Redacción Medioambiente, 31 jul – La península de Kamchatka, en el extremo oriental de Rusia, sufre este jueves las sacudidas de numerosas réplicas del terremoto de magnitud 8,8 que ayer hizo temblar la región, el mayor desde 1952, pero la alerta de tsunami ha decaído finalmente en las costas del Pacífico.
El Servicio Geofísico Unificado ruso registró ocho terremotos de magnitudes entre 4,5 y 6,7 en las costas de la zona en sólo una hora, aunque no vieron la necesidad de volver a activar la alerta de tsunamis por el progresivo descenso de los movimientos telúricos que podrían extenderse a lo largo de meses.
Kamchatka es una de la zonas con mayor actividad sísmica y por ende volcánica del mundo pero en esta ocasión el jefe de los programas de protección ambiental de Patrulla Verde, Román Pukálov, ha explicado a la agencia oficial rusa TASS que a pesar de lo aparatoso del fenómeno, no tuvo «consecuencias importantes» desde el punto de vista ecológico, ya que «no hubo accidentes en las centrales nucleares japonesas» y «sólo algunos leones marinos fueron alcanzados por la caída de rocas».
Tampoco se ha informado de víctimas mortales aunque sí de algunos desperfectos materiales en la zona costera.
En Asia
Las autoridades niponas han decidido levantar ya la alerta por riesgo de tsunami en todo el país, según ha confirmado este mediodía la Agencia Meteorológica de Japón (JMA) y después de que olas de hasta 1,3 metros sacudieran parte de su costa el día anterior.
A primera hora, la JMA había retirado el aviso ya en buena parte de la línea costera excepto en puntos del norte de Hokkaido, las islas Izu y otras ubicadas en Kagoshima, pero en este momento ya no está vigente en ninguna zona.
Los avisos por riesgo de tsunami de hasta tres metros de altura llevaron a las autoridades locales a emitir órdenes de evacuación que afectaron a unos 2 millones de personas, para que abandonaran sus hogares y se refugiaran en los espacios públicos habilitados.
Esta situación provocó graves interrupciones en el tráfico ferroviario y aéreo, incluyendo el área metropolitana de Tokio y alrededores, donde se concentra un cuarto de la población japonesa, y el aeropuerto de Sendai, que canceló y desvió varios vuelos.
Las precauciones japonesas toman como referencia el impacto del terremoto de 1952 que, con una magnitud 9, generó un tsunami de más de 10 metros que llegó hasta Alaska y Hawaii, además de causar la muerte de 2.300 personas.
China y Filipinas también han levantado el aviso de alerta ante la mejora de la situación.
En América
Distintos países americanos con costa en el Pacífico desde EEUU hasta el cono sur pasando por Centroamérica han levantado también sus alarmas que les llevaron a evacuar a población local y turistas aunque las olas que llegaron a sus costas apenas superaban el metro de altura en el peor de los casos.
En Colombia, por ejemplo, el gobierno canceló en las últimas horas la alerta de tsunami para la costa pacífica ante la desaparición de la amenaza del tsunami en las costas de Nariño, Cauca, Valle del Cauca y Chocó.
En Perú, el responsable de la Dirección de Hidrografía y Navegación de la Marina de Guerra, Jorge Vizcarra, confirmó la cancelación y «a partir de este momento cada capitanía de puerto y cada gobierno local debería ir evaluando abrir las actividades portuarias y costeras de sus respectivas jurisdicciones».
En Chile, el Servicio Nacional de Prevención y Respuesta y Desastres también canceló la alerta de tsunami para la región de Antártida, si bien rebajó a precaución en la Isla de Pascua y de San Feliz y la mantuvo en la costa central y septentrional.
La directora de la Institución, Alicia Cebrián pidió «paciencia porque estamos monitoreando la situación y ésta es cambiante» aunque las olas más grandes fueron de unos 60 centímetros en la región de Coquimbo a unos 60 kilómetros el note de la capital, Santiago, y de 70 centímetros en la isla de Pascua.
EFE