Pekín, 27 nov- Greenpeace acusó hoy a las compañías petroleras y de gas natural de China de utilizar créditos de carbono para «lavar su imagen» y seguir importando gas natural sin comprometerse a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero.
La organización ecologista publicó un informe en el que analiza los riesgos y las deficiencias de los créditos de carbono basados en proyectos forestales, que son los que utilizan empresas como PetroChina, CNOOC, Shell, BP o TotalEnergies para vender o comprar gas natural licuado (GNL) como «carbono neutral».
Los créditos de carbono son un mecanismo que permite compensar las emisiones de dióxido de carbono en un lugar mediante la financiación de proyectos que las reducen o las eliminan en otro sitio.
Sin embargo, Greenpeace advierte de que estos créditos de carbono «no son una solución al cambio climático», sino una forma de «ocultar las emisiones continuas y crecientes» de las compañías petroleras y de gas.
La organización señaló además numerosos «problemas metodológicos y de calidad» en el sistema de créditos de carbono en el país asiático.
Greenpeace analizó 15 proyectos forestales en China cuyos créditos de carbono habían sido utilizados por empresas petroleras y aseguró que más del 80 % de los proyectos plantaron especies de árboles con un riesgo medio o alto de incendiarse.
«Estos proyectos tienen una calidad inconsistente y a veces plantean riesgos para los ecosistemas», recogió la institución ecologista.
Li Jiatong, representante de Greenpeace en Pekín, indicó en el informe que los créditos de carbono «no tienen cabida» en los objetivos de descarbonización, y que las reducciones de emisiones deben provenir principalmente del cambio de la producción energética de los combustibles fósiles a las fuentes renovables.
China, el mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo, se fijó en septiembre de 2020 el objetivo de alcanzar el pico de sus emisiones de CO2 antes de 2030 y la neutralidad de carbono antes de 2060.
El gigante asiático también se comprometió a reducir sus emisiones de CO2 por unidad de PIB en al menos un 60 % para 2030, en comparación con los niveles de 2005, según un plan climático que presentó en 2021.
Además, en 2030 aspira a conseguir que los combustibles no fósiles procuren un 25 % de la energía generada en el país, en el que el carbón es todavía protagonista absoluto.EFE.