Para que en Colombia haya una paz estable y duradera faltaría, entre otros aspectos, la disminución de la brecha económica, una mayor inversión en seguridad social y salud, un sistema de educación de mejor calidad y cobertura, más oferta cultural para los sectores vulnerables, vías de acceso para el campo colombiano, mayor cobertura en los servicios públicos y que los dineros públicos no sean malversados en las esferas políticas nacionales, regionales y locales.
Sin embargo, cada esfuerzo que vaya nutriendo esa construcción de paz siempre debe de ser valorado. Es el caso de los diálogos ente el Gobierno nacional y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), iniciados en febrero y que pretenden ponerle fin a un conflicto que, al igual que las FARC, cumple ya más de medio siglo.
Este proceso de paz no ha tenido tanto eco ni ha estado tan presente en la palestra pública como lo estuvieron siempre las negociaciones en La Habana, en medio de críticas, apoyo y solidaridad en general. Pareciera que lo acordado con las FARC todavía nos tiene aturdidos. No lo hemos podido asimilar y la sociedad colombiana no ha identificado los avances que ha traído consigo.
Es por esto que la atención no ha sido dirigida hacia Quito. Solo se identifican los bombazos de esta guerrilla o los secuestros que ejecutan. No hay preocupación por la agenda ni por cuáles han sido los avances. Todo es hermético y estático. Parece que nos cuesta hasta interiorizar la paz.
Por eso repasemos un poco la historia del ELN.
De un viaje de seis estudiantes colombianos a Cuba, becados por el gobierno de Fidel Castro, nace la Brigada Proliberación José Antonio Galán. Al regresar estos jóvenes al país, inician una operación en el Magdalena Medio con el objetivo de llevar a la praxis política el ideario de esta organización. Nace entonces, el 4 de julio de 1964, en Barrancabermeja (Santander), el Ejército de Liberación Nacional. Pero fue hasta la toma de Simacota, el 7 de enero de 1965, cuando se dio a conocer el Manifiesto de Simacota, y con este, la propuesta política del nuevo grupo subversivo.
De inspiración cubana, proguerra de guerrillas, el ELN es, después de las FARC, la guerrilla más antigua del país, la más numerosa y la que ha sido más influyente en el trascender de la historia del conflicto armado en Colombia.
Como referentes se resaltan los curas Manuel Pérez y Camilo Torres Restrepo, este último pilar de la teología de la liberación nacional en Latinoamérica. A diferencia de las FARC, los llamados «elenos» se han caracterizado por tener una fuerte presencia urbana y una línea ideológica muy marcada en sus bases. Sus territorios históricos de operaciones han sido el sur de Bolívar, Arauca, Chocó y parte del departamento de Nariño.
Su dirigencia está encabezada por el Comando Central, integrado por cinco comandantes que se reparten las funciones políticas, militares, financieras e internacionales de la agrupación.
Actualmente están negociando una salida política al conflicto armado con el gobierno del presidente Juan Manuel Santos, en Quito (Ecuador). Los puntos en dialogo son: Participación de la sociedad, Democracia para la paz, Víctimas, Transformaciones para paz, Seguridad para la paz y dejación de las armas y Garantías para el ejercicio de la acción política.
El martes 22 de agosto, el jefe del equipo negociador del ELN, Pablo Beltrán, informó sobre la voluntad por parte de esta guerrilla de entrar en un cese bilateral al fuego y las hostilidades con motivo de la visita del Papa Francisco.
En respuesta a la petición de un cese de hostilidades entre las partes en confrontación, realizada en Quito por la Federación Internacional de Prensa, Beltrán manifestó: «Es la primera vez que en el ELN hay un consenso interno completo para pactar un cese bilateral de fuego, el ELN nunca ha hecho esto. Esa es nuestra apuesta, cuenten con eso para que ambas partes nos comprometamos a que se rebaje la intensidad del conflicto y este se constituya en un alivio humanitario».
El Gobierno nacional debe de ser consciente de que una paz a medias no es viable para un país que pretende superar más de medio siglo de conflicto armado. La invitación también es para ellos. Para que se sumen a esta propuesta de cese bilateral al fuego, el que ojalá no fuera solo por un tiempo determinado, sino que pueda prolongarse durante las negociaciones. Porque hasta que no cerremos un pacto con los elenos, no vamos a superar esos rezagos de la guerra fría y del mundo bipolar.
Fuentes:
http://www.rcnradio.com/nacional/eln-asegura-consenso-interno-cese-bilateral-fuego-hostilidades