Chicago (EE.UU.) 14 de enero de 2022 – Jason Van Dyke, exoficial del Departamento de Policía de Chicago, saldrá de prisión el próximo 3 de febrero luego de cumplir la mitad de su condena por el asesinato del afroamericano Laquan McDonald, de 17 años, ocurrido en octubre del 2014, informaron este viernes medios locales.
Según un reporte publicado por el periódico Chicago Sun-Times, el expolicía será liberado luego de cumplir tres años, tres meses y nueve días de la sentencia de 81 meses que le fue dictada por asesinato en segundo grado.
El convicto pudo reducir el tiempo en prisión por buen comportamiento, pero según su exabogado, Dan Herbert, estuvo mayormente en confinamiento solitario por su condición de exoficial de policía.
Van Dyke fue juzgado por haber disparado 16 veces contra Laquan McDonald la noche del 20 de octubre de 2014.
El caso ganó notoriedad nacional un año después del tiroteo, cuando se hizo público el video de la muerte del joven a manos de Van Dyke, quien fue juzgado bajo fuerte presión pública tres años después de conocerse las controversiales imágenes.
Van Dyke fue condenado en enero de 2019 a seis años y nueves meses de prisión por la muerte a tiros del adolescente afroamericano.
El ahora expolicía, de 43 años, enfrentaba dos cargos de homicidio en segundo grado, 16 cargos de agresión agravada (uno por cada disparo) y uno de mala conducta por haber disparado contra McDonald.
Con ello Van Dyke se convertía en el primer oficial de la Policía de Chicago en recibir una condena por cargos de homicidio desde 1980.
El magistrado del condado de Cook Vincent Gaughan decidió entonces que la sentencia corresponda a los cargos de homicidio en segundo grado y no a los de agresión agravada, los cuales le hubieran supuesto muchos más años en prisión.
«Debí considerar qué era más serio: El hecho de que Laquan McDonald fuera tiroteado repetidas veces o que hubiera sido asesinado», expresó el magistrado.
El fiscal especial Joseph McHahon había solicitado una sentencia de entre 18 y 20 años de prisión.
En una breve declaración al juez, Van Dyke dijo entonces que «nadie quiere tomar la vida de nadie, ni siquiera en defensa propia».
«Como hombre temeroso de Dios y como padre, tendré que vivir con esto por el resto de mi vida», agregó, en voz baja y de pie frente al magistrado, su esposa e hijas.
El incidente ocurrió en el vecindario de Archer Heights, en el suroeste de Chicago, donde el joven presuntamente había estado robando radios de camiones estacionados, armado con un pequeño cuchillo. Luego se comprobó que McDonald, que no acató las órdenes policiales de arrojar la navaja, estaba drogado.
Van Dyke fue uno de los últimos oficiales en llegar al lugar y casi de inmediato disparó su arma de fuego contra McDonald, y no una pistola eléctrica como se le había solicitado.
El vídeo del suceso, grabado por los policías, fue difundido un año después y desató protestas nacionales, además de provocar la destitución del superintendente de la Policía y una investigación federal por supuestos excesos en el uso de la fuerza letal a manos de los oficiales locales.
EFE