DIA 10. Del oro de Djokovic a los 9,79 de Noah Lyles, el más rápido del mundo

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El estadounidense Noah Lyles en el Stade de France en Saint Denis, Francia. EFE/EPA/YOAN VALAT

París,4 ago – El oro de Novak Djokovic, tras vencer en la final a Carlos Alcaraz, y la emocionante final de los 100 metros lisos con el triunfo de Noah Lyles, que se convirtió en el hombre más rápido del mundo al vencer en el el Estadio de Francia, en París, la final olímpica de los 100 metros con un tiempo de 9,79, marca personal, forman parte de las cinco noticias de la jornada 10 de los JJOO París 24.

Lyles pone a Estados Unidos al frente del medallero de París 2024

 Noah Lyles aventajó en solo cinco milésimas al jamaicano Kishane Thompson. Lyles inició en París, en la primera final que disputa, el reto con el que ha llegado a la ciudad francesa, el de ganar los oros en 100, 200 y el relevo 4×100, el mismo triplete que hizo hace justo un año en los Mundiales de Budapest.

El velocista estadounidense, 27 años, afrontó la final consciente de que los casi 80.000 espectadores que abarrotaron el Estadio de Francia estaban pendiente de él y él respondió montando un ‘show’ antes de la carrera, alentando al público, dándose golpes en el pecho y haciendo gestos de complicidad con la grada.

Sus 0.178 de reacción fueron el peor tiempo de los ocho finalistas, por lo que en carrera le tocó remontar, algo que hizo con esa punta de velocidad que a mitad de recorrido le ha salvado de una mala salida. En meta paró el crono 9.79, mismo tiempo que el joven jamaicano Kishane Thompson, que llegó solo cinco milésimas después para colgarse la plata y sorprender al estadounidense Fred Kerley, que se conformó con el bronce con sus 9.81.

Por primera vez en la historia de los Juegos Olímpicos bajar de diez segundos en las semifinales no dio acceso a la final. Y es que el nivel que hubo por entrar en la pelea por las medallas fue enorme, con el corte marcado por el estadounidense Kenneth Bednarek en 9.93

Djokovic deja a Carlos Alcaraz sin oro

La mejor versión de Novak Djokovic, la necesaria para sobrevivir al ciclón Carlos Alcaraz, apartó al español del camino hacia el oro y, por fin, le coronó como campeón olímpico, en París 2024, con una victoria por 7-6 (3) y 7-6 (2), el único éxito grande que quedaba pendiente en su inigualable historial y que dejó a su rival a orillas de otro registro legendario.

Un partido de altísimo nivel entre los dos mejores del momento que realzó la ambición de un jugador que se resiste a descender del pedestal en el que le ha situado la historia ante un alumno aventajado, un privilegiado natural que apunta a deportista de leyenda.

El Djokovic más brillante, a lo campeón, cerró el círculo y enterró su obsesión olímpica. Ha sido tardía, pero llegó. El más veterano en disputar una final de unos Juegos, en lograr el oro, se sitúa entre los elegidos.

Ya tiene su Golden Slam. Los cuatro Grand Slam y la medalla dorada en unos Juegos. A la altura de Andre Agassi, Steffi Graf, Rafael Nadal y Serena Williams, presente en uno de los fondos de la pista Philippe Chatrier, cuya grada no disimuló su apoyo incondicional al serbio desde el principio hasta el final.

Fue, de paso, una revancha para Nole, sacado de la pista en el último cara a cara, hace menos de un mes, en Wimbledon. Entonces, Alcaraz logró ganar en tres sets, del tirón, y sumar su tercer triunfo contra el serbio en seis enfrentamientos disputados. Con esos números llegaron a la cita de París.

No hay objetivo que se resista, antes o después, al ganador de veinticuatro Grand Slam, que acudió a la cita con la lección aprendida y con el físico necesario para mantener el tipo ante un rival dieciséis años más joven.

Las lágrimas de Carolina Marín

El estadio parisino de La Chapelle pasó de la fiesta a la tragedia en solo un segundo: la española Carolina Marín, que dominaba con brillantez la segunda semifinal de bádminton ante la china Bing Jiao He, se cayó, se dobló la rodilla derecha y tuvo que abandonar el partido devastada por el dolor, rota por la rabia de perderse una final que ya acariciaba.

Marín mandaba en el marcador por 21-14 y 10-6 cuando se produjo el accidente. Corrió a por el volante y la pierna derecha no aguantó. Su manera de taparse la cara con las manos, sus gritos, su inmovilidad en el suelo indicaron que la lesión era seria.

La vida de Carolina Marín se resume este domingo en dos imágenes que le acompañarán toda su vida. Son parecidas, pero con mensajes opuestos. En clave olímpica, se pueden comparar las dos fotografías de la Agencia EFE. En las dos llora. Una, de inmensa alegría, porque acaba de ganar su medalla de oro olímpica en Río 2016. Postrada en el suelo, Carolina solloza, ante de darse un sentido abrazo con su entrenador de toda la vida, Fernando Rivas, que esboza una sonrisa de complicidad. Un retrato firmado por Esteban Biba.

La segunda imagen, la de hoy captada por Miguel Gutiérrez, es la foto que sacude el alma de público y deportistas, sea cual sea su nacionalidad. Ilustra otro tipo de lágrimas. De pesar, de impotencia, de rabia. Aquí también Fernando Rivas posa su frente en la espalda. No hay palabras. Rivas llora por dentro. Son muchas horas, muchos años de entrenamientos sin fin desde que Carolina, con 15 años, llegó de Huelva siendo una adolescente a Madrid.

Hay simetría en la visualización. Pero las señales que envían son antagónicas. La expresión emocional ayuda a Carolina Marín a desahogarse. De felicidad, como en los JJOO de Río.O de dolor como esta fatídica matinal de verano en París, cuando todo el estadio de La Chapelle vio recorrer un sudor frío al ver la grave lesión cuando iba seguro a por otra medalla de oro en París 2024.

Marín se dio cuenta enseguida de lo que ocurría. «Me he roto», le dijo rápido a Fernando Rivas. Conoce su cuerpo y las sensaciones de inmediato tenían mala pinta. Mandaba en el marcador por 21-14 y 10-6. El publico, puesto en pie, le tributó la ovación de los JJOO. El doctor Ripoll, un grande de la traumatología mundial, comenta que la decisión de Carolina de retirarse y no prolongar su presencia fue sabia. Podría haber agravado la lesión.

Carolina es patrimonio de España. Y todos los sectores de la sociedad se han volcado con su apoyo incondicional. Fue un mal día. Una jornada para el olvido. Y para la historia del deporte olímpico. Para su experiencia vital, quedan dos imágenes. Llorar de plenitud, de bienestar por el oro, como en los Juegos de Río con aquel oro. Y de pesar y sin consuelo con su adiós injusto y prematuro a los JJOO de París, cuando le esperaba el cénit. Dos imágenes, dos secuencias de vida.

Día de África. Nigeria, en basket y Kayla Nemour en gimnasia, lo bordan

El femenino de Nigeria hizo historia este domingo al convertirse en el primer equipo africano -tanto en competición de mujeres, como de hombres- que alcanza unos cuartos de final de un torneo olímpico de baloncesto.

Las nigerianas derrotaron a Canadá (70-79) en su tercer y último partido del grupo B de la fase previa de los Juegos de París 2024, disputado este domingo en el estadio Pierre Mauroy de Villeneuve d’Ascq, en las afueras de Lille. Y, como habían ganado su primer partido ante Australia (75-62), antes de perder con la anfitriona (64-75), aseguraron el pase a cuartos con su segunda victoria en el torneo.

Liderada de nuevo por Ezinne Kalu, base del Roma -que fue la máxima anotadora del partido, con 21 puntos- este domingo, después de irse al descanso con cuatro puntos de desventaja (41-37), efectuó una sensacional remontada en el tercer cuarto, que cerró, tras un parcial de 5-23, catorce puntos arriba: 46-60.

Y además, Kayla Nemour planta una pica en el mapa de África. Mientras que la gimnasia francesa se irá de los Juegos de París sin un solo podio, una chica de 17 años nacida en Francia y formada en Francia, Kayla Nemour, ganó este domingo para Argelia el oro en las barras asimétricas, primer medalla en este deporte de su país de adopción y de toda África.

Nemour, portento de este aparato, capaz de hacer elementos que nadie más intenta, ignoró la presión a la que estuvo sometida durante el reciente ciclo olímpico por desavenencias con la federación francesa y, tras ganarse su plaza olímpica como campeona de África, se colgó una medalla sin precedentes en los Juegos, el estreno de un continente entero.

Francisca Crovetto devuelve a Chile a lo alto del podio olímpico

La tiradora Francisca Crovetto ganó este domingo la medalla de oro de skeet en los Juegos de París, tercer título olímpico de Chile en toda la historia.

Hasta ahora solo el tenis había conducido al deporte chileno a lo alto del podio, con los oros de Nicolás Massú en individual y del propio Massú y Fernando González en dobles en Atenas 2004.

Crovetto se impuso con suspense a la británica Amber Jo Rutter, con la que tuvo que ir al desempate tras igualar a 55 aciertos en el campo de tiro de Chateauroux. El bronce fue para la estadounidense Austen Jewell Smith, con 45.

La tiradora de San Miguel, de 34 años, encuentra así finalmente el premio a su larga carrera, tras clasificarse para cuatro Juegos Olímpicos. Ocupó el octavo puesto en Londres, el decimonoveno en Río y el vigésimo tercero en Tokio.

‘Fran’, tiradora desde los 13 años, quiso ser olímpica desde que vio a Massú y González ganar sus medallas en Atenas 2004. Hoy se convirtió en su sucesora como campeona olímpica. La suya es la primera medalla de Chile en estos Juegos.

Chile fue uno de los países participantes en los primeros Juegos de la historia moderna, Atenas 1896. Desde entonces ha ganado 14 medallas: cuatro en tenis, tres en boxeo, dos en atletismo, hípica y tiro, y una en fútbol.

EFE