Ginebra, 7 de septiembre de 2022.- La Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR)se unieron hoy a las llamadas a la comunidad internacional para que combata la hambruna que amenaza con asolar Somalia este otoño, que podría ser peor que la que en 2011 mató a 260.000 personas.
«Podemos evitar esa hambruna si los países miembros toman partido», destacó en rueda de prensa en Ginebra el responsable de ACNUR en Somalia, Magatte Guisse, quien señaló que los dos años de sequía que sufre ese país y otras zonas del Cuerno de África han causado más de un millón de desplazados.
Simultáneamente, el director general de la OMS, el etíope Tedros Adhanom Ghebreyesus, subrayó en otra rueda de prensa la urgencia de aumentar la ayuda a la región en un momento en el que «millones de personas en Somalia corren peligro de hambruna extrema y posiblemente muchos han muerto ya de hambre».
«Somalia y sus vecinos en el Cuerno de África necesitan la ayuda del mundo, y la necesitan ya», añadió.
El país encara una probable quinta temporada consecutiva de lluvias fallida, lo que unido a los conflictos y al aumento de los precios internacionales de los cereales por la guerra de Ucrania hace temer que se declare una situación de hambruna especialmente en la región de Bay, en el sur del país.
El representante de ACNUR en Etiopía, Mamadu Dian Balde, relató también en rueda de prensa que muchos de los somalíes refugiados en el país vecino a causa de esta sequía han visto en los últimos tiempos reducida a la mitad la ayuda humanitaria que reciben en forma de alimentos.
La portavoz de ACNUR Olga Sarrado recordó que ACNUR ha solicitado a la comunidad internacional 40,6 millones de dólares para financiar sus operaciones de asistencia en Somalia, Etiopía y Kenia este año, pero que por ahora sólo han recibido un 32 por ciento de este monto.
Sarrado recordó también el creciente impacto del cambio climático, que aumenta la frecuencia de las catástrofes generales, en los desplazamientos forzados, ya que un 80 por ciento de las personas que deben dejar sus hogares por conflictos viven en zonas que además se consideran altamente vulnerables al calentamiento global.
EFE