La mal llamada “limpieza social” un asunto paraestatal

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Imagen tomada del Periódico el Mundo

En las dos últimas semanas se han presentado tres casos de homicidios, los cuales tienen un posible denominador común, la mal llamada “Limpieza social” práctica utilizada en la ciudad, desde hace más de 30 años.

El primer caso se registró el miércoles 30 de octubre de 2013, en el barrio Doce de Octubre, parte alta, en el sector conocido como “El Plan” en la Comuna 6, de la ciudad innovadora de Medellín, allí fue asesinado por arma de fuego, Rubén Darío Taborda Jaramillo, 43 años de edad, quien trabajaba en el ramo de la construcción, al occiso le fue encontrado un cartel y en el estaba escrito la palabra “Violador”.

El segundo caso ocurrió a las 16:00 pm, en la carrera 50 B con la calle 77 A, barrio Campo Valdés, ubicado en la Comuna 4, sector conocido como el “Hueco” fue hallado el cadáver baleado de, Francisco Javier Gallo Londoño, 36 años de edad. Los asesinos le dejaron un cartel con la frase escrita a mano que decía “Violador”.

El tercer caso  se presentó en la calle 48 A con la carrera 103, barrio el Socorro en la Comuna 13, zona donde hay más presencia de fuerza pública y por ende es considerada la Comuna más “segura” de Medellín, allí asesinaron por arma de fuego a un menor de 15 años de edad, le encontraron un cartel que tenía escrita la palabra “Rata”.

 ¿Hechos aislados?

La mal llamada “Limpieza social” es parte de la cotidianidad violenta de la ciudad de Medellín, esta se ha ejercido desde hace más de tres décadas, pareciera ser que la institucionalidad y la sociedad olvidaran el papel que cumplió el grupo llamado,  Defensa Civil, en la década de los setenta, cuando la Policía, los proveyó con revólveres, para que ayudaran a controlar la seguridad barrial.

La institucionalidad en la década de los ochenta, conformo organismos paraestatales como “Seguridad y Control”, el DOC (Departamento de Orden Ciudadano) y auspicio la creación por parte de “personas de bien” del “MAS” (Muerte a Secuestradores, cuando el cartel de Medellín eran sus amigo íntimos) “Amor por Medellín”, “La Mano Negra”, que no eran otra cosa que grupos de asesinos dedicados a “limpiar” la ciudad de Las personas “estorbo” fueran estos, prostitutas, ladrones, homosexuales, luchadores sociales, entre otros. Hay serios indicios apuntando a que en esas mal llamadas “Limpiezas sociales” participaron activamente miembros de la fuerza pública.

En la década de los noventa  la mal llamada “limpieza social” cogió  más fuerza debido a la guerra del cartel de Medellín, con Pablo Escobar a la cabeza, en contra del Estado, el cartel de Cali y antiguos socios.

En esa época de bombas, masacres, desapariciones, hicieron aparición los “Pepes” (Perseguidos de Pablo Escobar) una creación del Estado, para combatir al llamado “patrón del narcotráfico” en ese monstruo de siete cabezas, participaban paramilitares, narcos, policías, militares, entre otros.

Los llamados “Pepes” sirvieron a los intereses de muchas “personas de bien”  asesinando, masacrando y desapareciendo gente cercana a, Pablo Escobar Gaviria, sin embargo, hay episodios ocultos en esta guerra, los cuales demostrarían que, este engendro paraestatal, sirvió para eliminar y despojar a otro tipo de personas, las cuales estaban totalmente alejadas de uno u otro bando.

 En los noventa, también un sector “oscuro” de la Policía Nacional, activo un grupo sicarial uniformado, para responder a los asesinatos de policías, cuyas muertes en ese entonces, eran pagadas, por Pablo Escobar, la orden de estos asesinos uniformados era “Por cada policía muerto, no menos de diez jóvenes deberían  morir”.

La masacre de nueve de niños y jóvenes, ocurrida el 15 de noviembre de 1992, en el barrio Villatina de la Comuna 8, es el ejemplo de la operatividad de este grupo de asesinos.

El resultado no podría ser menos cruel y nefasto para Medellín, más de 700 policías asesinados al igual que miles de jóvenes, habitantes de las Comunas de la ciudad, los cuales en la mayoría de los casos fueron víctimas inocentes de las balas disparadas, desde los «carros cascones» (vehículos en los que se transportaban los sicarios uniformados).

También los grupos de milicias urbanas independientes o articulados a las guerrillas, aplicaron esta modalidad, ellos en muchos casos, cumplieron el papel de “limpiadores sociales”.

Posteriormente hacen su aparición grupos como “MAJACA” (Muerte a Jaladores de Carros) la Cooperativa “COOSERCOM” (Cooperativa de Servicios Comunitarios) conformada por ex milicianos armados y uniformados que venían del llamado  “Acuerdo por la Convivencia ciudadana”  firmado en el año 1994.

Después del nefasto experimento de para-policías, llamado “COOSERCOM” surgieron  las Asociaciones “CONVIVIR”, grupos “semilegales” que al día de hoy, siguen operando  en la Comuna 10, de la ciudad, dedicados a “limpiar”.

Esta práctica criminal, continúo en la década del 2000, donde sus mayores exponentes fueron los paramilitares y sus aliados de la institucionalidad, quienes antes y después de la “desmovilización parcial” iniciada a finales del 2003, de los bloques urbanos BCN (Bloque Cacique Nutibara) y culminada en el 2005, con el BHG (Bloque Héroes de Granada) y la “Oficina de Envigado” se dedicaron a la “limpieza” de sus territorios, de personas no “afines” al proyecto de dominación paraestatal.

 La mano de un sector de la institucionalidad también “ayudo” a limpiar, tal y como lo demuestran, la alianza paraestatal “Operación Orión” (léase Proyecto Orión, el cual estaba encaminado a “sembrar” de paramilitarismo a Medellín) iniciada el 16 de octubre y que se extendió  durante meses, hasta cuando Diego Fernando Murillo Bejarano, alias “Don Berna” declaro a Medellín y al resto del  Valle de Aburrá, dominio de la estructura paramafiosa que él dirigía.

Más de 300 personas enterradas en la “Escombrera”  de la Comuna 13, son testigos mudos de esta “Limpieza social” los cuales fueron torturados, asesinados y desaparecidos bajo toneladas de escombro,  “supuestamente” por ser “afines” a la insurgencia, esta gran mentira sirvió para justificar todas las atrocidades realizadas por miembros de la institucionalidad en alianza con los paramilitares y la mafia.

Otro hecho, mostró  los alcances  de esta alianza paraestatal y evidencio la mal llamada “Limpieza social” fue el ocurrido el 29 de mayo de 2009, donde el Mayor Manrique, comandante de la Estación de la Policía, en el Municipio de Itagüí, Antioquia,  en compañía de otros uniformados, ayudaron al secuestro y posterior desaparición de cuatro personas, entre ellas, la del criminal conocido como alias “28” y tres mujeres.

En la actualidad,  la mal llamada “Limpieza social” se sigue aplicando en la ciudad de Medellín, una parte la realizan, las 35 agrupaciones “Convivir” siendo ellas la “Mano oscura” de un sector de “Personas de bien” quienes no desean ver el Centro de la Comuna 10, afeado por personas “indeseables” igual lo hace alias “Don Omar” ex sargento de la policía, considerado el patrón del microtráfico en esta zona; sobre este siniestro personaje, recaen serios indicios de estar involucrado en el descuartizamiento de varias personas.

La  otra parte de la mal llamada “Limpieza social” la vienen ejerciendo la  “Oficina del Valle de Aburrá” y los mal llamados “Urabeños” quienes se han “convertido” según ellos,  en los adalides de las buenas costumbres, la moral, la ética, la convivencia, la seguridad y la protección de bienes, entre otras cosas, en Medellín, y el resto del Área Metropolitana.

A través de 350 bandas (solo en Medellín) que trabajan bajo sus órdenes, han impartido instrucciones para asesinar a los “indeseables” sean estos rebeldes a sus órdenes, ladrones, posibles violadores, deudores, entre otros; esto lo están haciendo a partir de la firma del Pacto del Fusil, realizado el 14 de julio de 2013 ( no quiere decir esto, que antes no “limpiaran”) para que estos asesinatos, sirvan de escarnio público y demostración de poder en los territorios controlados.

El mensaje es claro y contundente al realizar estos crímenes, no permitirán que nada ni nadie les quite su “trabajo” cotidiano, el cual consiste en: “Vacunar” matar, desaparecer, violar, golpear, torturar, desmembrar, reclutar menores de edad, volver adictos a niñas y niñas a las drogas y prostituirlos.

Por eso cuando la Institucionalidad dice que la modalidad empleada en los tres asesinatos ocurridos en dos semanas, son una “Técnica para desviar las investigaciones” y “Casos aislados” nos damos cuenta, primero, la Institucionalidad, no conoce la historia de la ciudad, segundo, esta pifiada en inteligencia, tercero, pareciera ser ella, la que ayuda a desviar las investigaciones.

Es inminente que la mal llamada “Limpieza social” arrecie en Medellín y el resto del Área Metropolitana, por medio de esta modalidad criminal y violenta, se justificaran muchas de las muertes, ya que “Si lo mataron, era porque debía algo” y  más aún, si al lado del muerto, aparece el cartel, indicando que lo mataron por, “Violador”, “Rata”, “Puta” “marica”, “guerrillero” o “Mal vecino”.

Aanalisisurbano.com.co /09/11/2013

 

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