Naciones Unidas, 27 de septiembre de 2021.- El primer ministro de Israel, Naftali Bennett, advirtió este lunes que Irán está muy cerca de poder desarrollar armas nucleares y aseguró que, haga lo que haga el resto del mundo, su país no lo va a permitir.
Bennett, que intervino por primera vez ante la Asamblea General de Naciones Unidas, dedicó buena parte de su discurso a alertar de la amenaza que, a su juicio, Teherán plantea para Oriente Medio, sobre todo por el «gran salto» que en los últimos años ha dado su programa atómico.
«El programa de armas nucleares de Irán está en un momento crítico», defendió el líder israelí, que acusó a otros países de ignorar repetidas pruebas de esos avances o de haberse «cansado» de este asunto.
«Israel no tiene ese privilegio. No nos cansaremos. No vamos a permitir que Irán adquiera un arma nuclear», insistió Bennett, que pareció sugerir el uso de medidas alternativas a la diplomacia al subrayar que «las palabras no detienen las centrifugadoras» atómicas.
Además, acusó a Teherán de buscar la desestabilización de todo Oriente Medio dando apoyo a grupos como Hizbulá en el Líbano, Hamás en Palestina o milicias chiíes en Irak y denunció su intención de armarlos con «enjambres de drones» armados que ya ha puesto en servicio en los últimos meses causando bajas en varios países.
«Planean cubrir los cielos de Oriente Medio con esta fuerza letal», insistió el jefe del Ejecutivo israelí, que cargó repetidamente contra el nuevo presidente iraní, Ebrahim Raisi.
Bennett pasó de largo sobre el conflicto palestino-israelí y destacó la normalización de relaciones con varios países árabes a raíz de los conocidos como Acuerdos de Abraham, asegurando que habrá más naciones que lo hagan próximamente.
«Más y más países están entendiendo el valor de Israel y su lugar único en el mundo», recalcó.
Poco después de la intervención israelí, tomó la palabra el ministro de Exteriores de Yemen, Ahmed Awad Bin Mubarak, quien también atacó repetidamente a Irán por su intervención en la guerra que azota su país desde 2014, protagonizada por el gobierno de Sanaa (apoyado por Arabia Saudí y Emiratos Árabes, principalmente) y la milicia de los hutíes, de credo chií y apoyada por Irán.
El ministro Bin Mubarak dedicó su discurso a describir los numerosos crímenes que él atribuye a los hutíes y el papel de «patrocinador» de Irán en sus «masacres contra civiles» y en su fomento de la inestabilidad sectaria entre musulmanes de distintos ritos.
«Irán sigue siendo parte del problema, de la injusticias, la opresión y la destrucción» en Yemen, dijo el ministro, sin hacer la menor alusión a la intervención de los demás países que desde 2015 formaron una coalición internacional contra los hutíes que no ha logrado terminar con ellos seis años después.
EFE