Redacción América, 10 de abril de 2025.- La ofensiva comercial del presidente estadounidense, Donald Trump, que ya ha comenzado a aplicarse con aranceles del 10 % a la mayoría de los socios comerciales de Estados Unidos, ha reactivado los esfuerzos políticos por sacar adelante el acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur.
Tras veinticinco años de negociaciones y una firma oficial en diciembre de 2024, el tratado aún no ha sido ratificado, pero la coyuntura internacional puede estar abriendo una ventana decisiva para su implementación.
“Creo que todos reconocemos que esta dificultad, que puede afectar al comercio internacional, debe llevarnos a acelerar las discusiones en favor de Mercosur”, declaró el ministro francés de Economía, Éric Lombard, el pasado 1 de abril en París, junto a su homólogobrasileño Fernando Haddad.
“Las condiciones no están reunidas, pero seguimos trabajando”, añadió, en alusión a los ajustes pendientes en agricultura y medio ambiente.
El comentario marcó un giro en Francia, que ha sido uno de los principales frenos a la ratificación del acuerdo, por la presión de su sector agrícola. Aunque París mantiene exigencias —como cláusulas de salvaguarda y mayores garantías ecológicas—, el nuevo contexto geopolítico obliga a revisar prioridades.
Desde Brasil, Haddad insistió en que el valor del acuerdo trasciende lo comercial. “Permitirá que los defensores de la democracia, de la sustentabilidad, la libertad, converjan para que el multilateralismo se vuelva a posicionar con fuerza”, afirmó.
Durante su visita a Francia, en preparación para la llegada oficial de Lula da Silva en junio, recalcó que no se trata de “ganar o perder producto por producto”, sino de asumir una mirada política.
“Si no, sería una imposición y no un pacto”, advirtió en una conferencia el pasado 31 de marzo. También pidió a la UE “mirar el acuerdo sin mezquindad” y criticó que medidas como el “impuesto climático” europeo puedan convertirse en barreras disfrazadas de exigencias ambientales.
Ochocientos millones de consumidores
El tratado, que afecta a cerca de 800 millones de consumidores, eliminaría más del 90 % de los aranceles entre ambos bloques y contiene disposiciones sobre desarrollo sostenible, derechos laborales y cooperación técnica. Su ratificación depende aún de los parlamentos de los 27 países de la UE y de los cuatro del Mercosur: Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.
En este último país, el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Alfredo Fratti, también expresó su respaldo al acuerdo. “Puede ser un antes y un después para el sector”, dijo en una entrevista con EFE el pasado 2 de abril.
“Cuando vos tenés mayor demanda por algo que producís, aumenta el valor”, explicó. Fratti señaló que Uruguay necesita inversiones y mercados dinámicos para crecer, y que no puede depender de lo que hacía “hace veinte o treinta años”.
El ministro uruguayo defendió el rol del Mercosur como plataforma de integración: “Nosotros tenemos que crecer y para eso precisamos mercados que fluyan”. Y subrayó que la carne, uno de los productos estrella de exportación del país, necesita nuevos destinos.
Mejora del clima político
Aunque persisten obstáculos técnicos —como los criterios de trazabilidad y el impacto del impuesto europeo al carbono—, el clima político ha mejorado. Haddad fue claro al rechazar el proteccionismo climático disfrazado: “Deben tomarse medidas no con fines proteccionistas para el comercio, sino con fines proteccionistas del medio ambiente”.
El contexto global también empuja. Trump anunció ayer miércoles que desde ese mismo día, aplicará aranceles del 10 % a la mayoría de los socios comerciales de EE.UU., incluidos la UE, Vietnam o Japón, en lugar del 20 %, el 46 % y el 24 % inicialmente previstos. A la vez, impuso un gravamen del 125 % a las importaciones chinas.
“Fue escrito como algo muy positivo para el mundo y para nosotros. No queremos perjudicar a países que no necesitan ser perjudicados”, dijo Trump, explicando que el anuncio —publicado en Truth Social— fue redactado “desde el corazón” y “sin abogados”.
La medida disparó los índices de Wall Street, pero confirmó la orientación unilateralista de Washington, reforzando la percepción de que tanto Europa como América del Sur deben fortalecer sus vínculos comerciales para ganar margen de maniobra global.
La próxima reunión de ministros de Relaciones Exteriores del Mercosur, prevista para este viernes 11 de abril en Buenos Aires, incluirá entre sus temas centrales el estado del acuerdo con la UE y los pasos posibles para acelerar su implementación.
Como resumió Haddad durante su gira europea: “Podemos tener una práctica muy defensiva para frenar el acuerdo (…) o verlo como una manera de coordinar y dar valor a nuestra cadena productiva para buscar un equilibrio que evite guerras y migraciones”.
Manuel Fuentes
EFE