Cientos de manifestantes han vuelto a las calles de la capital iraquí y otras ciudades del sur del país, donde se han registrado choques con las fuerzas de seguridad, después de que se haya reavivado el movimiento popular que dio comienzo el pasado 1 de octubre para exigir reformas políticas y económicas.
Una fuente del ministerio de Interior iraquí informó a Efe de que un manifestante murió y 40 sufrieron asfixia debido a los gases lacrimógenos empleados por la Policía para expulsarlos de la carretera Mohamed Qasem, cortada hoy por los manifestantes, que también han incendiado neumáticos.
Simultáneamente, otros cientos de manifestantes, entre ellos estudiantes universitarios y de secundaria, acudieron a la plaza Tahrir de Bagdad, epicentro de las protestas desde su estallido hace casi cuatro meses.
Los manifestantes han vuelto a salir a las calles después de un periodo de calma para exigir la formación de un nuevo Gobierno y presionar a las fuerzas políticas, que no han conseguido acordar un candidato a primer ministro desde la dimisión de Adel Abdelmahdi a finales de noviembre.
Además, también varias provincias del sur y el centro de Irak han sido escenario este domingo de nuevas protestas y, como ocurre frecuentemente, los manifestantes cortaron carreteras y rodearon sedes gubernamentales en las ciudades meridionales de Nayaf, Nasiriya, Kerbala y Diwaniya, según la fuente.
La pasada noche, algunos manifestantes de Nayaf prendieron fuego a una de las sedes del partido Hizbulá iraquí en el centro de la urbe y también soldaron las puertas de entrada de varios edificios gubernamentales «para impedir el acceso a los funcionarios», agregó la fuente de Interior.
Mientras, en Nasiriya los manifestantes «cerraron todos los departamentos del Gobierno, excepto los de Seguridad, Sanidad y los Servicios Sociales».
También se registraron protestas en las provincias de Basora, Babilonia, Di Qar, Wasit y Misan.
La quema y la clausura de sedes gubernamentales y de partidos políticos, así como el boicot del trabajo en las plantas petrolíferas, es algo frecuente en el sur del país, donde las protestas han sido especialmente violentas.
Desde el pasado viernes se ha reavivado el movimiento popular, después de unos días en los que sus reivindicaciones y presencia habían sido eclipsadas por la escalada de tensión entre Wahington y Teherán.
El día 17 se registró la primera víctima mortal del año en Bagdad, donde al menos otras 15 personas resultaron heridas en choques con los antidisturbios.
De acuerdo con la pública e independiente Comisión de Derechos Humanos iraquí, al menos 500 personas han muerto y más de 25.000 han resultado heridas en todo el país desde el inicio de la revuelta el pasado octubre.
EFE.