Naciones Unidas, 15 marzo.- El jefe de la ONU, António Guterres, se declaró este lunes “horrorizado” por la represión violenta de las protestas que está llevando a cabo el Ejército birmano y urgió a la comunidad internacional a actuar para detenerla.
“Los asesinatos de manifestantes, los arrestos arbitrarios y las informaciones de tortura de prisioneros violan derechos humanos fundamentales y desafían claramente los llamamientos del Consejo de Seguridad a la moderación, el diálogo y el retorno a la vía democrática en Birmania”, señaló Guterres a través de su portavoz, Stéphane Dujarric.
En una breve nota, Dujarric dijo que el secretario general de la ONU “urge a la comunidad internacional a trabajar colectiva y bilateralmente para ayudar a poner fin a la represión por parte de los militares”.
Además, Guterres volvió a pedir a la junta birmana, que se hizo con el poder el mes pasado en un golpe de Estado, que permita una visita de la enviada especial de la ONU, Christine Schraner, como una forma de calmar la situación y crear condiciones para el “diálogo y el retorno a la democracia”.
La reacción de Naciones Unidas llega después de un nuevo recrudecimiento de la represión de las manifestaciones, en las que ya han muerto al menos al menos 126 manifestantes por los disparos de la policía y los soldados.
Este lunes, en una nueva jornada de protestas, fallecieron al menos otras tres personas, tras un sangriento fin de semana con al menos 59 muertos solo en Rangún y decenas en otros puntos del país.
Los disturbios del fin de semana hicieron que la junta militar de Birmania anunciara este lunes la extensión de la ley marcial a varias zonas industriales y densamente pobladas de Rangún y Mandalay.
Las protestas en Birmania rechazan el poder de la junta militar y exigen el regreso a la democracia, el respeto de los resultados de las elecciones de noviembre y la liberación de todos los detenidos por los militares, entre ellos la depuesta líder del gobierno, Aung San Suu Kyi.