La ONU aumentó este jueves de 2.000 a 6.700 millones de dólares su solicitud de fondos para apoyar a países pobres a responder al coronavirus y advirtió a las potencias de que, si no ayudan a estas naciones, se sufrirán las consecuencias durante años.
«A menos que actuemos ahora, tenemos que prepararnos para un aumento significativo de los conflictos, el hambre y la pobreza. El espectro de múltiples hambrunas está al acecho», avisó el jefe humanitario de Naciones Unidas, Mark Lowcock, en un comunicado.
Lowcock recordó que, aunque la pandemia está afectando a todos, los «efectos más devastadoras y desestabilizadores se harán sentir en los países más pobres del mundo», que ya están sufriendo por la caída de las exportaciones, de las remesas y del turismo.
«Si no apoyamos a los más pobres, especialmente a mujeres, niñas y otros grupos vulnerables, mientras combaten la pandemia y el impacto de la recesión global, vamos a afrontar efectos colaterales por muchos años. Eso será aún más doloroso y mucho más caro para todos», defendió.
«Urjo a los donantes a actuar tanto en solidaridad como por su propio interés y a ofrecer respuestas proporcionales a la escala del problema al que nos enfrentamos», insistió.
La ONU, que el pasado 25 de marzo había solicitado a los donantes 2.000 millones de dólares para ayudar a un primer grupo de países vulnerables -entre ellos Venezuela y Colombia-, aumentó hasta 6.700 millones esa cantidad, incorporando a otros nueve Estados que incluyen a Pakistán, Filipinas y varias naciones africanas.
Hasta ahora, la organización ha recibido unos 1.000 millones que ha utilizado, entre otras cosas, para mejorar la higiene en campos de refugiados, distribuir mascarillas, equipos para pruebas del coronavirus y otros materiales a varios países, crear centros logísticos para transportar por vía aérea suministros y formar a 1,7 millones de personas, incluidos sanitarios, para identificar el virus y tomar precauciones.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que el pico de la pandemia aún tardará entre tres y seis meses en llegar a los países más pobres y cree que en esas zonas probablemente se está produciendo ya un importante transmisión del virus sin detectar, dada la poca capacidad de los sistemas de salud y laboratorios.
Además, las medidas de confinamiento están complicando la prestación de otros servicios sanitarios clave como vacunaciones y servicios de salud sexual y reproductiva, apuntó en la nota el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Además, el hambre es otro gran riesgo, pues de forma cotidiana casi 100 millones de personas dependen de ayuda exterior para comer. «A menos que podamos mantener esas operaciones esenciales, a la pandemia sanitaria le seguirá pronto una pandemia de hambre», avisó el jefe del Programa Mundial de Alimentos, David Beasley.
EFE