Estambul, 28 mayo.- Miles de hombres se han congregado hoy en la céntrica plaza Taksim de Estambul, emblemático lugar de la izquierda laica de Turquía, para rezar a las puertas de la nueva mezquita que inauguraba el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, quien vinculó el acto a la toma de Constantinopla por los otomanos en 1453.
La mezquita de Taksim se empezó a construir en 2017 en lugar de un pequeño templo islámico anterior, pero son antiguos los planes de «islamizar» la famosa plaza, lugar preferido para mítines izquierdistas y marchas sindicales, especialmente la del 1 de Mayo.
El propio Erdogan prometió ya en 1994, entonces como candidato islamista a la alcaldía de Estambul, construir una mezquita en Taksim, pero tuvo que dejar el proyecto en el cajón.
DE SANTA SOFIA A TAKSIM
Con la inauguración hoy, el mandatario no solo recupera esta vieja promesa, como él mismo subrayó, sino que marca simbólicamente el avance del islam en un espacio urbano marcado hasta ahora por un monumento dedicado a la República y rodeado por un teatro, un hotel y una iglesia ortodoxa.
Durante su alocución tras la oración del viernes en el nuevo templo, Erdogan comparó la inauguración a la conversión de la antigua basílica de Santa Sofía en mezquita, un acto que la oposición consideró un ataque contra el legado laico del fundador de Turquía, Mustafa Atatürk.
La inauguración hoy «es un saludo a la gran mezquita de Santa Sofia y un regalo para el 568 aniversario de la conquista de Estambul», dijo el mandatario en un acto multitudinario, transmitido en directo por las televisiones turcas.
El aniversario de la toma de Constantinopla por el ejército otomano, el 29 de mayo de 1453, que puso fin al Imperio bizantino, se celebra mañana, sábado, y se suele festejar con juegos de luces y una orquesta otomana.
REVANCHA POR LAS PROTESTAS DE GEZI
Pero los últimos días de mayo marcan también otro aniversario: el del arranque de las protestas de Gezi que se iniciaron en este mismo lugar en 2013 y llevaron el Gobierno de Erdogan, entonces primer ministro, al borde del colapso.
Durante quince días, los manifestantes, mayoritariamente de izquierdas, pero también procedentes del centroderecha laico, mantuvieron ocupados la plaza de Taksim y el parque adyacente.
Erdogan intentó movilizar a sus propios seguidores al denunciar el que definió como carácter antirreligioso de los manifestantes, a los que acusó de haber consumido cerveza en una mezquita cercana y de haber agredido a una mujer tocada con el velo islámico, dos bulos repetidos por la prensa islamista.
La imagen de miles de hombres arrodillados en la plaza para seguir el canto del muecín e inclinarse en la oración del viernes muestra ahora, cual revancha, la presencia de la religión en un espacio donde antaño ondeaban banderas rojas y se coreaba -incluso en español- «El pueblo unido jamás será vencido».
Ocupar aceras y plazas para rezar el viernes es habitual en el barrio que rodea la Mezquita Azul en el casco histórico de Estambul, pero no se veía nunca en la zona de Taksim, caracterizada por restaurantes, bares, cervecerías y tiendas de moda.
También el jefe de la Diyanet, el Ministerio de Religión turco, Ali Erbas, describió la apertura de la nueva mezquita como «unas largas ansias por fin cumplidas» con una «excitación» similar a la producida por la conversión de Santa Sofia, en el espíritu de «la nueva era» inaugurada por la toma de Constantinopla.
MARCAR LA PLAZA
Numerosos altos cargos del partido islamista turco, el AKP, fundado por Erdogan en 2001, participaron en la ceremonia, mientras que la oposición, a la que pertenece el alcalde de Estambul, el socialdemócrata Ekrem Imamoglu, no se ha pronunciado sobre el acto.
El nuevo templo, construido en mármol y con una cúpula de 33 metros de altura revestida de zinc-titanio, tiene dos minaretes de 65 metros de altura y ofrece espacio de rezo para 3.000 hombres y, de forma separada como es preceptivo, a 620 mujeres.
La silueta domina ahora la plaza dejando visualmente reducida la iglesia ortodoxa griega, una de las mayores de la ciudad, que dista justo cien metros al otro lado de la calle Istiklal.
También hay obras desde hace años en el otro extremo de la plaza Taksim: tras derribarse el imponente edificio del viejo centro cultural Atatürk, cerrado desde 2008, el Gobierno de Erdogan está construyendo un moderno teatro de ópera en el lugar, cuya inauguración se prevé para el año en curso, posiblemente el 29 de octubre, Día de la República.
Ilya U. Topper