La lujosa whiskería de Chapinero donde explotaban sexualmente a niñas

FECHA:

Era una cantante aficionada de 24 años, caminaba por la plaza de Bolívar de Pereira buscando que alguien le comprara un computador portátil para completar el dinero del arriendo. Era lo último que tenía.

En medio del gentío finalmente reconoció un rostro, el de ‘Caliche’, aquel hombre que cinco años atrás le había alquilado una habitación. Era un día de octubre del 2018.

Este sujeto no solo la ayudó a vender el portátil, recordó que ella cantaba y le mintió diciéndole que conocía a alguien en Bogotá que podía ayudarla.

“Le dijo que si quería, la podían llevar a Corea para que cantara allá, que le iba a ir bien, que le pagaban 23 millones de pesos mensuales. Ella, al escuchar eso, dijo que claro”, cuenta un investigador de la Sijín de la Policía Metropolitana de Bogotá, recordando el relato de la mujer.

‘Caliche’ la puso en contacto con el ‘Turco’, con quien viajó a la capital del país. Ya en la ciudad,le explicaron que mientras se hacían los papeles para viajar a Corea tenía que trabajar como prostituta en la lujosa whiskería Forty Nine, ubicada en Chapinero.

❝Ella se asusta, pero sigue la corriente, estaba sola, no conocía a nadie.

La llevan a ese lugar para presentarle a alias Jota, el dueño del establecimiento

“Ella se asusta, pero sigue la corriente, estaba sola, no conocía a nadie. La llevan a ese lugar para presentarle a alias Jota, el dueño del establecimiento. Ese señor le pide que le cante, le empieza a dar alcohol y después la obliga a acostarse con él”.

En la madrugada, el ‘Turco’ se la llevó para un motel de la zona y ella se queda dormida. Cuando se despertó, este hombre, que la trajo desde Pereira, la había desnudado y estaba sobre ella. Como pudo se lo quitó de encima, esperó que se durmiera, se escapó y llamó a una amiga que es policía.

Una patrulla llegó a salvarla y después fue llevada para que contara ese testimonio ante las autoridades, que empezaron a investigar lo que pasaba en ese reconocido lugar.

Esta mujer aportó a la Sijín los números celulares de ‘Caliche’ y el ‘Turco’. Cuando los interceptaron, empezaron a descubrir que había toda una banda dedicada a ‘reclutar’ mujeres, mayores y menores de edad, en Bogotá, Pereira, Santa Rosa de Cabal y otras ciudades.

Algunos de los siete capturados por pertenecer a la banda ‘el Engaño’. Foto El Tiempo.

“Hubo una llamada donde se afianza la investigación, el ‘Turco’ se comunica con ‘Jota’ y este le dice: ‘Consígame una peladita’, le responde que sí, que claro, que tiene una de 15 a 16 años, y le cuelga”, cuenta el jefe de la investigación.

En una interceptación, los agentes escucharon cuando el ‘Turco’ habla con una menor de edad que estaba en Pereira, le explica que hay alguien en Bogotá que quiere conocerla, que se porte bien con él y que le pagan mucho dinero.

Alias Jota, oriundo de Santa Rosa de Cabal, tiene un hotel en ese municipio, una reconocida gallera que se llama JJ en Chinauta, Cundinamarca, y la whiskería Forty Nine, que en su interior tiene tienda de ropa y restaurantes con todos los lujos. Él era el líder de este grupo delincuencial.

Esta organización, que fue denominada ‘el Engaño’, tenía varias estrategias para convencer a sus víctimas. Una de ellas era con proxenetas en Pereira, quienes, como en el caso de la cantante, identificaban mujeres en condición de vulnerabilidad y les ofrecían estabilidad económica.

Otra, que era usada por alias Álex –quien vivía en Santa Rosa de Cabal–, consistía en que, aprovechando su buen porte y su apariencia física, conquistaba jóvenes, se hacía novio de ellas y después las convencía de que viajaran a Bogotá para conocer a ‘Jota’.

Mujer ‘vendió’ a su hija

También usaban las redes sociales. Alias Mauricio, un hombre de 50 años que apareció después de varias interceptaciones telefónicas, fue clave para capturar a esta organización criminal.

“Él vio por Facebook a una niña de bajos recursos de La Dorada, Caldas. Empezó a entrarle, a conquistarla, le decía ‘tú me gustas’, la enredó”, comenta un agente de la Sijín, quien reveló que la madre de esta menor fue quien la convenció, por dinero, de que viajara a Bogotá.

“En una llamada él le dice a la niña que le pase a la mamá, y ellos hablan. Le comenta que quiere tener una relación con su hija y ella le dice que sí, que yerno. Luego la señora empezó a pedirle plata, y él le giraba 80.000, 100.000, 200.000 pesos. En una oportunidad le envió de un solo giro 600.000, que eran para el transporte de la niña desde La Dorada hasta Bogotá, y del terminal a la whiskería”, dice un agente de la Sijín.

Estas consignaciones, como los audios de esas llamadas, fueron pruebas importantes para solicitar la captura de esa mujer, a quien se la denominó como alias Sonia.

Finalmente, la última estrategia que usaban era hacer publicaciones en redes sociales en las que ofrecían supuestos empleos como meseras.

En un anzuelo de estos, publicado en Instagram, cayó una menor de 15 años de nacionalidad venezolana. En este caso, la adolescente, viendo que a su mamá no le alcanzaba el dinero, quiso ayudarla, así que fue a este lugar a buscar el supuesto empleo.

El trabajo era como trabajadora sexual, que para que los clientes consumieran

más, y que si quería acostarse con ellos,

que era decisión de ella

“Alias Pacheli, quien era el que administraba la whiskería, la recibió y le dijo que el trabajo era como trabajadora sexual, que para que los clientes consumieran más, y que si quería acostarse con ellos, que era decisión de ella, y le dio una cédula falsa”, manifestó el líder de la investigación.

Con la evidencia recolectada por cerca de un año, las autoridades solicitaron una acción administrativa para ingresar al establecimiento en compañía de entidades del Distrito. En el procedimiento rescataron a la niña de La Dorada y a la venezolana, quienes hoy están bajo la custodia del ICBF.

Según el relato de una de ellas, eran más las menores de edad que estaban en el sitio, pero los investigadores sospechan que fueron sacadas del establecimiento por lugares ocultos destinados para ello.

Con todo esto, solicitaron siete órdenes de captura, incluso contra la madre de la niña que la envió por dinero a Bogotá.

Aunque todos fueron enviados a prisión, incluido alias Jota, propietario de la whiskería y líder de la banda, ninguno aceptó los cargos por concierto para delinquir, trata agravada de personas, explotación sexual infantil, entre otros delitos.

EL TIEMPO pudo establecer, además, que se está avanzando en una investigación para determinar la razón por la que este bar fue sellado solo por tres días y no de manera definitiva, tal y como lo ordena la ley cuando se descubre que hay menores de edad explotados sexualmente.

La Alcaldía de Bogotá fue notificada de la solicitud para que se cumpla dicha clausura. La Fiscalía también avanzará en el proceso de extinción de dominio de este inmueble.

Tomado de El Tiempo.

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