Teherán, 28 de junio de 2024.- Irán celebra este viernes unas elecciones presidenciales anticipadas tras la muerte del anterior mandatario Ebrahim Raisí sin un claro candidato favorito, en medio del descontento de la población por la situación económica y social.
Unos 58.000 colegios abrieron sus puertas a las 08.00 hora local (4.30 GMT) y permanecerán abiertos hasta las 22.00 (18.30 GMT) tras una extensión de cuatro horas del horario en todo el país, donde están llamados a las urnas 61 millones de personas, informó la Comisión Electoral iraní.
El líder supremo de Irán, Ali Jameneí, fue el primero en depositar su papeleta en un acto televisado en el que llamó a votar de nuevo, ante las expectativas de una baja participación.
“La continuación, la fortaleza, dignidad y el honor de la República Islámica ante el mundo depende de la participación del pueblo”, aseguró la máxima autoridad política y religiosa del país.
Sin un claro favorito, los iraníes decidirán entre el pragmático conservador Mohamad Baqer Qalibaf, el ultraconservador Saeed Jalili y el reformista Masoud Pezeshkian para suceder a Raisí, quien murió en un accidente en mayo.
El Consejo de los Guardianes, cuerpo que veta a los aspirantes políticos, ha permitido la presencia de un reformista -que buscan cierta apertura del país- a diferencia de en 2021, lo que podría elevar la participación.
Se espera que los resultados se anuncien mañana sábado.
Las encuestas apuntan a una posible segunda vuelta en una semana dado que parece que ningún candidato logrará un 50 % de los votos.
El presidente iraní tiene capacidad de decisión en cuestiones nacionales y en menor medida en política exterior y de seguridad en Irán, donde Jameneí ejerce de jefe de Estado con vastos poderes.
Los tres favoritos son políticos con puntos de vista casi opuestos que tendrán que hacer frente a un momento geopolítico muy complejo, con la guerra en Gaza y las tensiones por el acelerado programa nuclear iraní.
Pezeshkian, cirujano de 69 años de la minoría azerí y exministro de Sanidad, comenzó con pocas expectativas pero ha ido ganando peso con un mensaje de acercamiento a Occidente y críticas al velo, a lo que se ha sumado el apoyo del bloque reformista.
Enfrente tiene a Qalibaf, un exgeneral de la Guardia Revolucionaria, exjefe de Policía, exalcalde de Teherán y presidente del Parlamento de 62 años que goza de una reputación de buen gestor y mano dura.
El tercer favorito es el ultraconservador Saeed Jalili, quien ha sido descrito a sus 58 años como un “verdadero producto de la Revolución Islámica” y se muestra opuesto a Occidente.
Descontento popular
Jameneí ha llamado en repetidas ocasiones a la población a votar, ya que la República Islámica otorga una gran importancia a la participación en las elecciones como muestra de su legitimidad y respaldo popular.
Pero si las autoridades consideran votar como una muestra de apoyo, muchos iraníes creen que la abstención es una forma de protesta y de restar legitimidad al sistema islámico.
“No voto. No va ver un cambio significativo de las libertades mientras nos gobierne este sistema”, dijo a EFE este viernes Neda, una arquitecta de 34 años que no llevaba velo y vestía una camiseta de manga corta, todo un atrevimiento en Teherán.
Kamyar, informático de 38 años, afirmó que tampoco iba a participar y que había aconsejado a “todos los que conoce” que no lo hagan.
“El presidente no tiene el poder para cumplir lo que promete, entonces lo mejor es no votar”, opinó.
El desencanto con el sistema político se ha profundizado en los últimos años, en especial tras la muerte de la joven Mahsa Amini en 2022 tras ser detenida por no llevar bien puesto el velo islámico, que provocó fuertes protestas contra las autoridades.
A ello se suma un profundo descontento por la situación económica con una inflación del 40 %, un devaluado rial y un 20 % de desempleo joven.
Esto se tradujo en la participación más baja en los 45 años de la República Islámica en las elecciones parlamentarias de marzo, mientras que en las presidenciales de 2021 se situó en un 48 %.
Jaime León
EFE