La infiltración de dineros del narcotráfico en mi campaña fue una operación nacional: Samper

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Este jueves 20 de febrero, ante la Comisión de la Verdad, el expresidente Ernesto Samper hizo su segunda contribución pública a la verdad del conflicto y ,aunque no dijo nada distinto a lo dicho en ocasiones anteriores, reiteró cómo fue la financiación de su campaña de 1994 a la que entraron dineros del narcotráfico provenientes del Cartel de Cali. Antes de explicar cómo entraron los dineros, dijo que en otras campañas, no solo la suya, la plata del narcotráfico ingresó a través de campañas regionales.

«Por ejemplo se presentaron 351 listas de cámara en 1990. Ya para 1994 eran 628 listas de cámara. Esa era una invitación a que los dineros de la droga financiaran las campañas. Y muchas campañas nacionales se financiaron con las regiones, con dineros de la droga. No solamente la campaña que me llevó a mí a la presidencia», dijo. Y agregó que lo mismo sucedió a finales de los 70 y en los 80. Luego reconoció que «la infiltración de los dineros en mi campaña fue una operación de carácter nacional. No fue algo que se surtiera a través de los canales regionales. Lo reconozco abiertamente».

El expresidente continuó explicando que la primera noticia que tuvo de esa infiltración del Cartel de Cali fue a través de los «narcocasetes», las grabaciones en las que los hermanos Rodríguez Orejuela hablaban de su apoyo a la campaña de Samper. Posteriormente, se detuvo a explicar cómo realmente sucedieron las operaciones criminales, aclarando que él no sabía lo que estaba sucediendo.

«Los administradores de la campaña montaron un lavadero de pesos. Cuando termina la primera vuelta, que gané, comenzamos a buscar la financiación de la segunda vuelta. Obtuve un compromiso del empresario Julio Mario Santodomingo, buscando unos recursos que pasaban de seis millones de dólares y se depositaban en la cuenta del director de la campaña. Efectivamente empezaron a llegar cheques y dineros en efectivo, que pensamos que eran la monetización en pesos de los recursos que ya estaba comprobado que estaban recogidos en Estados Unidos, pero eran los recursos que los administradores de la campaña habían convenido que entrarían del Cartel de Cali».

Y agregó que «los recursos bien habidos que estaban en Nueva York permanecían en las cuentas del director de la campaña». Es decir, «era una operación criminal para robarse la campaña». Dijo que no se dieron cuenta porque a medida que entraban dineros de la droga, sacaban los dineros limpios.

A la pregunta del padre Francisco de Roux, presidente de la Comisión de la Verdad, sobre los dilemas éticos de decir que sabía o no lo que había pasado; sobre qué decir y sobre dejar o no la presidencia, Samper dijo que, con el temor de decir que estaba desinformado sobre su propia campaña, debía reconocer que «sabíamos que algo había pasado, pero no sabíamos qué ni qué tan grave era. Era usual que en campañas regionales hubiera financiaciones del narcotráfico. Cuando habló (Santiago, presidente de la campaña) Medina, mi afán era aclarar que no hubo ningún tipo de acuerdo con el Cartel de Cali». También dijo que esperó hasta que la justicia diera una resolución para hablarle al país y que «nunca supimos qué era lo que estaba organizado en esta empresa criminal que se montó para lavar pesos en la campaña».

Sobre el asesinato de Álvaro Gómez Hurtado
El expresidente se refirió también al asesinato del líder conservador Álvaro Gómez Hurtado, el 2 de noviembre de 1995, un hecho con el que se le ha relacionado junto con el político, también del Partido Liberal, Horacio Serpa. En junio de 2011 se conocieron las declaraciones hechas por el extraditado narcotraficante Hernando Gómez Bustamante, conocido como Rasguño, desde Estados Unidos, a la Comisión de Acusación de la Cámara de Representantes que investigaba al expresidente Samper sobre el crimen de Gómez Hurtado. En esa oportunidad Rasguño manifestó que, en una oportunidad, fue testigo de una discusión en una finca en Tierralta (Córdoba) cuando Carlos Castaño, entonces jefe de las Autodefensas, discutía fuertemente por este magnicidio con el narco y jefe del cartel del norte del Valle, Orlando Henao. Henao aceptó que lo hizo porque fue un favor solicitado por Ignacio Londoño porque, supuestamente, Gómez estaba orquestando un golpe de Estado con los ricos de Bogotá, los militares y, si subía a la Presidencia, el país se volvía una finca de Estados Unidos y todos iban a terminar extraditados.

Pero no solo él se ha referido al caso. También se vincularon declaraciones de los paramilitares Freddy Rendón, El Alemán; una del hermano de éste, Daniel Rendón, «Don Mario»; la versión que el extraditado narcotraficante Johny Cano le dio a la Corte Suprema en Nueva York, y dos declaraciones más de los extraditados narcotraficantes Diego y Juan Carlos Montoya. La más curiosa de todas fue la de Carlos Alberto Lugo, uno de los primeros testigos del proceso Gómez Hurtado, que se retractó después, aunque en entrevista dijo que, ante las inconsistencias del programa de protección de testigos de la Fiscalía, decidió retirarse del caso. No obstante, que uno de los jefes de esta dependencia se ofreció a ayudarlo y lo llevó a su apartamento. Supuestamente a ese sitio fue el edecán del presidente Samper, el coronel Germán Osorio, para darle las pautas de cómo retractarse. A Osorio también lo han relacionado con el cartel del norte del Valle, con Elizabeth Montoya de Sarria (conocida como la Monita Retrechera, asesinada en junio de 1996) y su esposo el narcotraficante Jesús Amado Sarria.

En su segunda intervención en la Comisión de la Verdad, Samper empezó diciendo sobre este tema que aunque escribiera editoriales en contra del Gobierno en el periódico El Siglo, Gómez era su amigo. «Fui a Panamá a gestionar la liberación de Álvaro Gómez Hurtado con el M19. Cuando fui embajador de España me reuní con él (…). En el momento en que fue asesinado había tres ministros «alvaristas» en mi gabinete, magníficos ministros. Al margen de que Gómez escribiera o no el editorial de El Siglo, teníamos una magnífica relación personal, tanto que una semana antes de su asesinato tuvo la cortesía de enviarme con un amigo en común la solciitud de que quería hablar conmigo. Nunca lo pude hacer».

Dijo que, a pesar de las acusaciones contra él y contra Horacio Serpa supuestamente por cometer este crimen desde el Estado, lo que había era un claro intento de desviar la investigación porque se habían encontrado los autores materiales del hecho. Y leyó un aparte de un libro de Jorge Gómez Pinilla, que estaría por publicarse, en el que Myles Frechettte, embajador de Estado Unidos en Colombia entre 1994 y 1997, dice que este asesinato fue cometido por derechistas que querían dar un golpe de Estado a Samper, al que Gómez Hurtado se negó. Sostuvo que se trató de una conspiración contra su Gobierno.

El magnicidio de Álvaro Gómez Hurtado fue declarado crimen de lesa humanidad en diciembre de 2017, después de 22 años, lo que representa que las investigaciones nunca se cierren y los responsables no reciban ningún beneficio judicial. Álvaro Gómez fue víctima de un atentado el 2 de noviembre de 1995 cuando salía de las instalaciones de la Universidad Sergio Arboleda donde dictaba una cátedra. Dos sicarios motorizados interceptaron su vehículo y le dispararon en repetidas oportunidades causándole inmediatamente su muerte.

Tomado de El Espectador

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