Bogotá, 13 de octubre de 2022.- El escritor colombiano Héctor Abad Faciolince considera que, aunque está de acuerdo desde un punto de vista filosófico con el perdonar a quienes han tomado las armas en Colombia, desde un punto de vista político es «problemático» poner en el mismo costal a la guerrilla y a quien se ha dedicado solo al narcotráfico.
«Filosóficamente estoy bastante de acuerdo con la paz total, pero políticamente estoy menos de acuerdo con la paz total», aseguró a EFE Abad, refiriéndose a la nueva etapa que ha emprendido Colombia de la mano del presidente Gustavo Petro para negociar y dialogar con todos los actores armados que operan en el país.
En esa política de paz total se contempla retomar las negociaciones con la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional, pero también empezar diálogos con grupos como los formados por quienes se salieron o nunca firmaron el acuerdo de paz con las FARC, los paramilitares Clan del Golfo o bandas criminales dedicadas al narcotráfico.
Por eso, el escritor, que acaba de presentar su nueva novela, «Salvo mi corazón, todo está bien» (Alfaguara), cree que «poner en la misma canasta, en el mismo costal, gente que equivocadamente se fue a la lucha armada por motivos ideológicos y políticos y los que simplemente se dedicaron a ganar dinero y a matar para ser muy ricos me parece política problemático».
El autor de «El olvido que seremos», donde habla del asesinato de su padre, Héctor Abad, precisamente a manos de sicarios supuestamente enviados por paramilitares, asegura que, «a nivel filosófico», la solución no es «el castigo, la cárcel, la severidad, la mano derecha firme», pero al aplicarlo a la realidad se complica.
«Los que se han dedicado a ese negocio no es que simplemente sean exportadores de cocaína o de otras sustancias; son gente que ha matado jueces, policías, ciudadanos normales», explica, por lo que, a pesar de que la guerrilla también traficó o cobró «su gramaje» del narcotráfico, es más complejo tratarlos por igual.
«Ya con la guerrilla fue muy difícil saber hasta qué punto eran sinceros», alega y continúa: «Me parece también difícil premiar a los que reincidieron, a los que se fueron y no aceptaron unas condiciones muy generosas y luego incluir a gente claramente del ámbito de la delincuencia, si bien estoy de acuerdo filosóficamente, políticamente me parece muy problemático».
EFE