a hacer y no nos aburrimos. Nos hace felices, es eso básicamente», concluye.
Alejandro Prieto
EFE