Ciudad de México, 1 sep – El filósofo uruguayo-mexicano Carlos Pereda lamentó este domingo el desprecio de gobiernos y poderosos a los inmigrantes porque no son clientes que van a gastar su dinero y provocar ganancias al lugar donde llegan.
La obra de Pereda, ganadora en el 2007 del premio de ensayo de la editorial Siglo XXI, se ha retomado con gran aceptación en la Feria Internacional del Libro de las Universitarias y los Universitarios de México, dedicada este año a Uruguay.
«Los turistas son bienvenidos; los inmigrantes, no; y es doloroso», explicó el académico en una entrevista con EFE, a propósito de su libro ‘Los aprendizajes del exilio’, presentado en la feria de la capital mexicana, donde el exilio uruguayo en México fue uno de los ejes temáticos de discusión.
En su libro Pereda analiza las actitudes de los exiliados desde la pérdida, la resistencia o mirado como un umbral. A partir de la enseñanza de filósofos e historiadores de la antigüedad, Aristipo y Diógenes Laercio entre ellos, reflexiona sobre la diferencia entre exilio y migración.
«Los exiliados, por más que estén perseguidos, conservan un nombre propio y a muchos de ellos el gobierno o la sociedad que los apartó les sigue temiendo. La inmigración es distinta porque por ser una multitud, ya nadie los considera», aclara.
Opción única: vivir de forma definitiva
Doctor en filosofía por la Universidad de Constanza, Pereda llegó en 1978 a México. Influido por las enseñanzas de Luis Villoro, hoy es reconocido como uno de los principales filósofos vivos en el país, investigador emérito del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Al referirse a las diferentes formas de asumir el exilio manejadas en su libro, el escritor considera que las tres son legítimas.
«En el exilio con pérdida los exiliados pierden, no solo paisajes, sino toda una manera de vivir y hay gente que no puede recuperarse de eso. Otros lo toman como resistencia o como un umbral; es el caso de muchos poetas y militantes del exilio español y el de América del Sur», expone.
Pereda celebra la actitud de quienes toman el exilio como una manera de empezar a vivir de nuevo y pone de ejemplo al filósofo español José Gaos, quien hablaba de la opción de vivir en forma precaria o vivir en forma definitiva.
«La única opción que tenemos para no perder es vivir cada momento de forma definitiva. Eso fue lo que hizo Gaos y es lo que han hecho muchos exiliados cuando han llegado a nuevos territorios. Decidieron que lo importante era vivir en forma definitiva; no pensar en lo que se dejó atrás», opina.
El dolor de estar desunidos
Según la politóloga argentina-mexicana Julieta Marcone, una de las características de los ensayos filosóficos de Carlos Pereda es su accesibilidad. Sus trabajos abordan temas complejos y profundos, pero el filósofo tiene la virtud de reducir esa complejidad y traducirla de manera comprensible a lectores no especializados.
El libro ‘Los aprendizajes del exilio’ es un ejemplo de eso porque aumenta su belleza y es de lectura más agradable con los puntos de vista de algunos de los poetas más importantes de los siglos XX y XXI, Ida Vitale, Rafael Alberti, Luis Cernuda, Juan Gelman, Mario Benedetti y otros.
«Ser claro y ser directo debe ser una virtud de cualquier discurso y también aplica para cualquier prosa», asegura.
Pereda se refiere al rechazo a los emigrados por parte de quienes se fueron de su país y son poco solidarios porque alcanzaron cierta estabilidad en el lugar al que llegaron y no desean que esa estabilidad se ponga en duda.
«Yo sospecho; no sé si soy demasiado pesimista, que el tiempo de esos exilios del pasado cuando los gobiernos temían a los exiliados ha pasado. Ahora vivimos un tiempo de emigrantes, de quienes nunca se sabe cuál es condición, quién los va a proteger, ni adónde van a llegar», expresa.
¿Pueden verse las fronteras como una manera de dividir a la humanidad?
«Tal vez, pero lo duro es que no sabemos cómo volvernos a reunir», responde.
EFE