Bogotá, 8 mayo de 2021.- Un diálogo amplio, que incluya a diferentes sectores de la sociedad y principalmente a los jóvenes, se perfila como la salida a la crisis que vive Colombia a raíz de las protestas que desde hace once días se suceden en las calles de todo el país, con un componente de violencia, muerte y destrucción.
Las manifestaciones fueron convocadas por el Comité Nacional de Paro, integrado por líderes sindicales y de organizaciones sociales, pero tienen como común denominador los rostros juveniles que se han encargado de mantener viva la llama de la «resistencia», como llaman a su oposición a la política económica del presidente Iván Duque.
Contexto
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«La salida es empezar a dialogar y negociar lo antes posible (…) así se pueden empezar a bajar los niveles de manifestación en las calles y por lo menos volver a la normalidad en el día a día de los colombianos», dijo a Efe el profesor Andrés Macías, del Centro de Investigaciones y Proyectos Especiales (CIPE) de la Universidad Externado de Colombia.
GOLPEADOS POR LA PANDEMIA
En Colombia hay 11 millones de jóvenes de entre 14 y 26 años de edad que representan el 21,8 % de la población del país, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE).
Justamente esa franja etaria es de las más golpeadas desde el punto de vista social por la pandemia de la covid-19 porque han visto aumentar la pobreza en sus hogares, el desempleo, la pérdida de oportunidades educativas y hasta la libertad de salir a divertirse, argumentos suficientes para ir a protestar.
Duque, que a comienzos de semana retiró de la agenda legislativa el controvertido proyecto de reforma tributaria, anunció luego un diálogo «sin diferencias ideológicas» para resolver la crisis que deja al menos 27 muertos, según la Defensoría del Pueblo y la Fiscalía, cifra que observadores independientes, como la ONG Temblores, elevan a 37, en su mayoría gente joven.
Como parte de ese diálogo, el presidente, que ya se reunió con políticos de distinto signo, magistrados y empresarios, lo hará el próximo lunes con líderes del Comité Nacional de Paro, y el miércoles con representantes de los estudiantes, agenda criticada por no dar prioridad a quienes en este momento tienen la palabra.
LA ALGARABÍA DE LA INSATISFACCIÓN
La oposición a la reforma fiscal, que golpeaba con más impuestos a la clase media y a los que menos ganan, fue el detonante de las protestas, pero la algarabía de los jóvenes en las calles colombianas, ya sean universitarios o desempleados, muestra que la insatisfacción va más allá de la política tributaria.
«La población más golpeada es la juventud, no solamente la estudiantil sino la juventud en general con un desempleo del 30 % para las mujeres jóvenes; es una cosa que no podemos sencillamente ignorar (…) y es lo que particularmente está sacando a la gente a las calles», aseguró Jennifer Pedraza, miembro de la Asociación Colombiana de Representantes Estudiantiles de la Educación Superior.
Pedraza fue escuchada esta semana en una sesión del Congreso donde explicó el papel de los jóvenes en las protestas y los motivos que los llevan a diario a las calles a manifestarse contra Duque, que aunque es el segundo presidente más joven en la historia de Colombia, nunca ha tenido sintonía con el grueso de esa franja de la población, haciendo realidad el refrán que dice «no hay cuña que más apriete que la del mismo palo».
AUSENCIA DE EMPATÍA
La falta de empatía de Duque con la juventud se remonta a las elecciones de 2018 por las críticas del entonces candidato presidencial del partido uribista Centro Democrático al acuerdo de paz firmado dos años antes con la guerrilla de las FARC.
Ese acuerdo, duramente objetado por la derecha colombiana, fue celebrado por la juventud que vio en la paz la oportunidad de pasar una página de más de medio siglo de violencia sufrida por sus padres y abuelos, y decantó a la mayor parte del electorado joven hacia la izquierda representada en esas elecciones por el senador Gustavo Petro, cuya mano es para muchos la que mueve el hilo de las protestas.
«Es fundamental escuchar a los movimientos estudiantiles, que están muy bien organizados, y también a los liderazgos regionales jóvenes que generalmente se tiende a dejarlos en segundo plano porque a veces se privilegia a los que más visibilidad tienen en Bogotá y las principales ciudades», agregó Macías.
La próxima semana los colombianos sabrán si la opinión de los jóvenes en materia de educación universitaria pública gratuita, renta básica para los más pobres y oportunidades de empleo, será realmente tenida en cuenta a la hora de construir un mejor país o si los espacios de debate político seguirán cerrados para ellos.
Jaime Ortega Carrascal
EFE