Barcelona (España), 5 de diciembre de 2021 – El historiador británico James Holland, que acaba de publicar «Sicilia 1943» (Ed. Ático de los libros), el desembarco que movilizó a «160.000 soldados británicos, estadounidenses y canadienses, más que los de Normandía», cree que en esta operación «pusieron a punto la guerra aérea» fundamental en la victoria final.
En una entrevista con Efe, Holland (Salisbury, 1970) defiende que, antes que el Día D de Normandía, fue también decisivo el desembarco anfibio en Sicilia, que, a su juicio, marcó el desenlace de la Segunda Guerra Mundial.
Aunque el historiador sostiene que «desde el verano de 1941 Hitler ya no tenía posibilidades de ganar la guerra», piensa que «la campaña de Sicilia fue clave para el resto de la contienda, pues en el verano de 1943 Alemania se dirigió al frente del Este por última vez y en septiembre Italia abandonó el conflicto».
Holland resta importancia al frente del Este en ese desenlace final: «En el Este es donde hubo mayores pérdidas de vidas, tanto del ejército soviético como del alemán, pero en verano de 1943 los alemanes perdieron 700 aviones en el Este y 3.500 en el Mediterráneo», que contabilizan unos 6.000 aviones contando con los que la Luftwaffe había perdido desde noviembre de 1942 a mayo de 1943.
Ello determinó, resalta Holland, «la pérdida del poder aéreo de los nazis», necesaria para que las operaciones terrestres de los aliados tuvieran eficacia.
«La llamada Operación Husky, un año antes que el Día D, acabó con éxito porque se produjo una unión simbiótica entre las fuerzas de tierra, mar y aire de Estados Unidos, Reino Unido y Canadá» y se encontraron menos resistencia italiana de la que esperaban tras la experiencia de la Batalla de Túnez, donde se habían reunido militares veteranos italianos que luchaban muy bien.
Recuerda Holland que lo más importante en una operación anfibia es «asegurar el desembarco» pues «una vez desembarcas, si te mantienes en la posición no importan los días que dure».
Conscientes de que la zona de Siracusa y Augusta estaban muy defendidas, el general británico Bernard Montgomery decidió movilizar más infantería de la que aparentemente hacía falta.
Asegura Holland que el desembarco de Sicilia no se habría podido hacer antes, porque «para una operación como esta necesitaban controlar el cielo, no solo las playas, y ese dominio de los cielos permite atacar las líneas de suministros de los enemigos», pero además debían tener asegurado el norte de Túnez y Malta.
La operación se decidió en la conferencia de Casablanca de enero de 1943 frente a «la actitud reacia de EEUU, que tenía un enfoque estratégico diferente del Reino Unido, más partidario de diversificar la lucha para comprobar los puntos débiles de los alemanes».
Tras la campaña de Túnez, añade, los aliados tenían muchas fuerzas desplegadas en el Mediterráneo y así se presentó «la oportunidad de limpiar la zona y dejar a Italia fuera de la guerra con la caída de Mussolini».
Otro elemento a tener en cuenta, que la historiografía a menudo olvida, es que «Estados Unidos todavía no había desplegado un ejército terrestre (el VII)», apunta Holland, quien desliza algunos números para constatar la importancia de la logística en estas operaciones: «En Sicilia los aliados concentraron 160.000 hombres, 3.000 navíos y 3.400 aviones, unas cifras increíbles».
En «Sicilia 1943» (Ático de los Libros), Holland se refiere también al papel que jugó la mafia siciliana en la operación, al facilitar el acceso desde la zona oeste de la isla, donde desembarcó el VII Ejército norteamericano, que actuó por «pragmatismo»: «Intentaban ganar lo antes posible y con el menor número de víctimas y para ello no importó pactar con la mafia, que se benefició del mercado negro».
En «Brothers in Arms», su nuevo libro, que se acaba de publicar en Reino Unido y Estados Unidos, James Holland aborda «un proyecto muy personal», ya que sigue la experiencia de un regimiento de tanques británico desde el Día D hasta el final de la guerra.
Para la televisión, Holland está inmerso en una serie de ocho capítulos «Historias ocultas de la II Guerra Mundial» y también en una película sobre el final de la guerra en Italia. En primavera viajará al Pacífico para trabajar sobre una batalla que tuvo lugar en la isla de Peleliu, donde está «el campo de batalla mejor conservado de la guerra».
Jose Oliva
EFE