Viena, 7 sep – Irán sigue enriqueciendo uranio hasta niveles cercanos al necesario para fabricar armas atómicas y bloqueando las inspecciones internacionales, hasta el punto de que el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) advirtió hoy de su creciente incapacidad para verificar el programa nuclear iraní.
Irán acumula actualmente 10 kilos de uranio enriquecido hasta el 60 %, mucho más cerca del 90 % necesario para desarrollar un arma nuclear que del 3,67 % que le impuso como tope el acuerdo que cerró en 2015 con las grandes potencias, y que lleva incumpliendo desde 2019, después de que Estados Unidos lo abandonara.
Esos diez kilos suponen cuatro veces más de la cantidad almacenada el pasado mayo, según el informe restringido emitido hoy por el OIEA en Viena, y al que tuvo acceso Efe.
Además, acumula casi 2.373 kilos de uranio enriquecido a niveles más bajos, muy por encima de los 300 permitidos en el JCPOA, el acuerdo nuclear de 2015.
UNA VERIFICACIÓN CADA VEZ MÁS DIFÍCIL
«La confianza del Organismo de que puede mantener un conocimiento continuado (de las actividades nucleares de Irán) se está deteriorando con el tiempo y ahora ha empeorado aún más. Esa confianza se seguirá perdiendo a no ser que la situación sean rectificada inmediatamente por Irán», advierte el OIEA.
Estas revelaciones pueden dificultar más todavía la reanudación de las negociaciones para resucitar el pacto nuclear, con el objetivo de que Estados Unidos regrese al tratado y que Irán lo cumpla. Las negociaciones están paralizadas desde junio, antes de la victoria electoral del ultraconservador Ebrahim Rais en Irán.
Esta agencia de la ONU recuerda que su misión de vigilancia del programa nuclear iraní quedó seriamente socavada desde que a finales del pasado febrero Teherán dejó de cumplir los compromisos que adquirió por el acuerdo de 2015, que limitaba sus actividades atómicas para que no pudiera fabricar armas atómicas a corto plazo.
Irán ya comenzó a superar en 2019 los límites a la cantidad y la pureza del uranio que se le permitía enriquecer, llegando sucesivamente al 5, 20 y 60 %.
Pero el pasado febrero suspendió la aplicación del protocolo adicional del Tratado de No Proliferación Nuclear que permitía a los inspectores internacionales realizar controles por sorpresa en instalaciones nucleares.
Aunque el OIEA mantiene equipos automáticos de vigilancia, como cámaras y sensores que almacenan información, la incapacidad de acceder a ellos aumenta el riesgo de que se pierda la información.
Esa situación compromete la capacidad del Organismo de retomar su vigilancia en el futuro, advierte el informe, elaborado por el director general del OIEA, el argentino Rafael Grossi.
El OIEA e Irán mantienen desde hace tres meses un pacto, en principio pensado para durar un mes, que daba cierto acceso a los inspectores a los equipos, pero cuya eficacia es muy limitada.
De hecho, una fuente diplomática del alto nivel que sigue de cerca el programa atómico iraní advirtió hoy de que no es posible mantener esta situación por mucho tiempo, ya que el riesgo de que se pierda la información es demasiado grande.
TRAZAS RADIACTIVAS
En un informe paralelo, el OIEA recuerda que se han detectado trazas de contaminación radiactiva en varias instalaciones de las que el OIEA no tenía constancia que albergaran actividades nucleares, algo sobre lo que ha pedido, infructuosamente, explicaciones a Irán.
Por ello, Grossi está «profundamente preocupado» de que haya habido material nuclear en esas instalaciones y que su actual paradero es desconocido.
De hecho, el informe advierte de que la falta de avance en la aclaración de esas dudas «afecta a la capacidad del Organismo de proveer garantías sobre la naturaleza pacífica del programa nuclear de Irán».
El diplomático argentino se ha ofrecido a viajar a Teherán para reunirse con el nuevo Gobierno iraní salido de las elecciones del pasado junio.
EFE