Buenos Aires, 6 diciembre 2023.- Javier Milei no solo es un recién llegado que será presidente sin base partidaria fuerte en Argentina; también influyó en la mercadotecnia del resto del espectro político: hizo de su nombre una marca personal, de una canción su marcha triunfal y un león es su logo, reconocible a distancia.
Usado como cuartel de campaña, el Hotel Libertador de Buenos Aires -una elección no casual- se convirtió en su guarida personal y oficina del presidente electo, donde a diario se concentran numerosos periodistas, turistas, curiosos, fanáticos y hasta ciudadanos que no le votaron, que no dudan en lanzar algún insulto o un «¡viva Perón!» al aire cada vez que pasan por allí.
En la carpa mediática, tediosamente apostada en las esquinas de la Avenida Córdoba y la calle Maipú, en pleno centro de la capital argentina, se encuentra toda una fauna de seguidores esperando captar al ‘hombre del momento’ ataviados como para un concierto o un evento deportivo.
Camisetas negras con tiras doradas con el rostro del rey de la selva, gorras con el lema ‘Milei 2023’ y hasta la frase bíblica del Antiguo Testamento: «Las fuerzas del cielo», tatuada en cuanto espacio sea posible. A ello se suma la cacofonía generada por la canción «Panic Show», del grupo de hard rock La Renga, emitida en bucle y a todo volumen desde vehículos que transitan la zona.
Sin duda, el león inflable que descansaba frente al hotel tras la victoria de la formación ultraderechista La Libertad Avanza se llevó las palmas a la creatividad; pero esa efervescencia se evaporó por la necesidad de volver a la rutina y la imagen desapareció.
Alicia González, abogada de profesión, deambula cerca de las puertas de la salida del hotel y las vallas de contención que delimitan el perímetro hasta el que uno puede acercarse. Porta casi toda la mercadotecnia libertaria encima, pero con un leoncito de peluche colgado del cuello para agregar un toque personal.
Se autodefine como peronista «original», «de Perón», pero admite que se vio deslumbrada por la «locura buena» que «emana» Milei, junto a su «energía, vitalidad y ganas de cambiar el país».
«Estoy convencidísima de que al ser inteligente, académico y profesor, es una persona muy preparada, que apunta al humanismo y el cristianismo. Tiene mucho amor por el semejante, lo mismo que Perón», explica a EFE.
El panorama se completa con bocinazos, de los que cuesta identificar si son de apoyo o por la molestia de esperar para dar paso al vehículo que traslada al ‘rockstar’ devenido en presidente electo, acompañado por un ejército de custodios policiales cada vez que entra o sale de su ‘búnker’.
En diciembre inicia la temporada alta en Argentina y parte del afluente turístico no desperdicia la oportunidad de conocer Buenos Aires, ahora que «está especialmente barato», pues la crisis económica que viven los locales no se siente con dólares en el bolsillo.
Alex llegó con unos amigos desde Brasil para conocer el lugar de «nacimiento del tango y de Maradona». Sin embargo, le preocupa que un país hermano sea gobernado por alguien similar al expresidente Jair Bolsonaro (2019-2023).
«Tenemos preocupación por los argentinos, por lo que significa la dolarización de su dinero, algo que puede terminar en una mayor inflación. Todo esto podría afectar los contratos comerciales que Brasil tiene con Argentina. Tuvimos uno parecido, pero fue peor, y Brasil sufrió bastante», comenta a EFE.
Con la puerta principal del hotel solo para uso «oficial», los turistas deben usar la salida lateral, que también está custodiada, pero por cámaras, periodistas y fanáticos, además del personal de seguridad. A algunos les resulta incómodo, mientras que otros se ven fascinados por el decorado.
«No sé mucho de él. Aunque entiendo que no tiene problemas con los derechos de la comunidad LGBT, no estoy de acuerdo con sus posturas en contra del aborto. El problema es que en Estados Unidos apenas lo conocemos», cuenta a EFE una jugadora de hockey sobre hierba, que llegó al país para un torneo.
«Soy pro-Biden y anti-Trump. A Milei lo veo cercano a Trump, pero al mismo tiempo parece estar del medio entre ambos. Trato de tomar lo que considero que está bien de él», agrega.
Las horas pasan, y lentamente la esquina se vacía, quedan algunas cámaras abandonadas por sus operarios y alguno que otro fanático haciendo guardia, esperando poder cazar con la mirada, sus gritos y celulares la atención del ídolo. Así continúan los días en esa cuadra de Buenos Aires, donde la novedad se vuelve rutina.
Augusto Morel
EFE