Naciones Unidas, 19 ago .- La secretaría general de la ONU anunció que los hutíes devolvieron este lunes el control de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, ubicada en Saná (Yemen), y asaltada por el grupo insurgente chií hace seis días.
«Los hutíes entregaron la oficina de nuevo al coordinador humanitario de la ONU para Yemen (Julian Harmeis). Las instalaciones parecen estar en su estado original, pero el inventario está siendo analizado actualmente», detalló Stephen Dujarric, el portavoz del secretario general de la ONU -António Guterres- en rueda de prensa.
El alto comisionado de la ONU para los derechos humanos, Volker Türk, denunció el martes pasado la toma de su oficina en Saná, capital de Yemen, por parte de las autoridades de facto hutíes, así como amenazas contra su personal y apropiación ilegal de documentos, mobiliario y vehículos.
La secretaría general volvió a exigir también este lunes «la liberación inmediata e incondicional» de los trece empleados de Naciones Unidas -seis de ellos trabajadores de la oficina de derechos humanos en Yemen- que permanecen detenidos por los hutíes desde el pasado junio.
«Los detenidos deben ser tratados con pleno respeto a los derechos humanos y deben ser capaces de ponerse en contacto con sus familias y representantes legales», incidió la secretaría general de la ONU.
Harmeis, según dijo la secretaría general hoy, espera ahora que la salida de los hutíes de su oficina en Saná sirva para «impulsar la liberación» de su personal «detenido arbitrariamente».
En las últimas semanas han circulado por internet videos en los que algunos de los trabajadores detenidos son presuntamente obligados a confesar acusaciones, entre ellas de espionaje.
Además de estos trabajadores de la ONU, se estima que otros 14 empleados de diferentes organizaciones humanitarias están detenidos en Yemen por los hutíes.
El miércoles pasado, el Gobierno de Yemen reconocido internacionalmente pidió a la ONU trasladar todas sus instalaciones y oficinas a la ciudad de Adén, en el sur del país, para garantizar su seguridad.
El movimiento insurgente hutí, próximo a Irán, tomó en 2014 Saná y desde entonces se hizo con amplias zonas del norte y el oeste del país, donde siguen librando una guerra contra las fuerzas del gubernamentales.
De acuerdo con la ONU, más de 18 millones de personas sufren las consecuencias de la inseguridad alimentaria, epidemias, desplazamientos forzados y daños a la economía e infraestructuras fruto del conflicto yemení, que está a punto de cumplir una década de hostilidades.
EFE