Jerusalén, 6 feb – Israel profundiza ataques en el oeste de la ciudad de Jan Yunis -sur de Gaza- y parece prepararse para una ofensiva final a Rafah, en el extremo meridional de la Franja, mientras la ONU alertó hoy que esto sería un crimen de guerra al ser una zona superpoblada con más de un millón de civiles palestinos.
En el día 123 de la guerra, el Ejército israelí dijo este martes que sigue sus operaciones en el flanco occidental de Jan Yunis, bastión de Hamás en el sur del enclave, donde combate desde hace más de dos meses a nivel terrestre, y sus movimientos señalan que podría estar ultimando preparativos para un ataque a Rafah, la urbe más al sur de Gaza y fronteriza con Egipto, repleta de desplazados internos.
Las tropas mataron «decenas» de milicianos palestinos en Jan Yunis desde ayer y arrestaron a «ochenta personas sospechosas de estar involucradas en actividades terroristas», incluidas varias que habrían participado en el ataque del 7 de octubre contra Israel, según la fuente.
Entre otras acciones, también realizaron «redadas selectivas» en la zona, donde «los soldados destruyeron infraestructura terrorista y mataron a numerosos terroristas en combates cuerpo a cuerpo».
Por otro lado, la Oficina de Coordinación de Ayuda Humanitaria de la ONU (OCHA) advirtió hoy que una ofensiva militar de Israel en Rafah podría constituir «un crimen de guerra» por «el bombardeo indiscriminado de zonas densamente pobladas» como lo es la urbe.
«Para ser claros, la intensificación de las hostilidades en Rafah en estas circunstancias podría provocar la pérdida a gran escala de vidas civiles», declaró Jens Laerke, portavoz de la entidad.
La población de Rafa se quintuplicó desde que empezó la guerra el 7 de octubre y ahora supera los 1,1 millones de personas, y esto llevó todos los indicadores a graves extremos, que apuntan a una inminente crisis sanitaria por inexistencia de servicios públicos.
Agregó que la ONU debe advertir de lo que ocurriría en caso de que Israel cumpliera con lo que anunció sobre una invasión terrestre de Rafah, lugar al que ordenó evacuar a la gente desde el resto de la Franja ante una ofensiva que se saldó con al menos 27.585 palestinos muertos en el enclave.
Mientras Israel sigue también con operación selectivas al norte del enclave, donde las milicias de Hamás también siguen oponiendo resistencia, sus ataques de las últimas horas sobre el conjunto del enclave se saldaron con al menos 107 palestinos muertos, anunció el Ministerio de Sanidad de la Franja, controlado por Hamás.
Su portavoz, Ashraf Al Qedra, dijo que Israel está intensificando su asedio al hospital Nasser de Jan Yunis, el más grande de la urbe, donde «ataca sus alrededores de manera concentrada», lo que «pone en peligro inmediato las vidas de 300 miembros del personal médico, de 450 heridos y 10.000 desplazados» que se hacinan en el complejo.
En el hospital también hay «grave escasez de anestesia» y de otros suministros quirúrgicos o suturas, añadió Al Qedra, que remarcó que los generadores que dan electricidad al hospital «se detendrán en cuatro días debido a la falta de combustible».
Según agregó, Israel también «impide el movimiento de ambulancias» y todas las personas hacinadas en el hospital «están sin alimentos».
Todo ello se produce en el marco de una grave crisis humanitaria en Gaza y una devastación generalizada por la ofensiva militar, que dura casi cuatro meses.
Por otro lado, el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, se reunió este martes en El Cairo con el presidente de Egipto, Abdelfatah al Sisi, como parte de su nueva gira por Oriente Medio, para lograr una tregua en Gaza, liberar a los rehenes y aumentar la entrada de ayuda humanitaria al enclave costero palestino.
Tras su paso por Egipto, Blinken viajó a Catar, y después acabará su gira por Israel y Cisjordania.
Estados Unidos, junto con El Cairo y Catar, intenta promover un alto el fuego para liberar a los rehenes en Gaza a cambio del cese de hostilidades y la excarcelación de presos palestinos.
Su gira, la sexta desde el estallido de la guerra en Gaza, sucede en medio de una creciente tensión por los continuos ataques hutíes en el mar Rojo, así como tras los recientes bombardeos de Washington en Siria, Irak y el Yemen.
EFE