Redacción deportes, 10 de abril de 2022 – El polaco Michal Kwiatkowski (Ineos Grenadiers) volvió a ganar la Amstel Gold Race 7 años después de su estreno en la «carrera de la cerveza», en esta ocasión con una intriga e incertidumbre que resolvió la foto de llegada tras una pugna estrecha con el francés Benoit Cosnefroy, quien debió conformarse con la segunda plaza.
Fueron escasos milímetros, algo que solo puede detectar una máquina de precisión, pero suficientes para que la balanza se decantara a favor de Kwiatkowski como vencedor de la 56 edición de la Amstel Gold Race disputada entre Maastricht Valkenburg con un recorrido de 254.1 km.
Un renacer para el polaco, quien no ha olvidado sus viejas aptitudes para atacar en el momento adecuado, de lejos, para sorprender a sus rivales. Así lo hizo, por ejemplo, en el Mundial de Ponferrada 2014, o en la Milán San Remo, en la Strade Bianche en 2 ocasiones o en la propia Amstel, donde ya bebió el elixir de la gloria en 2015.
Esta vez la victoria se decidió al esprint entre los dos más fuertes de la escapada selecta y decisiva. «Kwiato» atacó a 21 de meta, se fue solo, luego se le junto Cosnefroy y ambos llegaron a la recta de meta, con sus perseguidores al fondo, en segundo plano.
Le atacó el francés, y respondió el polaco. Llegaron juntos. Pegados. Solo una foto de precisión podía resolver. Minutos de angustia, de ilusión contenida…. Cosnefroy llegó a recibir la noticia de que había ganado él, pero se quedó con la miel en los labios.
Triunfo para Kwiatkowski (Chelmza, 31 años), quien no alzaba los brazos desde el Tour de Francia 2020. El mismo tiempo en meta que Cosnefroy, 5h.58.10, a una media de 42,6 en el extendo recorrido de 254 kms.
A escaso segundos, derrotados, el grupo de excompañeros de fuga, con el belga Tesj Benoot al frente como tercero, y el gran favorito, el neerlandés Mathieu Van der Poel cuarto, después de varios intentos de marcharse del grupo perseguidor.
La Amstel, salpicada por 33 cotas, se animó al final con los grandes protagonistas, pero antes fueron corredores más modestos los que buscaron la gloria a su manera. Se formó una escapada de 6 con presencia de un hombre del Movistar, el suizo Johan Jacobs, quien se marchó del pelotón junto a Schelling (Bora-Hansgrohe), Doull (EF Education), Liepens (Trek-Segafrdo), Van Poucke (Sport Vlaanderen) y Rastelli y Gabburo del Bardiani.
La fuga fue languideciendo poco a poco, a medida que se sucedían las cotas y el viento iba desgastando soplando de cara. Subiendo el Loorberg (1.4km al 5.3 %), a 59 de meta, el grupo principal había bajado la barrera del minuto, preámbulo de una caza que se materializó pocos km después.
Cambió el panorama, empezó una carrera nueva que asumió como propia el Ineos poniendo sus 7 hombres a gestionar el reducido grupo principal que se iba a jugar el título en Valkenburg. Buena situación para la escuadra británica, con Pidcock y Kwiatkowski en la pelea, pero entre los 9 elegidos rodaban varios ilustres.
Mathieu Van der Poel iba solo, sin ayudantes del Alpecin, el Quick Step metió a Kasper Asgreen, el Jumbo a Benoot, el Lotto Soudal a Teuns, el UAE a Hirschi, el BikeExchange a Matthews y el Ag2r Citrôen a Cosnefroy. Un grupo de jerarquía que consolidó el proyecto ganador, abriendo diferencias a cada pedalada.
Entre todos ellos algunos sabían que su carta debia ser lanzada de lejos. En el penúltimo paso por el Cauberg (800 metros al 6,6) tensó Hirschi, quien movilizó a los hombres del Ineos. Pidcock cambió de ritmo, alteró al personal, pero quien se marchó por delante fue Kwiatkowski, abriendo hueco con permiso de todo, menos de uno, el francés Cosnefroy, quien salió en busca del polaco.
Ambos unieron fuerzas para afrontar los últimos 17 km. El polaco, campeón mundial en 2014 y ganador de la Amstel en 2015 quería volver a la cúspide del podio a pegarse el trago más dulce de la «carrera de la cerveza», el ciclista galo por su primera gran victoria.
Un proyecto sólido que tomó forma por la falta de reacción de los perseguidores. El entendimiento favorecía tanto a Kwiatkowski como a Cosnefroy, así que llegaron al punto que querían: la recta de meta, donde se dejaron de aspectos solidarios.
Por detrás atacó 2 veces Van der Poel, a 1.500 metros de la línea y a vista de meta, pero ni le dejaron ni tuvo fuerzas para imponer esta vez su poderío físico. A la desesperada, y ante la posibilidad de un exceso de confianza de los dos hombres de cabeza en el juego del marcaje, probó suerte el belga Benoot.
Antes arrancó Cosnefroy, tomando la delantera. Reaccionó su rival polaco y ambos llegaron juntos. Se dieron la mano, esperaron y al final la cerveza del triunfo fue para Kwiatkowski, siguiendo la senda triunfal del Ineos, que se acaba de adjudicar también la Itzulia con el colombiano Daniel Felipe Martínez. Por cierto, también con emoción hasta el final.
EFE