Ginebra, 11 de marzo de 2025.- La reciente ola de violencia en la costa siria, que dejó más de un millar de muertes según observadores, incluyó en muchos casos «ejecuciones sumarias» de base «sectaria» por parte de elementos afiliados al caído régimen de Bachar al Asad pero también por otros que apoyan a las autoridades de la transición, indicó este martes la Oficina de la ONU para los Derechos Humanos.
«En algunos casos familias enteras, incluyendo mujeres, niños y personas no combatientes, fueron asesinados en ataques que se dirigieron particularmente contra ciudades y poblaciones alauitas» (rama del islam chií que profesa la familia de Al Asad), indicó en rueda de prensa el portavoz de la Oficina Thameen Al-Kheetan.
La fuente agregó que la oficina que dirige el alto comisionado Volker Türk ha verificado por ahora la muerte de 111 personas (90 hombres, 18 mujeres, un niño y dos niñas), aunque otras organizaciones, como el observatorio Sirio de Derechos Humanos, elevaron este martes la cifra de víctimas a 1.093.
«De acuerdo con muchos testimonios recogidos por nuestra oficina, los perpetradores de los crímenes fueron casa por casa preguntando a los residentes si eran alauitas o sunníes antes de decidir si los asesinaban o no. Algunos supervivientes nos contaron que mataron a muchos hombres frente a sus familias», afirmó Al-Kheetan.
El portavoz agregó que los días 6 y 7 de marzo personas armadas supuestamente afiliadas a las antiguas fuerzas de Al Asad irrumpieron en hospitales de Latakia, Tartús y Baniyas, donde se enfrentaron a fuerzas afines a las actuales autoridades, causando decenas de víctimas que incluyeron pacientes, médicos y estudiantes de medicina.
«Otros abusos denunciados en los últimos días han incluido saqueos de domicilios y tiendas por parte de personas anónimas que se aprovecharon del caos», agregó Al-Kheetan, quien subrayó que muchos civiles han huido de la violencia a zonas rurales y otros se han registrado en la base aérea cercana que controla Rusia.
La fuente expresó la preocupación de la oficina de la ONU por los discursos de odio y la desinformación que circulan al respecto de estos hechos en las redes sociales, «lo que podría aumentar las tensiones y dañar la cohesión social en el país».
El alto comisionado Türk urgió que los responsables de estos crímenes respondan ante la justicia, y ha dado la bienvenida a la apertura de investigaciones sobre estos sucesos por parte de las autoridades de transición.
«Todos los responsables deben rendir cuentas, independientemente de su afiliación», subrayó.
Las fuerzas sirias iniciaron el pasado jueves 6 de marzo una operación contra milicianos alauitas en las provincias costeras de Latakia y Tartús en respuesta a una emboscada y ataques a gran escala contra efectivos militares, algo que provocó una oleada de violencia sin precedentes desde la caída del expresidente el 8 de diciembre.
EFE