El Gobierno sostenido por la ONU en Trípoli (GNA) decretó hoy tres días de luto por la muerte anoche de al menos 42 cadetes en un bombardeo atribuido al mariscal Jalifa Hafter, hombre fuerte de Libia, y a las fuerzas aéreas de Emiratos Árabes Unidos sobre una escuela militar en la capital.
Las víctimas fueron enterradas este domingo durante sentido y multitudinario funeral en la simbólica Plaza de Mártires que acabó con llamamientos de la población a romper las relaciones con Doha, principal aliado del Hafter en su largo asedio a la capital.
Una demanda que el Ejecutivo encabezado por Fayez al Serraj dijo trataría en una reunión convocada para este mismo domingo.
«No esperamos una posición estadounidense, ni ninguna otra, para derrotar a Haftar. Basta el apoyo de Turquía o Catar», declaró el ministro de Interior del GNA, Fathi Bashagha.
Ahmed Maitiga, diputado en el Consejo Presidencial, denunció que «no existe terrorismo como éste», en alusión a las tropas de Hafter, y advirtió que el GNA y su aliado, la ciudad-estado de Misrata, de la que el mismo procede, «somos capaces y podemos terminar con él, eliminarlo».
El mariscal, que tutela el gobierno no reconocido en la ciudad oriental de Tobrouk y controla la mayor parte del territorio y los recursos energéticos, puso cerco a Trípoli el pasado 4 de abril, durante la visita oficial a la capital del secretario general de la ONU, Antonio Gutierres, en un claro mensaje a la comunidad internacional.
Desde entonces, han muertos en los combates más de 1.500 personas -en torno a 250 de ellas civiles-, cerca de 15.000 han resultado heridas y más de 100.000 se han visto obligadas a abandonar su hogar y a convertirse en desplazados internos.
En las últimas horas, cerca de medio centenar de personas han muertos en ataques atribuidos a Hafter, que además del apoyo de Emiratos cuanta con el respaldo político, militar y económico de Arabia Saudí, Egipto, Rusia y Francia.
EFE.