San Salvador, 4 abr – Los familiares de Victoria Esperanza Salazar, la salvadoreña muerta a manos de policías en México, sepultaron este domingo sus restos a la espera de que en ese país se haga justicia y se marque un precedente contra la brutalidad policial.
La muerte de Salazar generó indignación en los dos países, además de reclamos de El Salvador y protestas de organismos internacionales, así como de grupos que acusan a las fuerzas de seguridad mexicanas de racismo y misoginia.
«Esperamos justicia, esperamos que se resuelva esto» porque «todos los medios vieron la manera en que asesinaron a mi hermana, que no fue una manera correcta de actuar de los policías», dijo a la prensa Carlos Salazar, hermano de la víctima, tras la inhumación, al tiempo que agregó que «nadie hizo nada por quererla ayudar, sino que solo la dejaron como un perro muerto».
Señaló que su familia sigue sin entender «qué pasó» y apuntó que las autoridades únicamente les han informado sobre la detención de cuatro policías, acusados de feminicidio. «Se supone que hay otros dos implicados más, siempre policías», añadió.
FUTURO DESCONOCIDO PARA LAS HIJAS
Salazar comentó, respondiendo a las preguntas de la prensa, que en algún momento se plantearon solicitar asilo para las hijas de su hermana, dos adolescentes de 15 y 16 años de edad, «si ellas se sentían inseguras de regresar» a El Salvador, pero esto no se concretó.
«Quisiera que ayudaran a mis sobrinas, porque quedaron en orfandad» y ellas son «la preocupación de nosotros», indicó.
Sostuvo que el futuro de las menores de edad en El Salvador es incierto, pero que se quedarán con su familia, que las apoyará para que «estén bien».
La pareja de Victoria Salazar, un hombre mexicano, fue detenido a raíz de una denuncia que presentó antes de su muerte por abuso sexual en contra de la menor de sus hijas.
Victoria, de 36 años, vivía desde hace cinco años en México, donde trabajaba en la limpieza de hoteles con una visa humanitaria que obtuvo en 2018 tras obtener refugio de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), según ha contado su madre, Rosibel Arriaza.
Sus restos mortales llegaron a El Salvador el sábado y fueron trasladados al municipio de Sonsonate, unos 63 kilómetros al suroeste de la capital San Salvador, donde familiares y allegados se reunieron para las honras fúnebres, una misa católica y su inhumación en un cementerio privado.
LA IMAGEN DE LA BRUTALIDAD CONTRA LAS MUJERES
Para Rina Montti, directora de Monitoreo de Derechos Humanos de la organización centroamericana Cristosal, el crimen contra Victoria pone en evidencia «la cantidad de vulneraciones y atrocidades que cometen las fuerzas de seguridad mexicanas».
«Esta brutalidad no es cometida específicamente contra las mujeres migrantes, en realidad es una letalidad y una violencia cometida contra las mujeres en territorio mexicano, sean o no sean nacionales», dijo a Efe.
No obstante, sostuvo que las violaciones a derechos humanos que sufren las mujeres migrantes son «más invisibilizadas», dado que una de sus características es que «van de paso».
Montti llamó a que se retomen otros casos de migrantes asesinadas por las fuerzas de seguridad de Mexico, como sucedió con María Senaida Escobar, de 19 de años de edad, en junio de 2019.
«Es un caso que aún está en la impunidad» y «esperamos que el Gobierno mexicano, de acuerdo con lo que dijo su presidente (Andrés Manuel López Obrador), garantice justicia en todos los casos», añadió.
Agregó que «es importantísimo que el Gobierno mexicano garantice justicia en todos estos casos y también garantice una revisión y depuración de sus fuerzas de seguridad».
Más de diez mujeres son asesinadas cada día en el territorio mexicano, de acuerdo a los análisis de múltiples organizaciones sociales.
Nayib Bukele, presidente de El Salvador, ha pedido que se castigue a los responsables y su homólogo mexicano, Andrés Manuel López Obrador, dijo el lunes sentir «vergüenza» por el actuar de la policía y aseguró que se hará justicia.
Por su parte, la ONU Mujeres y Amnistía Internacional han condenado también el suceso. Hugo Sánchez