Gel y mascarillas para los primeros alumnos de la era covid en España

FECHA:

Barcelona (España), 1 septiembre.- Termómetros, mascarillas, higiene de manos y distancia. Con estas medidas «excepcionales» anti-COVID abrió este martes sus puertas a los alumnos el American School of Barcelona, el primer colegio de España en iniciar su curso escolar después de seis meses de parón por la pandemia de coronavirus y las vacaciones de verano.

El centro, una escuela privada internacional en la que cursan sus estudios 890 alumnos de 55 nacionalidades, el 30 % de ellos españoles, dio hoy el pistoletazo de salida del curso escolar para los alumnos de entre 1 y 12 años. El miércoles lo harán los más mayores, con edades comprendidas entre los 12 y los 18.

Con más de 460.000 contagios y 29.000 fallecidos desde que empezó la pandemia, España afronta ahora el reto de garantizar la seguridad sanitaria en escuelas, colegios e institutos para los 8,2 millones de estudiantes no universitarios que inician las clases.

Son niños y adolescentes de educación Infantil, Primaria, ESO, Bachillerato y Formación Profesional, que volverán a convivir después de casi seis meses sin relacionarse.

Algo que debía ser normal, pero que este martes se convirtió en un acontecimiento casi histórico, con medios de comunicación registrando la entrada de los primeros alumnos que retomaban las clases presenciales, y muchos padres grabando también la alegría de sus hijos.

A pesar de la incertidumbre, los padres destacaron el nivel de organización, la confianza en las medidas tomadas por el centro y la buena comunicación que ha habido desde el principio: «Han hecho todo y más para que las cosas vayan bien», aseguraba Íngrid.

PULSERAS DE COLORES Y SITIOS ESPECÍFICOS

Además de los controles de temperatura y la higiene de manos, entre las medidas adoptadas por el centro, que ya de por sí cuenta con ratios bajas, entre 15 y 20 alumnos por clase, destaca que todos los estudiantes irán identificados con una pulsera de colores, según el grado, que indicará a qué grupo pertenecen, para que los profesores controlen que no se mezclen.

Y no lo harán en ningún momento, pues contarán con espacios asignados en el comedor y en la zona de recreo y para minimizar el contacto en los pasillos serán los profesores los que cambiarán de aula.

Los mayores de 6 años llevarán mascarillas dentro de las clases, aunque se la podrán quitar cuando estén al aire libre en el recreo y en la clase de educación física.

A pesar de las medidas y los protocolos, el subdirector del centro, Bill Volchok, explicó a Efe que los padres de entre 20 y 30 alumnos han optado por no llevar aún a sus hijos al centro, por lo que la escuela ha puesto a su disposición un programa de enseñanza virtual.

UN COLEGIO EXCLUSIVO

La excepcionalidad del protocolo y los abundantes medios para llevarlo a cabo -casi una decena de trabajadores atendía a los alumnos que accedían por una de las tres entradas- concuerda con el perfil de las familias del centro, que pagan entre 12.000 y 21.000 euros al año por hijo.

En las puertas del colegio no hay rastro de autobús escolar y son pocas las paradas de transporte público cercanas -no hay ninguna parada de metro a menos de 30 minutos-, mientras que abundan los coches de alta gama, que aparcan ante la escuela siguiendo las indicaciones de un asistente del centro que cortésmente abre las puertas de los vehículos.

Si bien el temor al contagio y al cierre de las escuelas puede ser el mismo que los padres de un alumno de la escuela pública, en este caso la brecha digital, las dificultades para aislarse en casa o la exposición al virus en el trabajo o en el transporte público no son preocupaciones de estas familias, que ante un eventual, y obviamente indeseable, cierre de las escuelas explican que «con un poco de organización» podrían hacer frente a la situación.

Marc Corominas

EFE

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