Buenos Aires, 25 ago – Varias empresas mineras han tenido que recalibrar sus proyectos de litio en Argentina ante el derrumbe de los precios internacionales, aunque confían en una estabilización futura del mercado y ratifican sus millonarias apuestas de largo plazo en el país suramericano.
Los 50 proyectos de litio que hay en Argentina -solo cuatro de ellos en producción y seis en construcción- se han visto afectados por el bajón del precio del ‘oro blanco’.
Una tonelada de carbonato de litio equivalente (LCE) grado batería cotiza actualmente a 10.483 dólares, menos de un tercio de lo que valía hace exactamente un año y muy lejos del pico de 80.909 dólares de noviembre de 2022.
La caída se explica por un exceso de oferta de litio y la moderación en las ventas de vehículos eléctricos, cuyas baterías tienen al litio como componente clave.
«El aumento explosivo del precio del carbonato de litio a inicios de la década incentivó una inversión masiva en proyectos de litio. La producción de litio se incrementó 2,5 veces en tres años», dice a EFE Fernando Zevallos Sulca, analista senior de CRU, consultora británica especializada en mercados de minerales, metales y fertilizantes.
En este escenario de desbalance entre oferta y demanda, la caída del precio afecta a todos los productores.
«Ante la caída de sus ingresos, las compañías priorizan generar efectivo y recortar costes para mantener una balance saludable y ser capaces de superar los desafíos actuales. Por supuesto, esto alcanza también a los proyectos en Argentina», apunta Zevallos Sulca.
Un ejemplo es el de la australiana Argosy Minerals, que a finales de junio comunicó que decidía suspender ciertas operaciones y reestructurar su plantilla, manteniendo la «prudencia financiera» para reducir así «significativamente los riesgos» de su proyecto Rincón, en la norteña provincia argentina de Salta.
Poco después fue la también australiana Galan Lithium, que tomó la «decisión prudente de desacelerar estratégicamente» la construcción del proyecto Hombre Muerto Oeste, en la provincia de Catamarca (noroeste).
También la australiana Lake Resources anunció en julio reducción de costes y de plantilla y la puesta en venta de activos no esenciales de litio en las provincias de Jujuy y Catamarca para «optimizar» sus finanzas y centrar sus esfuerzos en el proyecto Kachi, en Catamarca, para el que, además, busca socios estratégicos.
Y hace unas semanas Arcadium Lithium, fusión de la australiana Allkem y de la estadounidense Livent, anunció que no hará en paralelo sino en forma secuencial la expansión de su proyecto en producción Fénix y la construcción del proyecto Sal de Vida, ambos en Catamarca, aplazando inversiones.
Con todo, al anunciar esta decisión, Paul Graves, presidente y director ejecutivo de Arcadium, señala que, a pesar de los actuales precios, avizora «una fuerte trayectoria de crecimiento a largo plazo para la demanda de litio» y espera «con el tiempo un retorno a fundamentos de mercado más saludables».
«Inversiones robustas, que abundan en Argentina, no serán canceladas, pero sí veremos retrasos y postergaciones con respecto a los planes anunciados previamente», observa Zevallos Sulca.
Argentina, que en los dos últimos años triplicó su capacidad para producir carbonato de litio, es el cuarto mayor productor mundial de litio (detrás de Australia, Chile y China), el tercero en reservas (detrás de Chile y Australia) y el segundo en recursos (detrás de Bolivia).
«Nuestro pronóstico es que la producción en Argentina aumente y compita con la chilena en la próxima década. Por supuesto, esto supone que los actuales proyectos se financien, por lo que se necesitarían entre 3.500 y 4.000 millones de dólares», señala Zevallos Sulca.
En el sector marcan como atractivos para el desarrollo del litio en Argentina sus características geológicas y el nuevo régimen de incentivos a las grandes inversiones (RIGI), reglamentado el pasado viernes.
Según fuentes oficiales, varias empresas han manifestado su intención de acogerse al RIGI para las millonarias inversiones en litio que planean hacer, entre ellas la surcoreana Posco (2.000 millones de dólares); la china Ganfeng (1.000 millones); Eramine participada por la francesa Eramet y la china Tsingshan (entre 800 y 1.000 millones); y la anglo-australiana Rio Tinto (300 millones).
Natalia Kidd
EFE