París, 8 de abril de 2022 – Los partidos socialista y conservador, que han protagonizado la vida política francesa durante las últimas seis décadas, se dirigen a una catástrofe sin paliativos el próximo domingo en la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas.
Los últimos sondeos de intención de voto asignan a la candidata del partido conservador Los Republicanos (LR), Valérie Pécresse, en torno al 9 %, mientras que la socialista Anne Hidalgo, alcaldesa de París, se hunde con un 2 % de las preferencias.
Con el presidente saliente, el liberal Emmanuel Macron, favorito en las encuestas, los siguientes tres lugares son para extremistas de derechas (Marine Le Pen y Éric Zemmour) y de izquierdas (Jean-Luc Mélenchon).
Una de las claves de la decadencia de los dos grandes partidos, que se han turnado en el poder desde el inicio de la V República, en 1958, es que Macron «ha logrado aglutinar buena una parte de la izquierda y la derecha moderadas», explica a Efe el politólogo Damon Mayaffre, del Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS).
Además, en ambos casos su reducido espacio político se ha encogido aún más por la pujanza de los partidos situados en los extremos.
PEOR PANORAMA PARA EL PS
El Partido Socialista (PS) tiene el panorama más complicado, ya que tras el malísimo resultado en 2017 de su candidato, Benoît Hamon, que logró un 6,36 %, hay analistas que ponen en duda su supervivencia.
Para un partido que durante algunos años de la década pasada controlaba la Presidencia y las dos cámaras del Parlamento, se trata de un panorama extremadamente duro.
Hasta la candidata presidencial socialista de 2007, Ségolène Royal, lo ha «traicionado» pidiendo el «voto útil» para Mélenchon.
Tras la debacle de hace cinco años, el PS tuvo que vender en 2018 su histórica sede de la calle Solférino, en pleno centro de París, para mudarse a otra más barata en la periferia de la capital. Y desde entonces ha sufrido caídas importantes en elecciones europeas y locales, aunque pudo mantenerse en las regionales.
Mayaffre explica que el PS es víctima de una «derechización del mapa político», pero también de una falta de brújula sobre a dónde ir. «Ya no representa a las clases populares, que se han ido con Le Pen o con Mélenchon», afirma.
Los responsables del PS tienen asumido que se avecina una auténtica catástrofe y en los últimos días ha habido ya discretas reuniones entre sus líderes más conocidos (como el expresidente François Hollande, el exprimer ministro Bernard Cazeneuve o la propia Hidalgo) para estudiar una estrategia de reconstrucción a fondo.
Hidalgo, que pide a sus simpatizantes «no dejarse llevar por los sondeos», ya ha reconocido de forma realista que su objetivo tras las elecciones es implicarse «en la reconstrucción de la izquierda para que vuelva al Gobierno lo antes posible».
Otro problema añadido será el económico. Si el PS no supera el 5 % de los votos, las arcas públicas no le reembolsarán los gastos de la campaña.
MALAS PERSPECTIVAS PARA LOS CONSERVADORES
Las cosas solo son ligeramente menos malas en el conservador LR, que también se ve en una pinza: en un lado el ala derecha de Macron y en otro la ultraderecha, que ahora tiene dos candidatos fuertes, Le Pen y Zemmour.
El electorado de Le Pen se nutre más de las clases populares y el de Zemmour de grupos socialmente acomodados, por lo que es este último el que ha erosionado más a los conservadores.
Pécresse ofreció una explicación victimista en una entrevista con la radio pública France Info: «El sistema quiere instalar un duelo entre Macron y los extremos, porque garantiza la reelección de Emmanuel Macron».
Sin embargo, Mayaffre recuerda que Pécresse, presidenta de la región de París, es «una candidata frágil» que ha dejado «dudas» sobre su estatura como mujer de Estado por «su personalidad y falta de carisma».
Ni siquiera el expresidente Nicolas Sarkozy, la figura de referencia de los conservadores a pesar de sus múltiples problemas judiciales, ha dado su apoyo explícito a la candidata de su partido, que fue ministra durante su Gobierno.
El PS y LR controlan cada uno los gobiernos de cinco de las trece regiones de la Francia metropolitana, así como los ayuntamientos de importantes ciudades (y el segundo tiene la mayoría en el Senado), por lo que usarán ese poder para intentar asentar su recuperación.
El primer paso será en las elecciones a la Asamblea Nacional de junio, en las que esperan un desgaste de la mayoría absoluta del partido de Macron (LREM) para intentar recuperar posiciones.
Fuentes socialistas han filtrado que incluso el mismo Hollande podría ser candidato a diputado para intentar ayudar a la resurrección de su maltrecha formación.
Rafael Cañas
EFE
