Santiago de Chile, 28 noviembre de 2024.- ‘The Scarlet Drop’, la emblemática película del cineasta estadounidense John Ford perdida durante más de 100 años, apareció este año entre el polvo de un almacén de la capital chilena, escondida en un lote de rollos de cinta antigua.
En enero de este año, el académico chileno de la Universidad de Viña del Mar, Jaime Córdova, compró un lote de películas a un viejo coleccionista en el barrio capitalino de Providencia, que desconocía su contenido y de las que se quería deshacer tras tenerlas almacenadas desde hace más de cuatro décadas.
Tras revisar el material, Córdova se dio cuenta que tenía entre sus manos nada más y nada menos que ‘The Scarlet Drop’ (‘La gota escarlata’), rodada en 1918 y uno de los 26 westerns que Ford filmó con Harry Carey, una de las primeras estrellas del cine mudo.
«No creo que vuelva a aparecer algo tan importante en mi vida como encontrar una película perdida de John Ford. Uno siempre ha admirado la obra de Ford, ¿pero hallar una película que además estaba perdida? Es como encontrarse con un santo grial», apuntó Córdova a EFE en una conversación telefónica.
«Todos los hallazgos son circunstanciales. Muchas veces te llega el dato de alguna persona que tiene películas en alguna feria o cuyo padre tenía una sala de cine o era coleccionista y las quieren vender», añadió.
«Estaba perfecta»
La cinta del legendario director, seis veces ganador del Oscar, fue sometida a un minucioso proceso de reparación que duró meses e incluyó una limpieza con alcohol isopropílico y alcohol de melaza, necesarios para la conservación de materiales fílmicos.
También, se rehicieron empalmes y fue digitalizada en 4K (ultra alta definición) en la Cineteca Nacional de Chile.
«Yo no quiero llamarle restauración. Evidentemente hubo una reparación del soporte fílmico, pero la imagen no ha sido intervenida. Si uno ve el tráiler, la calidad de la imagen del nitrato es extraordinaria», señaló.
«El nitrato arde espontáneamente a 40 grados de temperatura, lo mismo que si está en un proceso de descomposición, pero al abrir las latas, la película estaba perfecta. Son vueltas del destino, que permiten que algunas películas sobrevivan y otras no», finalizó el enorgullecido descubridor.
El filme de Ford, uno de los cineastas más influyentes de la historia y autor de clásicos como ‘¡Qué verde era mi valle!’ (1941) o ‘Más corazón que odio’ (1956), conserva los tintes originales de 1918, tonos rosados, azules y ocres, característicos de la técnica utilizada en la época para dar color a las películas y evitar la monocromía del blanco y negro.
Córdova decidió mantener las manchas de hongos que tiene la cinta por su antigüedad porque reflejan «la huella del tiempo»: «Es parte del encanto. Tiene 106 años a cuestas y trae todas estas marcas históricas».
«Nadie le dio importancia»
La cinta, que aborda cuestiones poco exploradas en la época como la desigualdad social, la lucha de clases o la marginalización, fue presentada de manera inédita el pasado septiembre en el Festival de Cine Recobrado de Valparaíso.
«Alumnos míos me decían: ‘Profesor, ahora comprendo lo fordiano del cine de Ford’, es decir, los rituales, los situaciones melancólicas, las diferencias sociales, los antihéroes y esa fotografía extraordinaria», afirmó Córdova.
El académico lamentó, sin embargo, que «en Chile nadie le dio importancia» y que «pocas personas saben quién es John Ford y su importancia para el cine».
«Quién sabe, probablemente algún festival europeo se interese en mostrarla (…) Lo que importa es que vuelva a estar disponible una película de un maestro como Ford», concluyó.
Nuria Morchón
EFE