Naciones Unidas, 22 de marzo de 2022.- La ONU y varios miembros de su Consejo de Seguridad expresaron este martes su preocupación por la alta tensión entre israelíes y palestinos justo cuando se acercan las fiestas religiosas e instaron a evitar un nuevo ciclo de violencia.
«En poco más de una semana, con el comienzo del Ramadán, miles de musulmanes irán a rezar a los lugares sagrados de Jerusalén, con los fieles judíos y cristianos poco después para celebrar el Pésaj y la Pascua en abril. Este debería ser un tiempo para la reflexión, el rezo y la celebración pacífica para todas las religiones. Deben evitarse las provocaciones», dijo el enviado de Naciones Unidas, Tor Wennesland.
El responsable de la ONU para Oriente Medio urgió a todos los bandos a trabajar para garantizar la calma y se mostró muy preocupado porque esta época sensible llega en un momento de fuertes tensiones azuzadas por líderes tanto israelíes como palestinos.
«Los actos de terrorismo, violencia e incitación deben ser condenados clara e inequívocamente por todos. Los funcionarios de todos los bandos tienen la responsabilidad de evitar cualquier acción que pueda aumentar las tensiones», señaló Wennesland.
Mientras se celebraba la reunión, llegaban de Israel noticias sobre un presunto ataque terrorista en la ciudad de Beersheva, en el sur del país, en el que murieron cuatro personas y que, según algunas fuentes, habría sido cometido por un beduino de la zona con ciudadanía israelí que apoyaría al Estado Islámico.
Los movimientos palestinos islamistas Hamás y Yihad Islámica, con fuerte presencia en Gaza, elogiaron el ataque, aunque ninguno de los dos grupos reclamó su autoría.
Al igual que la ONU, varios miembros del Consejo de Seguridad avisaron del peligro de la situación actual, con Francia por ejemplo advirtiendo del riesgo de un «deterioro brutal de la situación» y de una nueva escalada de la violencia.
París dio la bienvenida a las medidas para rebajar la tensión tomadas por Israel -que ha decidido paralizar las demoliciones de edificios palestinos durante el Ramadán-, pero recalcó que los desahucios y demoliciones deben terminarse de forma permanente.
El embajador francés, Nicolas de Rivière, pidió además un respeto estricto del statu quo sobre los lugares sagrados de Jerusalén y un uso «proporcionado de la fuerza», así como el fin de la expansión de los asentamientos.
La cuestión de las colonias israelíes, precisamente, centró buena parte del debate celebrado hoy en el Consejo de Seguridad, que revisa periódicamente la aplicación de la resolución 2334, con la que este órgano exigió en 2016 el cese de la expansión de los asentamientos.
La ONU confirmó hoy que Israel sigue haciendo caso omiso de aquel llamamiento y en los últimos meses ha autorizado varios proyectos de construcción en territorios ocupados, que son ilegales bajo la legislación internacional.
Según Wennesland, la expansión de los asentamientos sigue alimentando la violencia, refuerza la ocupación y mina el derecho de los palestinos a la libre determinación y a un Estado independiente.
En total, unos 670.000 israelíes viven actualmente en asentamientos ilegales en Cisjordania, incluido Jerusalén Este, según datos de Naciones Unidas.
EFE