Barcelona, 18 ago – La Copa del América de Vela proyectará a partir del 22 de agosto la imagen del frente marítimo de Barcelona ante una audiencia global de 1.500 millones de espectadores, una exposición mediática que la ciudad espera capitalizar durante años en términos de reputación y atracción de turismo de calidad.
Esta competición, el evento deportivo internacional con mayor repercusión económica para el anfitrión después los Juegos Olímpicos y el Mundial de fútbol, tendrá un impacto para la economía local de 1.115 de millones de euros, entre el desembolso de visitantes nacionales y extranjeros, el de los equipos y las inversiones previas, según las estimaciones de Barcelona Capital Náutica.
Durante las cerca de diez semanas que durará el evento «no solo se verá el espectáculo de la competición de vela más emocionante, tecnológica y sostenible que existe, sino que tras los barcos aparecerá el frente marítimo de Barcelona en una imagen similar, si no mejor, a la famosa de los saltos de trampolín de los Juegos Olímpicos», señala a EFE el director general de Turismo de Barcelona, Mateu Hernández.
La llegada de las regatas ha acelerado además la transformación del litoral de la ciudad, que aún recuerda las olimpiadas de 1992 como el motor que despejó por primera vez el acceso al mar, y ha dado un nuevo impulso al ecosistema empresarial local ligado a la náutica.
Impulso al turismo sin llegadas masivas
El sector hotelero da la bienvenida a un acontecimiento que elevará la «imagen y el prestigio» de Barcelona, pero no provocará una llegada «masiva» de espectadores durante este verano.
«Es una muy buena noticia que la ciudad haya podido recuperar la celebración de estas grandes citas deportivas de nivel internacional», afirma a EFE Manel Casals, director general del Gremio de Hoteles de Barcelona.
Para esta temporada, se prevé en Barcelona una ocupación de en torno al 87 %, un nivel similar al del año pasado y solo ligeramente por debajo del que se registró en 2019, el año previo a la pandemia, una evolución que Casals considera una «buena dinámica».
Un estudio promovido por la fundación Barcelona Capital Náutica calcula que se producirán 2,5 millones de visitas relacionadas con el evento durante los dos meses que durará la competición, un cálculo que incluye los desplazamientos diarios tanto de visitantes extranjeros como de locales que se movilizarán para las regatas.
El director general de la fundación, Ignasi Armengol, señala a EFE que el número de turistas en la ciudad no será este año mucho mayor que el de otras temporadas a raíz del evento.
No obstante, un porcentaje relevante de las reservas en el litoral catalán, desde Sitges hasta Mataró, proceden este año de visitantes vinculados de alguna forma con la Copa del América, que ocuparán camas que otras temporadas disfrutaban otro tipo de turistas.
El «efecto escaparate» de la competición, que atrae a nuevas tipologías de visitantes, se continuará notando durante los próximos tres, cuatro y cinco años, resalta Armengol.
El objetivo es seducir a futuros viajeros «apasionados del mar, de nuestra gastronomía y nuestra cultura», recalca por su parte Hernández, que ve el evento deportivo como «la mejor campaña e inversión que puede hacer» un destino turístico «maduro y de éxito», con recursos suficientes para «elegir quién quiere que lo visite».
Transformación urbanística
Desde que se designó a Barcelona como sede de la Copa del América, hace más de dos años, el Port Vell ha recibido más de 120 millones de inversión público-privada, lo que ha acelerado el ritmo de una metamorfosis cuyas principales ideas ya estaban sobre la mesa y que continuará una vez concluya el evento.
El legado urbanístico de la cita deportiva incluye la recuperación para la ciudadanía de la zona del Rompeolas, con la construcción del paseo en la rambla Nova Bocana, que culmina en el nuevo edificio Mirador.
También se han rehabilitado el edificio histórico del Portal de la Pau y la Torre de Jaume I, y se han remodelado espacios de ocio privados como el Maremagnum, que estrena nueva zona de restauración, y el Club Natación Barcelona, que ha mejorado sus instalaciones.
Más allá de la Copa del América, se continuará trabajando para transformar en profundidad el Port Vell con proyectos como la apertura de los muelles de Drassanes y Barcelona Nord, que irán acompañados de la rehabilitación de los tinglados de Sant Bertran.
En ese último espacio se ubicará el BlueTech Barcelona, un centro de innovación ligada a la economía azul que alojará a «startups», instituciones internacionales del entorno marítimo y empresas vinculadas a la logística, el transporte y la actividad portuaria.
La náutica como motor económico
En términos empresariales, una de las aportaciones más relevantes de la Copa del América será la «valorización de la marca Barcelona», así como, en particular, «la marca del Puerto de Barcelona en el mundo náutico y marítimo», resalta a EFE Lluís Salvadó, presidente del puerto barcelonés.
Salvadó destaca el impulso que ha supuesto la competición no solo para mejorar la integración puerto-ciudad, sino también para fomentar «la descarbonización, la sostenibilidad ambiental y la innovación».
Las empresas concesionarias ubicadas en el puerto, especialmente las del Port Vell, están viendo incrementos significativos en sus volúmenes de facturación, una actividad extraordinaria que compensa los gastos generados para el puerto por mayores necesidades de personal, mantenimiento y mejoras asociadas a la Copa del América, destaca el presidente del organismo.
En su conjunto, la cadena de valor del sector náutico en Cataluña genera 1.028 millones al año y ocupa a cerca de 4.000 personas en más de 500 empresas, según un informe elaborado por la consultora Cluster Development.
Guillermo Ximenis
EFE