Zagreb, 16 de septiembre de 2021.- Ríos que fluyen a través de meandros, entre islotes de arena y bosques, con una exuberante vida acuática y miles de pájaros que anidan en sus bancos. Una imagen poco habitual en muchas partes de Europa pero viva aún en la zona fluvial Mura-Drava-Danubio, nombrada por la Unesco reserva de la biosfera.
«La reserva de la biosfera Mura-Drava-Danubio será así una región singular en el corazón de Europa, que con casi un millón de hectáreas protegidas contribuirá a que la UE cumpla sus objetivos de la transición verde», declara a Efe la directora de WWF (Fondo Mundial para la Naturaleza en Zagreb, Natasa Kalauz.
CINCO PAÍSES
Esta región, conocida como la «Amazonia europea» por su extensión y diversidad, es desde su proclamación ayer como reserva de la biosfera la mayor zona fluvial protegida en Europa.
Además, es la primera reserva de la Unesco en todo el mundo que se extiende por cinco países, Austria, Eslovenia, Hungría, Croacia y Serbia.
La reserva se extiende a lo largo de 700 kilómetros de curso libre de los ríos Mura, Drava y Danubio, en la que ya no se podrán construir centrales hidroeléctricas, regular artificialmente el caudal o extraer sedimentos.
La concesión de estatus de reserva a esta región contribuirá a que la UE pueda ejecutar su estrategia para la biodiversidad, en la que se incluye recuperar hasta 2030 unos 25.000 kilómetros de sus orillas fluviales y proteger un 30 % del continente, destaca WWF.
DESARROLLO SOSTENIBLE
Kalauz insiste en que, contrariamente a lo que suele pensarse, el respeto al medioambiente no es un freno al desarrollo económico.
«Las reservas de la biosfera son unos polígonos, laboratorios, para soluciones innovadoras para una convivencia sostenible entre el hombre y la naturaleza», explica.
La proclamación de la reserva es fruto de esfuerzos de 30 años de activistas y organizaciones ecologistas, entre las que destaca WWF, y a los que queda un gran trabajo y muchos retos para superar, advierte.
El biólogo y activista croata Goran Safarek, autor del libro «El delta del Mura, la Amazonia croata», comenta para Efe que se trata de «un gran cambio en el uso de estos ríos».
Destaca que la naturaleza de la región, preservada gracias a la ausencia de planes de desarrollo industrial, es una valiosa «reliquia» en el marco europeo, «que realmente se merece ser conservada y mostrada con orgullo».
FILTRO NATURAL
La región no es solo un paraíso para la flora y fauna, sino también una defensa natural contra las inundaciones y un sistema de purificación de las aguas y conservación de los acuíferos subterráneos que aportan el agua potable que alimenta la vida y las economías locales.
En esta biosfera están los criaderos naturales de peces más importantes en la cuenca del Danubio, con excepción de su delta, y es cada año zona de descanso o anidación para más de 250.000 aves.
Aquí, por ejemplo, anidan cada año 150 parejas de pigargo europeo, la comunidad más grande en Europa continental de esta especie de rapaz, y sirve también de hogar al cormorán pigmeo, el mosquitero musical, cigüeñuela común, distintos tipos de garzas, la cigüeña negra y el porrón pardo, entre muchas otras raras especies.
Los bancos empinados de estos ríos, que pueden alcanzar hasta unos 40 metros de altura, son el lugar preferido para cría de aves como el abejaruco y el martín pescador, mientras el charrancito común y chorlitejo chico anidan en las islas.
1.250 KILÓMETROS EN BICI
Entre los mamíferos protegidos figuran el gato montés, la nutria, el castor, el murciélago lagunero y el tritón crestado del Danubio, mientras abundan el ciervo rojo, el corzo, el jabalí, y el tejón.
La zona tiene enorme potencial de turismo rural, con actividades de remo, pesca, equitación, observación de aves, ciclismo y visitas turísticas guiadas, como las que se organizan en varios de los parques naturales que existen ya en la reserva.
La reserva puede recorrerse por la «Ruta ciclista de la Amazonia europea», de 1.250 kilómetros, entre Mureck (Austria) y Mohacs (Hungría), o bien por alguno de sus 27 segmentos temáticos en que se divide.
Por Vesna Bernardic