Bogotá, 7 de julio de 2022.- La Comisión de la Verdad publicó este jueves el capítulo de su informe final sobre exilio, titulado «La Colombia fuera de Colombia», y que narra las vivencias, problemas y situaciones de más de un millón de personas que tuvieron que irse del país por el conflicto armado.
La Comisión habla de una «población invisible», puesto que nunca ha habido cifras del fenómeno. Se sabe que entre 1985 y 2021 hubo más de 9 millones de víctimas del conflicto, pero los exiliados no están incluidos en esa cifra.
No obstante, «el exilio es la segunda victimización del país después del desplazamiento forzado», confirma la Comisión, que pide al Estado que reconozca que el exilio es una violación de derechos humanos y por ello promueva el acceso a la justicia y garantice las condiciones para que quienes quieran puedan regresar a su país.
UN FENÓMENO INVISIBLE
«El exilio es invisible no solo por su alto subregistro, sino también por motivos estructurales, como el no reconocimiento de estos hechos como una violación de derechos humanos; de ahí la desatención, desprotección y falta de acompañamiento con que se encontró la mayoría de las personas víctimas antes de salir del país para buscar protección internacional», dice la Comisión.
«Hay un exilio político de persecución política de los años 70 y 80 frente a sectores de izquierda, sindicalistas, etc. muy claro, pero después también hay víctimas de secuestro que huyeron del país para proteger sus vidas después de salir del secuestro o familias que huyeron para evitar la extorsión», aseguró en un video el comisionado Carlos Martín Beristain, coordinador del capítulo.
Hubo colombianos que consiguieron el estatus de refugiados, pero muchos otros vivieron en otros países tratando de entrar en la legalidad de la migración, enfrentándose en todo caso a sentimientos de no pertenencia, callaron su historia para olvidar o tuvieron que sobrevivir en situaciones muy precarias.
«Una cosa es clara: ninguna de las personas entrevistadas por la Comisión en otros países huyó porque quiso», sentencia el informe, que explica que además el exilio suele ser el último recurso.
Se enfrentaron a situaciones obvias como choques culturales o pérdidas económicas y de bienes, pero también a separaciones familiares o incluso al «insidio», el sentimiento de los que se quedaron por aquellos que se fueron.
UNO DE CADA TRES, PERSEGUIDOS
La Comisión de la Verdad colombiana, la primera que ha abordado el fenómeno del exilio en su totalidad, asegura que casi un tercio de los 2.080 testimonios recogidos evidencian persecución y violencia ejercida en razón a los liderazgos políticos y sociales como causa del exilio.
Retrata hechos como el de Gloria Lara, una abogada que era parte del Partido Liberal y trabajaba en procesos de expropiación ilegal de tierras indígenas, y que en 1982 fue secuestrada en Bogotá. Unos meses después se anunció que su cuerpo había sido hallado con las siglas de la Organización Revolucionaria del Pueblo (ORP), un grupo de izquierdas disuelto dos años antes.
El caso provocó la persecución judicial de 18 líderes de partidos políticos como el Nuevo Liberalismo, campesinos y estudiantiles, que fueron víctimas de tortura, detención ilegal y desaparición forzada por parte del Ejército.
«Tras muchas vicisitudes jurídicas, en 1983, luego de que el juez de primera instancia absolviera a los acusados, dieciocho personas salieron al exilio, donde han permanecido con sus familias desde hace ya casi cuarenta años», da cuenta el informe.
«EL CUARTO OSCURO»
Además de las historias de las víctimas que tuvieron que huir, el capítulo también recoge situaciones de «jóvenes que nacieron fuera, que no saben por qué son colombianos y británicos, que sus papás no les contaron la historia o les contaron cosas muy generales de la historia», subrayó Beristain.
«En el sentido de mi madre y de mi familia, lo que yo he visto es silencio: nadie habla del tema, como si fuera ofensivo hablar de ello, y también ese silencio te obliga como a creer eso, que no se debe hablar de ello, porque es escarbar en un dolor que se quedó ahí y nosotros ya estamos fuera de todo ese conflicto y en otro nivel», dice en el informe una exguerrillera del M-19 exiliada en Reino Unido.
De esa forma, el informe también habla de un «cuarto oscuro» en algunas familias, como una metáfora de las cosas de las que no se ha podido hablar, y que incluso a algunos les ha llevado a problemas de salud mental graves.
EFE