Estructuras paramafiosas viven su diciembre anticipado en la Comuna 8

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Imagen tomada de vozpopuli.com

La Comuna ocho (Villahermosa) ha sido una de las zonas de la ciudad de Medellín, que históricamente ha servido como laboratorio donde se experimentan todo tipo de modelos criminales e incluso de alianzas paraestatales; allí se han puesto en funcionamiento estrategias de guerra urbana, por ejemplo, la consolidación del paramilitarismo urbano, primero a través del BM (Bloque Metro) en la parte alta, concretamente en el barrio la Sierra, luego la hegemonía BCN (Bloque  Cacique Nutibara) que apoyado por un sector de la institucionalidad sometió a sus pares del BM.

La Comuna ocho, a finales del 2003 y comienzos del 2004, asistió al vergonzoso espectáculo de la alianza entre un sector de la institucionalidad con los “desmovilizados” exparamilitares de la Corporación Democracia, el brazo político de la mafia y el paramilitarismo en  el Valle de Aburrá, quienes eran “Luchadores por la paz de día y criminales en la noche” esto fue realizado por más del 50% de sus integrantes con sus “coordinadores” a la cabeza, quienes siguieron dirigiendo el régimen del terror a través de la violencia y la criminalidad.

Posteriormente viene la debacle  del proceso parcial de desmovilización urbana del BCN (Bloque Cacique Nutibara) y el BHG (Bloque Héroes de Granada) el cual afecto a la ciudad metropolitana y obviamente la Comuna ocho, no fue la excepción.

Esta crisis interna tuvo su punto álgido al dividirse la estructura paramafiosa de la “Oficina del Valle de Aburrá” en dos alas, esto ocurrió después del 13 de mayo de 2008, cuando sale extraditado, Diego Fernando Murillo Bejarano alias “Don Berna”.

El enfrentamiento entre las dos alas de la oficina se presenta hasta inicios del año 2010, donde   Erikson Vargas Cardona alias «Sebastián» se declara vencedor en la guerra contra Maximiliano Bonilla, alias “Valenciano” apoyado por un sector de la institucionalidad que inclino la balanza buscando la hegemonía criminal de un solo “Patrón”.

Sin embargo, se olvidaron los aliados, que desde hacía tiempo alias “Valenciano” había hecho sociedad con los mal llamados “Urabeños” o AGC (Autodefensas Gaitanistas de Colombia) quienes después del retiro de este personaje, asumieron los reductos armados que le quedaban, tal es el caso de la parte alta de la Comuna ocho, la cual incluye los barrios la Sierra, Villa Turbay, Las Mirlas y  la parte alta de Villa Liliam, dicho grupo se comenzó denominar, Bloque Sierra de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia  (AGC).

De abril del  2011 al 14 de julio de 2013, día en el que se firma el pacto del fusil que dio origen a la tregua criminal, se presentaron fuertes enfrentamientos armados por el control de la Comuna ocho, en esa confrontación participan los «BJ» o «Chamizos» de la Comuna nueve, quienes hacen parte de la “Oficina del Valle de Aburrá”.

A partir del 14 de julio, se registra una tensa calma en la Comuna ocho, la cual se ha visto afectada por enfrentamientos armados recientes, que mostrarían fisuras en el acuerdo entre AGC y “Oficina del Valle de Aburrá” e incluso al interior de esta misma.

El pacto del fusil y la tregua criminal fortalece el poder económico, territorial, militar y social de la Comuna ocho  

Este acuerdo ha garantizado un fortalecimiento en diferentes áreas y todo esto con la complacencia de sectores de las instituciones del estado; durante este periodo de tregua entre los armados,  por ejemplo, sus ejércitos han crecido a través del reclutamiento forzado de niños y jóvenes sin oportunidades socio-económicas de sus familias, afianzaron  su poder territorial, se ha presentado la cooptación de una parte del tejido social, por medio de vender a los líderes y líderesas comunitarios, la idea de que la convivencia es la prioridad de ellos, lógicamente la “Convivencia” ofrecida es falsa ya que la violencia y la criminalidad van en aumento, claro está, con menos disparos.  También se presenta un crecimiento militar a través de aprovisionamiento de armamento moderno y por último, sus finanzas ilegales y legales se han fortalecido en todos los terrenos.

Bonanza económica criminal

Se ha identificado que la invasión de los lotes que son propiedad del Municipio de Medellín, es realizada por la “Oficina del Valle de Aburrá” y es una práctica continua, la cual le permite obtener importantes recursos, esta venta de lotes le ha servido para establecer nuevos barrios, afianzando el poder territorial, militar y social, pareciera ser un POT (Plan de ordenamiento Territorial) criminal. La venta de lotes que miden entre 60 a 90 metros cuadrados, según el sitio, cuesta entre $2.000.000 y $5.000.000 millones de pesos.

El microtráfico o tráfico interno, involucra unas 105 plazas de vicio distribuidas en 35 barrios, con un promedio de tres plazas por cada barrio, dos de las cuales son dedicadas a la venta de marihuana y la otra al perico (cocaína) heroína, Popper, pastillas psicotrópicas.

Estas 105 plazas de vicio pueden mover alrededor de $2.000.000 y $4.000.000 millones de pesos diarios, de los cuales una parte van al pago de la nómina paralela, compra de drogas, pago de “Trabajadores” entre otros, podría quedarles en utilidad entre el 25% y 30% netos de ingresos que irían a las arcas del crimen.

Se debe tener en cuenta que de las 60.000 mil libras de marihuana que entran a Medellín, vía departamento del Cauca, ocho toneladas llegan a la Comuna ocho, sin contar la marihuana tipo cripa, la cual llega del Suroeste Antioqueño.

Frente a los negocios, donde se incluyen, tiendas, peluquerías, bares, discotecas, talleres, microempresas, panaderías, misceláneas, sin contar el transporte puede haber unos 1.050 establecimientos dedicados al comercio y venta de servicios en la Comuna ocho, los cuales pagan entre $50.000 y doscientos mil pesos mensuales; los negocios de mayor cobertura y más consolidados pueden pagar entre $1.000.000 y $3.000.000 millones de pesos mensuales. Es de anotar que a los hogares ya no se les cobra los $1.000 o $2.000 pesos semanales por servicio de seguridad.

Transporte público pagan o pagan

La extorsión al sector del transporte público en la Comuna ocho, llamada “Vacuna” cuyo servicio beneficia directa e indirectamente a 155.000 habitantes diariamente, es igual o peor que en las otras Comunas y Corregimientos de Medellín. Existen dos empresas de buses, COOPATRA  y Flota Nueva Villa con unos 140 buses y cinco empresas de colectivos, COTRANSPINAL, COTRACOVI, COTRANSI, COTRANSVI, COTRANSMALLAT, con unos 140 busetas, además de una empresa informal, la cual realiza rutas nocturnas  a diferentes barrios, con unos 20 vehículos tipo Chevette.

Diariamente cada vehículo debe pagar $36.000 pesos, a excepción de la empresa  informal que paga $20.000 pesos al día.

Esta vacuna se discrimina así: Aseo del vehículo, seguridad y “vacuna” además de la “liga” (“donación” para gastos mínimos). El monto sería $10.480.000 pesos diarios, mensual son $314.400.000 trescientos catorce millones cuatrocientos mil pesos y anual sumaría la no despreciable suma de $3.772.800.000pesos.

Teniendo en cuenta lo anterior, cabe preguntar:

¿La reducción de homicidios es el único indicador de medición de seguridad en Medellín, señores de la institucionalidad?

Alguien está equivocado en el análisis del problema de convivencia y seguridad en Medellín, ¿Quién será?

¿Quién controla esta boyante economía ilegal puesta al servicio de las estructuras paramafiosas y su nómina paralela?

¿La estrategia de seguridad basada en captura y decomiso, será la solución ante semejante problema?

 Investigación, análisis y denuncia realizada por Análisis Urbano

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