Joaquín El Chapo Guzmán está enfermo en su celda y no le ha pagado a sus abogados

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De las 24 horas del día, el jefe del cartel de Sinaloa permanece aislado 23. No puede recibir visitas, a excepción de las de sus abogados, a quienes no les ha podido pagar.

Es tal la incomunicación, que no ha podido dar la orden a sus “amigos”, para que paguen a sus abogados, por lo que estos no podrían adelantar una buena defensa ante las cortes estadounidenses.

“Que hagan lo posible para pagar los honorarios de mis abogados. Sin mis instrucciones no pueden hacerlo”, habría dicho el Chapo.

Tal vez conserve gran parte de los 14.000 millones de dólares de ingresos que se estima tiene El Chapo, pero no tiene acceso a ellos.

El 19 de enero de 2017, Joaquín Guzmán Loera, conocido como El Chapo, señalado líder del cartel de Sinaloa, fue extraditado a los Estados Unidos. Allí permanece en una celda de 6 metros por 3,5 metros.

Una corte del Distrito Este de Nueva York, en Brooklyn, lo investiga por narcotráfico. Pero además tiene pendientes con la justicia en Chicago, Texas, Miami y San Diego, esta vez por homicidio, conspiración para asesinar a funcionarios y lavado de dinero. Y en todas, también por narcotráfico.

Está recluido en un edificio de 12 pisos, en una sección especial, la 10 sur, la más dura, la más difícil para los diez presos que hay allí: los considerados más peligrosos. Está aislado y no puede hablar con nadie allí. Cuenta con una cama, una silla y servicios sanitarios.

Es vigilado por guardias y cámaras de alta definición. Emma Coronel, de 27 años, su esposa, no lo puede visitar. Solo tuvo una visita fugaz de sus dos hijas mellizas.

Sus abogados han pedido que cambien esas condiciones, pero el Chapo ha escapado dos veces de igual número de prisiones, por lo que es un interno en el que no se puede confiar.

Está muy enfermo

La revista Semana indica en un reciente informe que el Chapo está enfermo. “Sufre de dolores de cabeza. Vomita casi todos los días. No le han arreglado dos muelas que le duelen mucho y cumplió un año sin ver el sol”, escribe el semanario.

Sus deplorables condiciones las escribió en una carta que quiso leerle en audiencia al juez Brian Cogan, de la corte de Brooklyn, pero este no permitió la lectura, argumentando que podría tener mensajes cifrados.

La misiva terminó filtrándose a los medios de comunicación.