Niamey, 14 may – Los ataques perpetrados por los grupos armados en la frontera de Níger con Nigeria contra la población civil «degradaron considerablemente» la situación humanitaria en la región de Maradi (sureste de Níger), denunció hoy la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas (OCHA, por sus siglas en inglés).
El organismo subrayó en un informe emitido hoy que el clima de inseguridad obligó a 106.227 personas (entre refugiados nigerianos y desplazados nigerinos internos) a huir de sus localidades para instalarse en zonas más seguras en la región de Maradi.
«En abril de este año, la OCHA censó a 81.086 refugiados nigerianos, entre los cuales había 12.080 personas que llegaron al país desde principios del año, y 70.000 el 31 de diciembre de 2020. Esta situación puede hundir la región en una precariedad sin precedentes ante el aumento de las necesidades multisectoriales», alerta el informe.
La misma fuente deploró que muchas familias han sido desposeídas de sus medios de subsistencia tras numerosas incursiones de los grupos armados, que además de robos cometieron asesinatos, violaciones sexuales y violencia en las regiones de Madarounfa y Guidan-Roumdji, fronterizas con Nigeria.
El informe también insistió en «las necesidades cada vez más crecientes» que tienen los refugiados y desplazados de «alimentos, agua, higiene, así como de los servicios de salud, educación y protección».
Para OCHA, las limitaciones que sufren estas personas de acceso a estos servicios constituyen factores adicionales que agravan la vulnerabilidad de estas familias.
«Entre enero y marzo de 2021, un total de 328.725 personas en la región de Maradi enfrentan una inseguridad alimentaria, lo que constituye el triple de las personas que sufrían la misma situación en el período precedente entre octubre y diciembre de 2020. Las familias recurren a unas alternativas de supervivencia que tienen consecuencias negativas sobre su situación alimentaria», alertó el organismo.
EFE