Sao Paulo, 9 de septiembre de 2022- La deforestación de la Amazonía brasileña se disparó un 80 % en agosto frente al mismo mes del año pasado, con 1.661 kilómetros cuadrados de vegetación nativa devastada, según alertas de los satélites divulgadas este viernes.
La deforestación de agosto es la segunda mayor de la serie histórica iniciada en 2016, siendo superada tan solo por agosto de 2020, cuando fueron talados 1.714 kilómetros cuadrados.
Los datos corresponden a la medición que realiza mensualmente el Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (Inpe) a partir del análisis de imágenes de satélite, aunque el dato oficial se conocerá hacia noviembre, cuando un sistema más sofisticado (Prodes) divulgue la tasa oficial.
Las alertas de deforestación entre el 1 de enero y el 31 de agosto aumentaron un 18,5 % respecto a los primeros ocho meses de 2021, con un total de 7.135 kilómetros cuadrados devastados.
De acuerdo con las alertas del Inpe, la Amazonía también registró en agosto sus peores incendios desde 2010, con un total de 33.116 focos identificados en el mayor bosque tropical del planeta.
«Los datos más recientes de deforestación e incendios en la Amazonía desafortunadamente confirman que tendremos un año con récords trágicos en el bioma», afirmó la responsable de Ciencias de la ong WWF, Mariana Napolitano, citada en un comunicado.
Las organizaciones ecologistas responsabilizan de la devastación de la Amazonía al presidente brasileño, Jair Bolsonaro, quien ha flexibilizado los controles ambientales, promovido la explotación económica del ecosistema y recortado el presupuesto de los órganos fiscalizadores.
Bolsonaro, que aspirará a la reelección en los comicios de octubre, defiende que la industria agrícola «es más importante» que conservar el mayor bosque tropical del planeta «en este momento» en el que no está garantizada la seguridad alimentaria de algunos países.
El gran rival de Bolsonaro de cara a las elecciones es el exmandatario progresista Luiz Inácio Lula da Silva, favorito en los sondeos, y quien defiende una explotación sostenible de la Amazonía que no implique la destrucción de los recursos.
EFE