Familiares y amigos del joven boliviano Limbert Guzmán, fallecido en Bolivia en disturbios posteriores a las recientes elecciones, le dieron el último adiós este viernes en medio de pedidos de justicia por su muerte.
El ataúd blanco de Limbert Guzmán llegó en un carro funerario al Cementerio General de la ciudad central de Cochabamba y luego gente cercana al joven, que tenía 20 años, lo llevó a hombros hasta el sector donde fue enterrado.
Un grupo de personas apostadas en el ingreso del camposanto empezó a gritar consignas en contra del líder cívico Luis Fernando Camacho y el expresidente Carlos Mesa, ambos opositores, a quienes el Gobierno de Evo Morales responsabiliza por la muerte del joven.
Otros asistentes les pidieron que se calmen para poder llevar adelante la ceremonia de entierro.
Encima del féretro se veía aún el cartel de «Promo 2019», en alusión a que Limbert esperaba terminar este año la escuela secundaria.
No faltaron sus compañeros de colegio, quienes llevaron flores y pancartas con mensajes de despedida.
Tras una ceremonia oficiada por un sacerdote, el ataúd fue colocado en un nicho, en medio del llanto de los allegados al joven y reclamos de que se haga justicia.
Limbert Guzmán es la tercera víctima mortal durante la crisis que atraviesa Bolivia tras las elecciones del 20 de octubre, con enfrentamientos entre quienes defienden la victoria de Morales y sus detractores que denuncian fraude electoral.
Gobierno y oposición han cruzado acusaciones por la muerte del joven y por la violencia registrada en el país en las últimas semanas.
Los seguidores del mandatario defienden su victoria en los comicios para un cuarto mandato consecutivo, mientras que sus detractores denuncian que hubo fraude electoral, piden al presidente que renuncie y demandan nuevas elecciones.
La región de Cochabamba registró durante gran parte del miércoles graves enfrentamientos que dejaron casi un centenar de heridos, además de la muerte de Limbert Guzmán.
Los dos primeros decesos, dos hombres que fueron heridos de bala, se produjeron el pasado 30 de octubre en la ciudad oriental de Montero, en enfrentamientos entre partidarios y detractores de Evo Morales.
Además de las tres muertes, los disturbios han dejado unos 383 heridos y 221 detenidos, siendo el miércoles la jornada más violenta desde que estalló el conflicto, según datos difundidos por la Defensoría del Pueblo boliviana.
EFE.
